Ayer me enteré por un post de Antonio González Lejárraga, en El Mundano, de la muerte la semana pasada de Emilio Cañil. En este artículo se hace un merecido homenaje a este hombre, no solo por el autor, sino también por los que participamos en los comentarios. Para muchos jóvenes este nombre no significará nada. Pero para muchos de mi edad el fundador de Discoplay es todo un personaje en el mundo de la música de este país.
Gracias a Discoplay, su aventura empresarial de venta de discos por correo, muchos, hace años, pudimos hacernos con los éxitos musicales del momento. En Palma del Río, como en muchas otras poblaciones, no había tienda de discos. Sí, antes existían ese tipo de comercios, cuando las descargas por internet, legales o ilegales, no abundaban. Y también se vendían discos en los grandes almacenes (donde los tenían). De joven, y casi de niño, teníamos que ir a Córdoba o Sevilla (lo más cercano) para comprar la música que oía en las radios o que tenía algún amigo afortunado. Los discos eran de vinilo, y de dos clases fundamentalmente, los LPs y los sencillos, o "singles". Comprar música (los discos) era como encontrar un tesoro, pues te permitía guardar tus temas preferidos para oírlos cuando tú quisieses. Con la aparición de las cassettes, la cosa mejoró, pues ya fue más fácil quedarte con tu copia. Y, lo mejor, con la aparición de los "loros" (minirreproductores) oír música fue posible en cualquier momento y situación. Y luego la versión digital, los CDs, para lo que compré mi cadena modular en 1989 (que todavía uso, y conservo la factura), tras llevarse mi hermano el equipo de sonido que él mismo montó en casa.
Conocer Discoplay fue como abrir las ventanas al aire fresco. Ya podíamos comprar música sin tener que desplazarnos, por correo. Y no solo música en todos los formatos, también posters (tan de moda hace años), libros (de música primero y luego de cualquier tipo), camisetas, complementos, etc. Cada mes llegaba a nuestra casa la revista o boletín, con música de todos los estilos (rock, jazz, blues, folk, new age, oldies, española, clásica, ópera...), colecciones especiales, un mundo de artículos que estaban al alcance de la mano, aunque no siempre al de nuestro bolsillo. Sin embargo, con los años, la mayor parte de mi discoteca particular, y también algunos ejemplares de mi biblioteca, se fue conformando con las compras a Discoplay. Y algo también de Tipo, otra empresa que surgió de aquella.
Discoplay cerró. No sé cuando fue. Había entrado en quiebra. Y no me extraña. La música "enlatada" ya no era, ya no es negocio. ¿Quién compra música por correo?. Por eso los jóvenes no conocerán a Emilio Cañil, quien nos hacía su pequeño editorial en el boletín adelantándonos el contenido del catálogo. Y el que también firmó otras curiosidades. Discoplay mimaba a sus clientes, sus amigos con los que se comunicaba por el boletín y la valija de correos. A los buenos compradores les regalaba de vez en cuando algún reconocimiento. Conservo tres “diplomas”, uno de los cuales incluyo en la imagen. Dice: “Diploma Bid. Por la calidad y buen criterio musical demostrado a través de los títulos adquiridos en DISCOPLAY a DOMINGUEZ PESO FRANCISCO de PALMA DEL RIO, este diploma honorífico de EXPERTO MUSICAL”. Y firmaban Raúl Pajares (Redacción del BID) y el Presidente, Emilio Cañil. También tengo otro especial de Rock, y otro con la etimología de mi nombre. Que te llamen experto musical le llena a uno de orgullo, aunque sepa que era de peloteo. Podrían parecer tonterías a algunos, pero estos sencillos detalles hacían que Discoplay pareciese tu propia empresa, tu propia casa, la casa de la música, que hoy muchos echamos de menos. Conocer Discoplay fue como abrir las ventanas al aire fresco. Ya podíamos comprar música sin tener que desplazarnos, por correo. Y no solo música en todos los formatos, también posters (tan de moda hace años), libros (de música primero y luego de cualquier tipo), camisetas, complementos, etc. Cada mes llegaba a nuestra casa la revista o boletín, con música de todos los estilos (rock, jazz, blues, folk, new age, oldies, española, clásica, ópera...), colecciones especiales, un mundo de artículos que estaban al alcance de la mano, aunque no siempre al de nuestro bolsillo. Sin embargo, con los años, la mayor parte de mi discoteca particular, y también algunos ejemplares de mi biblioteca, se fue conformando con las compras a Discoplay. Y algo también de Tipo, otra empresa que surgió de aquella.
Bonito post. yo también compraba con Discoplay y pasaba gratos momentos contemplando las portadas de los discos que allá por los 70, 80 y 90 eran en ocasiones obras de arte (y muchos contenidos). Por eso, me uno a tu apoyo a Discoplay...
ResponderEliminar¿Qué bueno! Te enlazo en los comentarios del primer post. Y se lo mando a Juan Puchades y Diego Manrique, porque lo de los Diplomas es impagable.
ResponderEliminarGracias, Animal Farm. Discoplay y su fundador deben pasar a la Historia (con mayúsculas) de la música de nuestro país. Hicieron mucho por popularizarla.
ResponderEliminarGracias, Adrian. No me he podido resistir a seguir la estela de tu blog. Hay gente que ha realizado un servicio inmenso a su vocación (la música para Emilio) y desgraciadamente se ve olvidada por los "avances técnicos". El diploma que incluyo es el que mejor se iba a reproducir. Parecía una tontería, pero al recibirlo te llenaba de orgullo. Gran visión, también, comercial.
Adios a las penas,includo Emilio estaría en contra y por ese motivo os animo a entrar en disco2play donde encontrareis la magia,y la ilusión que forjaron la leyenda de una empresa que fué mi casa durante 33 años y como no me resigno a perder el contacto comercial con mis Clientes,me lanzo a la aventura de presentar Disco2play...claro que para esta tarea tan enorme necesito ayuda,necesito reconstruir el archivo histórico,reunir a los miles deseguidores-compradores que nos fueron fieles y que con el tiempo se convirtieron en amigos...os espero estoy convencido de que en el mercado hay un espacio para mi idea,porque nace desde el corazón y se basa en la experiencia que aprendí de Emilio y honestamente,como él mismo me dijo en muchas ocasiones el espiritu de Discoplay lo llevo en mi ADN....aquí me teneis....
ResponderEliminarYo me apunto a la idea de Martín de Vidales y quedo a vuestra disposición para aportar mi granito de arena.
ResponderEliminarEn Discoplay compré mucha y buena música, posters y más, todo llegaba siempre impecable.
Por supuesto conservo el Diploma de Experto Musical y la mayoría de Discoplays desde 1973 a 2007 (no es por presumir, es cierto).
SALUDOS A TODOS