lunes, 31 de octubre de 2016

Cenizas con polémica


Mucho es el revuelo montado con la instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Iglesia Católica (el antiguo Santo Oficio, o sea, la Inquisición con nuevos nombres) que ha firmado el Papa Francisco, que prohíbe esparcir las cenizas del difunto, tras la cremación, llevárselas a casa, o emplearlas para hacer joyas (algo que se ha puesto de moda recientemente: fabricar "diamantes", con las cenizas, transformadas en carbono). No entiendo la polémica. Me parece lógica la medida, coherente con su doctrina.

Los cristianos creen en la resurrección, concretamente en la resurrección en cuerpo y alma. Algo que tomaron del judaísmo (aunque no todos los judíos lo aceptan), que seguramente fue una adaptación de los mitos egipcios. Los antiguos egipcios momificaban los cadáveres (los que tenían medios para hacerlo, claro) para que estuviesen disponibles en el momento de la vuelta a la vida, y los enterraban. Otras religiones, aunque crean en la vuelta a la vida, no creen que el espíritu vuelva al mismo cuerpo, algo lógico, pues éste se descompone de forma natural, por esos algunas practican la cremación, como forma de separar el cuerpo muerto del espíritu o alma inmortal. El cristianismo, al concebir la resurrección como vuelta a la vida de ambas supuestas partes del ser humano, prohibió las cremaciones, algo pagano, que impedían esa resurrección. Por eso se inclinó desde los primeros tiempos por la inhumación, a imagen y semejanza de lo que se decía que le sucedió a Jesús, que murió y fue depositado en una tumba, y luego resucitó al tercer día, en cuerpo y alma, dejando vacío el sepulcro.

Siglos después, la Iglesia a tenido que ceder ante el empuje de las incineraciones, una moda que se ha extendido por ser menos costosas, un procedimiento más higiénico y algo que evita los excesivos crecimientos de los cementerios, con el coste que eso supone. Ya lo comenté hace años en una entrada relacionada con estas fechas de fines de octubre y principios de noviembre. En algunos sitios, incluso, entidades cristianas, como son las cofradías, hacían negocio con la instalación de columbarios en sus sedes, donde depositar las cenizas del cofrade difunto. Una paradoja, dije entonces. 


Pero el auge de incineración también lo es por otros motivos: el deseo de los difuntos de descansar en su parcela campestre bajo su planta preferida, en las aguas de los ríos que vieron en la niñez, junto al mar en que se bañaron toda su vida, o por no creer en la dichosa resurrección. Eso ha movido a los "inquisidores" a promulgar esta instrucción, para evitar cualquier "malentendido panteísta, naturalista o nihilista". Los clérigos no quieren mezclarse con ceremonias paganas, descreídas o poéticas. Y prefieren que, si se escoge la cremación, las cenizas vayan al cementerio católico, o a las iglesias, para que no se escapen de su control (hay muchos cementerios gestionados por la Iglesia, que son fuente de ingresos considerables e inevitables). Es lógico entonces, que si no es así, se nieguen a oficiar el funeral católico ¿Qué sentido tiene que se realice este rito si quien quiere que sus cenizas se esparzan, por ejemplo, en el mar, es porque no cree en esa resurrección tal como la concibe la Iglesia?

Por eso digo que no hay razón para la polémica. Quienes no crean en la resurrección y prefieran la incineración, que no pidan que sus deudos les recen plegarias, comulguen, lean la Biblia, entonen el Kyrie eleison y otros cantos gregorianos en la misa de réquiem, ni sus restos reciban bendiciones sacerdotales. Que lleven sus restos al crematorio y, si quieren, que realicen las ceremonias (no cristianas) que les apetezca luego con las cenizas. Yo mismo prefiero la incineración, como la hacían los antiguos germanos, con mis preciadas pertenencias (incluida la espada): 


"Entonces él (Odín) estableció por ley que todos los varones muertos debían ser incinerados, y sus pertenencias puestas sobre la pira, y las cenizas lanzadas al mar o enterradas. Así, dijo él, todos vendrán a Valhalla con las riquezas que portara consigo en la pira; y disfrutaría cuanto él hubiera enterrado. Un montículo se levantará en memoria de los hombres trascendentes y para todos los guerreros que se han distinguido por su virilidad se erigirá un monolito; costumbre que perduró mucho después de la era de Odin." (Ynglinga Saga)

