martes, 15 de abril de 2008

De la República como religión

Vaya por delante que soy, ideológicamente y biográficamente, antes republicano que socialista. Pero las referencias a la república que se hacen en los últimos tiempos me recuerdan más a la religión que a la política, y por eso siento cierta “incomodidad” cuando surge el tema.
En los inicios de la transición, los socialistas y, especialmente, los comunistas (como era yo, con la pasión visceral e intelectual de la juventud) dijimos que lo que queríamos, tras la muerte de Franco, era una democracia al estilo europeo, nada de volver a la situación de la II República. Con ello no solo se quería evitar causar miedo entre la población y la derecha gobernante, sino, también constatábamos que la experiencia republicana fue un absoluto fracaso.

Hoy hay un resurgimiento de la idea republicana, como ideal, como algo que regeneraría la vida política y la sociedad en España. Entiendo que en IU se pueda hacer una apuesta como ésta, ya que su ideal político originario (el del partido que la creó) y su modelo de sociedad quedaron enterrados bajo los cascotes del muro de Berlín en los años noventa. Pero no entiendo que se convierta en una visión total de la política (un referente ideológico), que sustituya otros planteamientos.

No entiendo como la República puede ser la panacea que pueda solucionar los problemas que tiene nuestra sociedad. Alguien me puede explicar ¿cómo eligiendo a la persona que ostenta la primera magistratura del Estado se bajarían las cifras de paro, los tipos de interés o la inflación?. ¿Cómo se evitarían los cierres de empresas inmobiliarias o de la construcción?. ¿Cómo se inyectaría efectivo en los mercados, para contrarrestar la crisis de liquidez, especialmente en el sistema bancario?. ¿Cómo se resolverían los problemas generados por la inmigración?. ¿Por qué se equipararían en salario las mujeres con los hombres?. ¿Cómo se acabaría la violencia machista?. ¿De qué modo el agua dejaría de ser el eterno problema entre territorios españoles?.

No creo que nadie dé una respuesta satisfactoria y racional, solo declaraciones de intenciones y confianza ciega en el futuro. Parece que se confía en una íntima convicción, mística y mítica, en que por ser así la forma de estado ya se mejoran mágicamente las condiciones de vida. Además poner como modelo y ejemplo lo que ocurrió en España entre 1931 y 1939 es absurdo y suicida. La llamada recuperación de la memoria histórica se puede parecer más a una relectura de la realidad como defensa de una tradición, que, unida a esa íntima convicción, responde a un impulso casi-religioso, calcado del misticismo revolucionario, propio del comunismo periclitado a fines del siglo pasado.

El comunismo, su escisión del socialismo a principios del siglo XX, fue una tragedia para la Izquierda, que debemos superar. Que grupos políticos (basándose en una ética de la convicción en su actuar, como diría Max Weber, en lugar de una ética de la responsabilidad, exigible a un buen político) sigan erre que erre, manteniendo una absurda, quimérica y fracasada división, basada sobre modelos y visiones ya superadas, no es más que el intento por subsistir políticamente de personas o grupos de poder que con su actuación dañan las posibilidades reales de la izquierda de conseguir de verdad, en la práctica, sus objetivos.

Por eso considero que la izquierda debe centrarse en conseguir objetivos viables y no perderse en utopismos que rozan lo teológico, que no nos llevan a ninguna parte. Como, hoy por hoy, no nos conduce a nada positivo plantearse el dilema monarquía-república, por mucho que algunos se empeñen, para hacerse notar.

4 comentarios:

  1. Una cosa es reivindicar la memoria histórica, muy importante para no repetir errores, y otra es añorar tiempos pasados.

    Estoy totalmente de acuerdo con tu pragmatismo sobre este tema.

    Un beso.

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  2. Por cierto, te aconsejo que te pases por:

    http://www.desdecaceres.blogspot.com/

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  3. He seguido tu consejo y me ha parecido muy ingenuo. ¿Qué república habría ganado?¿la anarquista de la FAI?, ¿la stalinista del PCE?, ¿la neoestalinsta de Largo Caballero?, ¿la burguesa progresista de Azaña?, ¿la socialdemócrata de Prieto?, ¿la troskista de Nin?. Su fracaso vino por su extrema división interna y el desmadre que provocaron. ¡Si se mataban entre ellos!. Me temo que si hubiesen aplastado militarmente a Franco, la realidad no se habría parecido a las entelequias que nos han vendido en tanto homenaje que se está prodigando estos días. Además, si hubiese perdido Franco y sus aliados alemanes e italianos, ¿la guerra mundial hubiese sido como fue?. Repito, la historia ficción es pura entelequia.

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  4. Y que conste que no me alegro de que hubiese ganado Franco (por si alguien está entendiendo esto). Pero el ejemplo de "progreso, igualdad, libertad..." tampoco está claro que lo representara el experimento fracasado de la II República.

    Además ¡miremos al futuro!

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