Como es costumbre, yo también he felicitado el año nuevo no solo en persona, sino también por correo electrónico, en el blog y por mensaje de teléfono móvil (sms), como es propio de quienes manejamos cachivaches esos de lo que conocemos por nuevas tecnologías. Eso sí, hago caso a las autoridades competentes y no saturo la red con mis sms, mandándolos en el momento del cambio de año. Acostumbro a felicitar unos días después, así no colapso las comunicaciones y pongo mi nota de singularidad, que para eso soy irrepetible, oiga.
Este año el sms reza así: “2010, último año de la década, primero de un futuro mejor. Felicidades.” Algunas contestaciones han sido otros mensajes de felicitación reenviados. Otros han sido más personales, y para otros esta era mi contestación a su felicitación previa. Uno me ha llamado la atención. Era de Adrián Vogel, amigo autor del blog El Mundano y se alegraba en su mensaje de respuesta: “Por fin alguien que menciona que es el último año de la década.”
Cierto, durante estos días pasados he leído y oído mucho que con el año nuevo cambiábamos de década. Era la misma historia que ocurrió cuando llegamos al año 2000, que muchos decían que entrábamos en el siglo XXI. No fue así. El año dos mil era el último año del siglo XX. Entramos en ese siglo XXI el año 2001. Algo parecido ocurrió, salvando las distancias tecnológicas y mediáticas, en 1900, según nos cuentan los historiadores y periodistas. Todos los que decían esto no contaban con que el primer año de la era cristiana (que es el cómputo cronológico que nosotros usamos) empezó con el año UNO, no con el CERO, con lo que para hacer un siglo hacen falta cumplir CIEN años completos. Lo mismo ocurre con los milenios y las décadas. Se tienen que cumplir DIEZ años completos (del uno al diez) para que se cierre una década, luego estamos en el último año de la primera década del siglo XXI, ya que estamos en DOS MIL DIEZ. La década no acabó el año que recientemente hemos pasado. Mucha polémica hubo en el 1999 y en el 2000, a lo que contribuyó también el conocido como “Efecto 2000”, que nos asustó con sus profecías apocalípticas informáticas y que luego quedó en nada. Pero parece que seguimos sin entender.
Bueno, repito la felicitación de año nuevo. Que de década nueva hablaremos el fin de año próximo.
Jejeje
ResponderEliminarMira que hemos tenido oportunidad de arreglar el entuerto (empezando cuando se cambió del calendario "gregoriano" al de ahora. Antes de que los árabes introdujeran el número 0 era imposible. ¿Pero después...?
Bueno, después ¿para qué?. Para los chinos no tiene importancia, para los musulmanes tampoco, y para los judíos (con lo que mandan...) idem de lo mismo. Todos tienen su cómputo y todos nos están imponiendo cosas más importantes que aquella discusión teológica sobre cuándo nació Jesús. A fin de cuentas esto no es más que un entretenimiento, facil de sortear cuando vienen problemas como el otrora famoso Efecto 2000, ¿no?.
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