Así que no me molesta lo más mínimo la instrucción del Papa Francisco. Como no debería molestar a nadie que no crea en lo mismo que estos sacerdotes. No hay motivo para la polémica, aunque sea en un día como hoy, 31 de octubre, Samhain, en la noche en que se cree que los muertos vuelven a nosotros. Hoy solo hablaré de estos muertos, que de otros "muertos vivientes" (Pedro Sánchez y compañía) ya lo haré mañana.

jueves, 27 de octubre de 2016

Rafael Sarazá y mi familia materna


Ayer falleció el abogado cordobés Rafael Sarazá. Un abogado de prestigio, que se ganó el cariño de los represaliados políticos y sindicales durante el Franquismo, por defenderles en numerosas causas. Fue concejal en el ayuntamiento de Córdoba desde 1979 a 1981 por el Partido Comunista y luego miembro del Consejo General del Poder Judicial, a propuesta de IU, desde 1994 a 1998. Además casi toda su vida se dedicó al Derecho Penal y la defensa de los derechos humanos, compartiendo bufete con otro histórico luchador comunista, y abogado laboralista, Filomeno Aparacio. Sarazá fue uno de los fundadores del Círculo Cultural Juan XXIII, una institución cultural cordobesa, fundada por intelectuales católicos, que representó un papel fundamental en los últimos años del Franquismo y primeros de la Transición, dando acogida y voz a los nuevos movimientos políticos y sus miembros. 


Pero, además del pésame por la pérdida de este hombre, un motivo más me mueve a escribir. Ayer, en la edición digital de Diario Córdoba, al dar la noticia, se ilustraba con una foto, donde Rafael Sarazá posaba micrófono en mano pronunciando unas palabras. Foto que me he permitido incluir en esta entrada. Esa imagen pertenece a uno de los muchos actos en que participó en los últimos años de su vida. Concretamente es de uno de los tradicionales "peroles" (como se dice en Córdoba a la celebración, principalmente con un arroz, de una fiesta campestre con familia y amigos) que se organizan en el Barrio de la Fuensanta, donde vivía Sarazá, cada 12 de octubre. Lo sé porque, al ver la foto me llevé una sorpresa: los que se ven al fondo de la imagen son familiares míos. Concretamente mi tía Ascensión, hermana de mi madre, su marido, mi tío Mariano, y, a su lado, mi primo Antonio (hijo de mi tío Curro) y Toñi, su mujer.


El tío Mariano trabajaba en el mantenimiento de las carreteras, por eso vivieron varios años en una casa de peones camineros en la barriada de Los Mochos, en Almodóvar del Río. Luego se fueron a Córdoba. Mi tía Ascensión vivía en la zona conocida como "el santuario", en La Fuensanta. Y más de un año nos invitaron a ese arroz que ellos organizaban con los vecinos, como otros que también preparan el suyo bajo las carpas que instala el ayuntamiento en el solar que hay junto a sus viviendas. Una hija de ellos, Sensi, también vive en el mismo bloque y nos ha llamado varias veces para compartir la comida con ellos y otros familiares y amigos del barrio. En 2013 estuvimos allí y nos hicimos unas fotos en el mismo lugar donde se registró la imagen que publicaba el Diario Córdoba. Entonces Rafael Sarazá nos dedicó también unas palabras, ya que estuvo muy volcado con el movimiento ciudadano y las asociaciones de vecinos, como la que organizaba el acto y la celebración.


Mis tíos Ascensión y Mariano, y sus hijas, estuvieron muy pendientes de mi madre en sus últimos años de vida. Algo normal,  ya que otros hermanos de mi madre ya habían fallecido, y la otra hermana, Belén, vive en Fuenlabrada (Madrid). Por eso les tengo un especial cariño. Ambos fallecieron no hace mucho. Ascensión murió en noviembre de 2014, y Mariano, no mucho tiempo después, algo no infrecuente en los matrimonios que han compartido muchos años juntos. Fue en el funeral de mi tío Mariano, en la iglesia de la Fuensanta, donde por última vez vi a Rafael Sarazá, que como católico y buen vecino, acudió al sepelio de mi tío también. Ya se le veía muy mayor y débil. Como buenos vecinos compartieron muchas vivencias en el barrio. Y hoy me ha servido la noticia para dedicarle un cariñoso recuerdo a estos mis familiares.

