Quienes pasean habitualmente por las páginas de este blog saben de mi gusto por la arquitectura. He escrito varias veces sobre temas arquitectónicos, y hoy también lo haré, aparcando el comentario político tan corriente en mi. Voy a comentar brevemente "una manifestación artística de carácter arquitectónico" (como decíamos en los comentarios que teníamos que redactar en COU, en las clases de Historia del Arte), que me sorprendió en la reciente visita a Madrid.
Íbamos por el Paseo del Prado caminando para visitar el Museo Reina Sofía, cuando decidí (ya cerca de Atocha) desviarnos hacia la derecha por una calle perpendicular al paseo. Entonces nos encontramos con la mole de un edificio de varias plantas, la primera y segunda de ladrillo visto, correspondiente a una construcción en forma de nave industrial antigua, soportadas por una más estrecha de cristal oscuro y moderna, y coronada por una estructura irregular de gran tamaño fabricada en metal oxidado. Decidí rodear la construcción y llegamos a una plaza donde estaba la entrada principal. Era la sede de Caixa Forum Madrid. Este edificio fue diseñado por el estudio de los arquitectos suizos Pierre de Meuron y Jacques Herzog, e integró la antigua Central Eléctrica del Mediodía (típico ejemplo de arquitectura industrial del siglo XIX), aprovechando el solar de una antigua gasolinera para abrir la plaza, que se adorna de una cascada de plantas que cubre una de las medianeras de los edificios que conforman la línea de fachada del Paseo del Prado. Pero lo que más me asombró fue la estructura de metal oxidado, porque me recordó a algo, a otro edificio similar, también terminado en año pasado. "¡El oxidaíto!", pensé.
Íbamos por el Paseo del Prado caminando para visitar el Museo Reina Sofía, cuando decidí (ya cerca de Atocha) desviarnos hacia la derecha por una calle perpendicular al paseo. Entonces nos encontramos con la mole de un edificio de varias plantas, la primera y segunda de ladrillo visto, correspondiente a una construcción en forma de nave industrial antigua, soportadas por una más estrecha de cristal oscuro y moderna, y coronada por una estructura irregular de gran tamaño fabricada en metal oxidado. Decidí rodear la construcción y llegamos a una plaza donde estaba la entrada principal. Era la sede de Caixa Forum Madrid. Este edificio fue diseñado por el estudio de los arquitectos suizos Pierre de Meuron y Jacques Herzog, e integró la antigua Central Eléctrica del Mediodía (típico ejemplo de arquitectura industrial del siglo XIX), aprovechando el solar de una antigua gasolinera para abrir la plaza, que se adorna de una cascada de plantas que cubre una de las medianeras de los edificios que conforman la línea de fachada del Paseo del Prado. Pero lo que más me asombró fue la estructura de metal oxidado, porque me recordó a algo, a otro edificio similar, también terminado en año pasado. "¡El oxidaíto!", pensé.
Me acordé del Hotel AC Córdoba Palacio. Este hotel, inaugurado en mayo de 2008 en Córdoba, sustituyó al Hotel Meliá Córdoba, primeramente (desde su construcción en 1956) llamado Hotel Córdoba Palace, por lo que siguió la gente llamándole hasta su desaparición, “el palas”. El nuevo, de los arquitectos Justo Isasi y Alfonso Casares, tiene la fachada recubierta de una estructura metálica perforada y oxidada, que, con el tiempo, irá cambiando de tonalidad. "La idea es similar a la de un cuadro de arte pop, cuando te acercas al edificio solo ves puntos, pero, una vez el proceso de oxidación finalice, desde lejos se podrá ver el contorno de una arboleda que continúa el paisaje de la avenida", según sus autores. Y fue la idea que cuajó, tras ser rechazado el proyecto original, la llamada "Torre Prasa" (por la constructora propietaria del edificio) o diseño "El Ojo del Califa" (nombre propio), ya que la Gerencia de Urbanismo municipal no lo consideró aceptable por su altura, haciendo caso de un sector de la opinión pública cordobesa, que se manifestó en contra al creerlo no integrdo en el entorno del casco histórico (judería, catedral, murallas...). Hubo polémica con la idea primitiva y también con la realizada, surgiendo la crítica cómica, tan típica de estas tierras. Y saltaron a la palestra los apodos: Chernobyl, Mohoso´s Palace y el Botellero. Pero el que para mí, tuvo más gracia fue "el oxidaíto". Entonces estaba de moda Rodolfo Chiquilicuatre, el que nos representó en Eurovisión y que salió de una parodia sobre el "reguetón" en el pograma de televisión de Buenafuente. Si se acuerdan, la canción era El chiqui chiqui y tenía un estribillo que decía:
Y el chiqui-chiqui se baila así:
1! EL BREIKINDANCE!
2! EL CRUSAÍTO!
3! EL MAIQUEL YASON!
4! EL ROBOCOP!
Pues los cordobeses el "crusaíto", lo cambiaron por el "oxidaíto", y cantaron muchos días la canción. Si es que donde hay ingenio.....
Me quedo visitando tu blog.
ResponderEliminarSaludos.
Un saludo, María. Espero que te lo pases bien por aquí. :-)
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