lunes, 23 de junio de 2008

La Costa del Sol tiene muchas sombras

Que tendrá Marbella

que tendrá la costa

que todo el que llega

allí se coloca, coloca coloca!!!!





Eso decía la letra de una rumba de Los Chichos y es lo que me pregunto yo tras lo que está sucediendo en los últimos días. Primero fue Marbella, ahora es Estepona, municipios malagueños donde la basura parece instalada en los respectivos ayuntamientos. Después de la Operación Malaya el PP ganó las elecciones en Marbella, aparentando honradez, proclamando no estar inmersos en esas tramas que, se decía, salían a la luz. Falso. Ya se sabían los chanchullos de Jesús Gil en esta zona y durante los gobiernos del PP no se hizo nada para frenarlos y perseguirlos penalmente. Fue la Junta de Andalucía la que, denuncia tras denuncia, expediente tras expediente por infracciones urbanísticas, movió ficha para que algo se revolviese.

Ahora en Estepona también el PP está intentando sacar tajada del asunto, sobre todo, porque el principal implicado es un alcalde del PSOE. Pero el PP ya había pactado antes con los gilistas desbancar a Antonio Barrientos de la alcaldía. El PP permitió la expansión del Gilismo en la Costa del Sol, cuando Javier Arenas pactó con Jesús Gil el apoyo de sus diputados para hacerse con la presidencia de la Diputación de Málaga. A cambio el ex presidente del Atlético de Madrid y promotor inmobiliario se adueñó de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol. Un hijo de Jesús Gil fue alcalde de Estepona, antes que Barrientos. Desde entonces la Costa del Sol es un verdadero desastre urbanístico, fruto de los manejos de estos personajes. Cuando salió Roca (el mandamás del urbanismo marbellí) de la cárcel ya hablé algo del tema.

Todo lo que tocó el gilismo se vio ensuciado. Incluso los que bramaron contra sus chanchullos se han visto envueltos luego en los mismos líos. Hasta el PP tiene que ser más humilde y no sacar tanto pecho, pues hay quien le sigue los pasos, sabiendo desde dentro de lo que habla. El PP permitió que se impusiera una forma de dirigir los municipios de la Costa del Sol, cuando ya el PSOE (el oficial, no los vendidos y corrompidos) quería frenar al gilismo, lo que provocó que el mismo Jesús Gil votara y pidiera el voto para el PP en las elecciones que llevaron a Aznar a La Moncloa en 1996. Jesús Gil y sus secuaces tuvieron la capacidad para beneficiarse, venciendo las resistencias de oponentes de todos los partidos que había en la zona.

Ojalá algún día se acabe con toda esta basura que está ensombreciendo uno de los lugares más hermosos y que mejor nos ha representado en el exterior.

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