martes, 25 de octubre de 2016

La invasión de las alúas


Cuando volvía del trabajo esta tarde, una multitud de insectos cubrió el paisaje urbano. Los había por los suelos, por encima de los coches, volando... Tuve que sacudirme la ropa, ya que se habían posado en mí también y revoloteaban a mi alrededor de forma molesta. La gente estaba pendiente de la plaga. Eran alúas, esas hormigas aladas, que vemos algunas veces.


Habían invadido el terreno. Mi mujer, subió a la azotea a por la ropa tendida, pues las nubes amenazaban lluvia, y se encontró la ropa, no cubierta de agua, sino de esas hormigas. Las vecinas del bloque también comentaban el caso por el pasillo, quejándose de semejante multitud de bichos. De forma sorprendente y en pocos minutos lo habían cubierto todo y penetrado hasta en las viviendas. 


No es raro. Estamos en otoño y durante el fin de semana las fuertes lluvias han sido las protagonistas, provocando inundaciones y hasta algún fallecido. En Palma hemos tenido más de 100 litros por metro cuadrado en estos días, casi todo lo que ha llovido este mes. Y el frío se esfumó con la lluvia. Así que, al salir el sol, las hormigas han emprendido vuelo en busca de nuevos nidos y para aparearse, el llamado vuelo nupcial. Los machos morirán, y las reinas, tras arrancarse las alas, pondrán los huevos en el nuevo hormiguero. Es un ciclo anual que permite la perpetuación de la especie.


En este momento es cuando las hormigas tienen alas, de ahí el nombre con el que se le conoce en Andalucía: "alúas", seguramente de "aludas", con alas. Esas hormigas eran muy usadas antiguamente para cebo de las costillas, las trampas que se ponían para cazar pájaros, y comer luego "pajaritos fritos". Para muchos era un manjar exquisito, aunque a mí no me gustaban, cuando los preparaban en mi casa. Teníamos en casa costillas y cazábamos pájaros, pero no me era agradable la sensación de comer su poca carne junto con los huesos. 


Desde hace años está prohibida esta caza, y, por eso, en algunos sitios todavía se sirven "pajaritos fritos" en algunos bares para los amantes de su carne y lo de saltarse las normas. Seguro que más de uno se ha alegrado hoy con la invasión y las ha cazado para sus costillas. Espero que no hayan tenido suerte y que solo hayan servido de alimentos para pájaros que sigan volando después.

viernes, 21 de octubre de 2016

La foto del viernes: ciberataque masivo


Hace unos minutos intenté entrar en la página de Twitter. Imposible. La pantalla de mi PC muestra este mensaje. No se puede acceder. Luego me he encontrado con la noticia de que ha habido un ciberataque masivo contra empresas proveedoras de direcciones de internet, afectando a grandes compañías. Es el caso de Twitter, Spotify, eBay y otras webs. Internet es un mundo muy amplio, donde viven muchos, con diferentes intenciones, ya sea ofrecer información, diversión, entretenimiento y otras utilidades, o incluso cometer delitos. Algunos ataques de este tipo se hacen con la intención de obtener grandes sumas de dinero de forma ilegal y con alevosía. Afortunadamente no todas las webs se ven afectadas, debido a esa amplitud de servicios que presta esta enorme red, que permiten conectarnos en todo el mundo de forma rápida. Esperemos que pronto solucionen el problema y que los culpables sean localizados y castigados como se merecen. Hay gente pa´tó.

martes, 18 de octubre de 2016

Octavo aniversario


Amaneció el día lloviendo, y así se mantuvo toda la mañana. Una mañana ajetreada, llena de idas y venidas, a pesar de la lluvia, para atar los últimos cabos. Sobre las tres de la tarde, él se fue con su hermano menor y unos amigos a tomar unas cervezas. Había que relajarse. Por la tarde era el esperado acontecimiento. Dejó de llover. Mientras, ella preparaba sus cosas junto a sus hermanas, en casa de su madre: peluquería, maquillaje, el vestido, los accesorios... Había que seguir la tradición y el novio no podía ver a la novia hasta el momento solemne.

