viernes, 15 de febrero de 2008

Memoria histórica

No me he considerado nunca “guerrista” (aunque algunos, en otro tiempo hubieran pensado lo contrario). Es más Alfonso Guerra me han parecido anclado en una concepción anticuada del socialismo. Sin embargo hay apreciaciones suyas que comparto, como muchos otros socialistas. Hoy he oído en la Cadena SER una entrevista, que, entre otras cosas, ha hecho referencia a un tema delicado, y hasta hace poco de actualidad, la memoria histórica. Sostuvo "el derecho a reivindicar la memoria" de aquellas personas que tuvieron familiares afectados por "aquella barbarie", (el franquismo y la guerra civil) pero también resaltó que "trasladar eso a la vida política actual es un error".

Yo pienso lo mismo. Y esto lo explico brevemente, aunque necesitaría el espacio que el formato “blog” no me permite.

Hay que facilitar a las familias, que no pudieron enterrar dignamente a sus víctimas, la posibilidad de hacerlo ahora. De uno y otro bando. Incluso había que recoger los casos que no pudieron tener la reparación moral y económica que merecían, por defecto de las normas que ya, en la transición y posteriormente, intentaron hacerlo. Pero retrotraernos a aquellos tiempos para ver quién tuvo la razón en el enfrentamiento fraticida, no solo es inútil, sino injusto, y, además, peligroso, como se ha demostrado en el “debate” (más bien brutal enfrentamiento) que se ha suscitado durante el periodo de aprobación de la ley. No hacían falta esquelas, reproches de culpabilidad, acusaciones, revanchismos, nada de eso. Los dos bandos cometieron barbaridades y tenían sus “razones” (o sinrazones).

La transición y la democracia actual, si, para mí, tienen un grandísimo valor, es porque, por ejemplo, un hijo de un combatiente franquista puede ejercer ahora de político socialista durante muchos años, con toda normalidad. Este es mi caso. Yo no tengo que rendir cuentas por el proceder de mis ancestros. Ni se las voy a pedir a ellos (fallecidos) con carácter retroactivo. Eso para los historiadores. El futuro,como político, es lo que me importa.

Sólo viven (políticamente) del pasado los ultras de uno y otro extremo (los de izquierda, porque su ideal político murió enterrado en los cascotes del muro de Berlín y solo les queda reinventarse un "pasado glorioso" al que aferrarse como tabla para la supervivencia). Y para reparar las consecuencias del pasado (no los errores en sí mismos, que son ya irreparables, son historia) no era necesaria una ley. Guerra opina lo mismo, que si en vez de elaborar una ley se hubiera regulado mediante un decreto u orden ministerial "se habría evitado el enfrentamiento". Eso hubiera preferido también yo. Ahora confío en que entremos en razón y el desarrollo de la ley aprobada se haga de la mejor manera posible. Los españoles ya demostramos que sabemos hacerlo.

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