Cuando fueron a recogerles ya no llovía. Incluso el sol brilló por algún tiempo, sin nubes que le amedrentaran, antes de que fuese anocheciendo. Cuando llegaron a la puerta del ayuntamiento, nadie podía pensar que la lluvia habría podido aguarles la fiesta. Hacía un tiempo espléndido, una tarde hermosa y brillante. 

Subieron al salón de plenos y tomaron asiento. El oficiante de la ceremonia, hermano de ella, dirigió los rituales de rigor. Además, algunos familiares, amén del concejal delegado, ofrecieron unas emotivas palabras. Concluyó la ceremonia con la firmas en el acta, las fotos, y el arroz en la puerta, con una banda sonora de ruidosos fuegos artificiales, antes del convite que degustaron y disfrutaron hasta la madrugada.

Así terminó todo, ese relato de dos personas que habían decidido unir sus vidas ese día. O más bien empezó, comenzó otra parte de la historia. Una historia de ocho años en convivencia, de ayuda mutua, construyendo el futuro día a día, una historia de amor y felicidad, con sacrificios y alegrías, no exenta de inconvenientes, como todo en la vida, pero con balance muy positivo. Ese relato es nuestra historia, que tuvo su empujón con aquella ceremonia en que hicimos pública nuestra intención de vivir juntos, los dos, más el hijo que Ana aportaba. Cuando expresamos ante nuestros allegados nuestro deseo de formar nuestra familia. 

Fue un 18 de octubre, de 2008. El ocho me sigue a todas partes. Nací un 8 de noviembre, y hoy hace 8 años de aquel acto. Ese ocho que, si lo inclinamos, se convierte en el símbolo del infinito. Infinitos deseos de que esto dure... hasta el infinito.

domingo, 16 de octubre de 2016

Bob Dylan, tocando a las puertas del cielo


Eso parece. A Bob Dylan le acaban de otorgar el Premio Nobel de literatura, y una riada de opiniones, a favor y en contra, se ha producido desde entonces. Que si no es literatura lo que hace, que si se lo dan porque es judío, que es el mejor poeta del siglo XX... muchas opiniones. A mí Dylan, con una trayectoria tan larga como la suya, me merece diversas opiniones también respecto a su música. Algunas cosas me gustan (sus incursiones en el rock, por ejemplo, y las "letras combativas"), otras no (como sus canciones pop, como aquellas basadas en la Biblia, tras su conversión al catolicismo, que son de lo más ñoño). Cultiva diferentes géneros con habilidad, incluyendo el rock, el pop, y, por supuesto, el folk, ese género tradicional americano, con letras comprometidas, valientes, que nos impulsaban a conquistar un futuro mejor. Dicen que la poesía nació desde las canciones hace miles de años. Una forma de refinamiento de la música que entonces se practicaba. Recordemos los trovadores, o a aquellos autores griegos y romanos que seguro quisieron plasmar la melodía y el ritmo de la música que se interpretaba en templos y celebraciones populares, en textos propios para deleitar no solo la sensibilidad, sino también el entendimiento, creando normas de composición que se inspiraban en las cadencias musicales. En eso Dylan ha demostrado ser un maestro. Así que me parece bien que le den un premio así. No por ello estos galardones van a ganar más prestigio, pero, al menos, nos sonarán las letras escritas y premiadas, más que las de algunos sengaleses, coreanos u otros autores que nadie ha leído, salvo sus cuatro seguidores.

Bob Dylan ha rozado "las puertas del cielo", con este asombroso premio. Así que celebrémoslo con su tema de ese mismo nombre, "Knockin' on Heaven's Door", uno de sus temas para la banda sonora de la película del oeste de Sam Peckinpah, "Pat Garrett y Billy the Kid" (Par Garrett y Billy el niño, 1973), done hace su aparición como actor, además. Una de sus muy versionadas canciones, por cierto, en este caso por los Gun´s N´Roses. 



viernes, 14 de octubre de 2016

La foto del viernes: recuerdos de boda "Correosos"


Muchos se están acordando en estos días, en que ha empezado el juicio oral sobre el caso Gürtel, de aquella fastuosa boda de la hija de José María Aznar, en El Escorial. Una boda "principesca", como nos la presentaron entonces, en plena mayoría absoluta del entonces presidente del gobierno, donde asistió lo más chic del momento. Muchos de los invitados se sentaron en el banquillo de los acusados luego, por diversos casos (incluso invitados internacionales) y ahora también toman asiento en los bancos de la Audiencia Nacional (donde, en otra planta, se juzgan los protagonistas de las tarjetas black de Bankia, con algún que otro asistente a la boda). Hace tiempo dije que aquella boda se parecía al patio de Monipodio, el patio de los ladrones que aparecen en la novela Ronconete y Cortadillo, de Miguel de Cervantes. Y, por las declaraciones de Francisco Correa (otro de los ilustres invitados al enlace Agag-Aznar), cada vez estamos más seguros de que fue algo así. Comisiones a cambio de contratos públicos, dinero en Suiza, financiación ilegal del PP... Eso sí, una declaración bien pensada, con sospechosas exculpaciones (Rajoy) y acusaciones para otros, que dan que pensar en la búsqueda de ayudas "poderosas". Es tan amplio el arsenal inculpador que es imposible negar lo evidente, pero sospechamos que alguien ha sugerido que, ahora que parece que va a haber investidura en la presidencia del gobierno, las "manchas" no salpiquen ese nombramiento. Una declaración "correosa", por su dificultad de sostener en su totalidad, como por quien la efectúa (Francisco Correa). Como resultó "correosa" aquella boda donde nadie se cortó un pelo al presumir de influencias.

miércoles, 12 de octubre de 2016

12 de octubre, históricamente polémico


Hace 80 años Miguel de Unamuno tuvo que salir "escoltado" de la Universidad de Salamanca. Fue en un acto del "Día de la Raza" (una de las denominaciones de las celebraciones del 12 de octubre). Hubo discursos embravecidos con el inicio de la guerra civil, convirtiendo ese acto, que además coincidía con la apertura oficial del curso académico, en un mitin fascista, ensalzando "valores patrióticos", las nuevas ideologías nacionalistas y totalitarias, el pasado imperial, y el mismo golpe miliar. Unamuno, que estaba allí como rector, pronunció un discurso contrario a las "tesis" defendidas por los anteriores intervinientes. El general Millán-Astray, el fundador de la Legión, le interrumpió varias veces, gritando consignas políticas y el conocido "¡Viva la muerte!", queriendo intervenir. Unamuno le contestó, todavía más indignado. Algunas de esas frases fueron: 


«Acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!". Esto me suena lo mismo que "¡Muera la vida!". Y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Como ha sido proclamada en homenaje al último orador, entiendo que va dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de las masas. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como he dicho, que no tenga esta superioridad de espíritu es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor. El general Millán-Astray desea crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por eso quisiera una España mutilada (...)».


Millán-Astray volvió a interrumpir: «¡Muera la intelectualidad traidora! ¡Viva la muerte!». Y Unamuno expresó una de esas frases rotundas que le han hecho célebre: "Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho."


Unamuno había sido uno de los defensores de la República, pero, por la deriva que había tomado ésta, terminó defendiendo el alzamiento militar. Pronto comprendió su error, algo que expresó ese día en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Terminó saliendo de allí entre insultos y amenazas y luego fue depuesto de sus cargos. 


Hoy seguimos viviendo las consecuencias de las diferentes visiones que hay de España, o, incluso, de las pretensiones de dividirla y disolverla. No con métodos tan violentos como los que se sufrieron hace 80 años, afortunadamente, pero no menos polémicos. En un día como el de hoy, 12 de octubre, esas visiones provocan episodios de enfrentamientos entre españoles, de desacato judicial, de enaltecimiento de banderas (de unos o de otros, de colonizadores o de colonizados, de "unionistas" o de "nacionalistas disgregadores"), de himnos, y otros símbolos sin tener en cuenta a los propios ciudadanos, ni sus problemas. Hoy volvemos a cuestionarnos la "esencia" de España y las consecuencias de su acontecer histórico. Y, de nuevo, envueltos en polémicas. Si Unamuno siguiese vivo, seguro que volvería a sentirse decepcionado. 

lunes, 10 de octubre de 2016

Animalistas violentos


El mes de septiembre pasado estuve un fin de semana en Madrid. Visité muchas obras de arte de todo tipo (pictóricas, escultóricas, arquitectónicas, musicales, dramáticas...), en museos, en las calles, en sus plazas... un gran placer. También nos dimos de bruces con la protesta de quienes no comparten el gusto por el arte de la tauromaquia, exigiendo su abolición, en la Puerta del Sol, en un acto organizado por el partido PACMA. Cada uno puede defender sus ideales, sus gustos, sus modas, por supuesto, pero prohibir los que no coinciden con los suyos es cosa de totalitarios. Eso hicieron Franco, Hitler, Stalin y otros dictadores totalitarios, prohibir lo que no les gustaba. Y el totalitarismo es contrario a la libertad y los derechos humanos. Los manifestantes de ese acto pretenden que los demás vivamos según sus gustos y creencias. Creen que la vida animal es más valiosa que la del ser humano, a la luz de diversas reacciones que hemos visto en estos días. Como ocurrió cuando algunos de ellos se alegraron públicamente de la muerte de un torero (Víctor Barrio) cuando fue corneado por un toro en Teruel en julio pasado.

Estos animalistas en la manifestación de septiembre dejaron pancartas en las que llamaban asesinos a los que disfrutamos de la tauromaquia, calumniando a los que no comparten su sentido de la estética. No saben ni de crímenes ni de derechos, aunque hablen de derechos de los animales, pues éstos no pueden tener derechos, como las personas, ya que no pueden asumir obligaciones, la contrapartida de los derechos para convivir en sociedad. Solo hay asesinato cuando la víctima es una persona (homicidio) y además se produce con las conocidas circunstancias agravantes. Ni siquiera hacerlo en sentido simulado tiene sentido. Es hipócrita, como lo fueron los que asistieron a la convocatoria "en defensa del toro", y luego se fueron a comer hamburguesas, hechas con carne de ternera, por cierto. Como lo son esos anti-abortistas, que dicen defender la vida, y algunos luego ponen bombas en las clínicas donde se producen interrupciones voluntarias del embarazo.


Estos días ha vuelto la polémica por otra publicación violenta de una anti-taurina, seguida por otros correligionarios con insultos similares. Un niño, Adrián Hinojosa, que padece cáncer y que quiere ser torero de mayor, protagonizó una corrida benéfica para recaudar fondos para luchar contra un tipo de cáncer, el sarcoma de Ewing. La "animalista" publicó el comentario que decía: "Yo no voy a ser políticamente correcta. Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaaa! Adrián, vas a morir". Le deseaba la muerte. Muy edificante el ejemplo de la anti-taurina, muy defensora de la vida esta señora, que desea la muerte de un niño, porque no le gusta su vocación, su sentido estético. Prefiere la vida de una mascota, a la que dar derechos, y le niega el derecho a la vida al infante, un ser humano.

Los animalistas, con ejemplos como estos, demuestran lo insensato de su ideología. Y su totalitarismo. Mucho "cariñito" para los "animalitos", pero mucho desprecio de la vida humana. ¡Asco!

miércoles, 5 de octubre de 2016

Surreal técnico


Algunas veces la prosaica realidad se nos hace aburrida, insoportable. De joven, en el bachillerato, y antes en la escuela, tuvimos que aprender dibujo técnico. Mi profesora de diseño en el instituto me decía que no se me daba mal, e incluso le sorprendió que me inclinase por el diseño artístico en lugar del por el técnico. No tenía intención de estudiar una carrera de ciencias, así que no me interesaba. Alguna de las fichas de ejercicios, que teníamos que hacer en clase, se quedó sin completar, como ésta que enseño hoy. Más tarde me sirvió para dar rienda suelta a la imaginación, combinando técnica con creatividad. Así surgió este "Surreal técnico", mezcla de surrealismo con diseño científico. En estos días en que la realidad se hace tediosa por diversos motivos (la crisis del PSOE, las oposiciones a punto de examen, el trabajo intenso...), donde cuesta inspirarse y pergeñar mensajes que me satisfagan,  esas imágenes de la juventud se convierten en aire fresco.