Ayer, cuando conocí el avance de noticias sobre el nuevo comunicado de ETA, pensé que sería este asunto el objeto del artículo de hoy. Nos indicaban los medios que no hablaba de nada nuevo, era solo un llamamiento a la comunidad internacional para que les ayude a acabar con el “conflicto vasco”. Ni rendición, ni abandono de las armas, ni destrucción de arsenales, ni cambio de estrategia entrando en vías políticas en lugar del terrorismo. Incluso siguen justificando el uso de la violencia para conseguir sus objetivos. Hoy, con el comunicado hecho público, solo se me ocurre decir una cosa, como habría dicho Laborderta: ¡A la mierda!
Esa sí que ha sido una noticia de importancia hoy, con la que me he levantado al encender la radio. Ha muerto José Antonio Labordeta. Ha muerto un hombre libre, tras una “larga enfermedad”, como dicen eufemísticamente muchos medios, para referirse al cáncer. Seguro que él les hubiera mandado a la mierda también, por no llamar a las cosas por su nombre, ¡coño!. ¿Qué miedo tenemos de usar la palabra cáncer?. Él, que siempre habló sin miedo, con sencillez, diciendo lo que quería decir, como dicen sus cosas las gentes del pueblo. Y por eso fue vilipendiado, perseguido, ridiculizado incluso, como cuando los diputados del PP (en tiempos de la mayoría absoluta de Aznar) no le dejaban hablar y le dijeron que se fuese del congreso de los diputados y se llevase su mochila. Una mochila cargada de razones, de pasiones, de integridad, de honradez y de una larga trayectoria de lucha por la LIBERTAD. Por eso no le querían “los de siempre”, los que después fueron “demócratas de toda la vida”, y antes mandaban a los “grises” para disolver a los grupos de manifestantes que pedían democracia, cantando su más famosa canción “Canto a la libertad”. Canción "protesta", como se llamaba en aquellos tiempos.
Sí, se nos ha ido y antes mandó a la mierda a estos hipócritas, a los que censuran, a los talibán de todo tipo, a los que se esconden para atacar cobardemente, a los que no defienden las cosas a cara descubierta, a los que nos quieren devolver a tiempos pasados, a los que se definen liberales y sin embargo actúan de inquisidores de todo pensamiento e interés que no sea el suyo. Los que no nos hemos ido todavía, aún vemos necesario cantar de nuevo esa canción. Por como van las cosas en este país, donde el conservadurismo gana terrenos a pasos agigantados, con la connivencia de los estados europeos. Por la pérdida creciente de libertades que estamos padeciendo, con la excusa del pensamiento único, con la excusa del “no hay otro camino posible”, con la excusa de no ofender la ideas y creencias de quienes se meten hasta en tu casa para atarte de manos y de neuronas. Puede que este hombre fuese signo de otros tiempos, de otra forma de entender la política que algunos quieren dar por finiquitada, de una libertad, que nos es tan necesaria, como el respirar. Por eso, con él, a todos esos enemigos de las libertades, los mando “¡a la mierda!”. Y entono las estrofas de su himno:
Habrá un día en que todos
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad
Al levantar la vista
Veremos una tierra
Que ponga libertad
Schevi, de total acuerdo con tu artículo.
ResponderEliminar¿Habrá un día en qe todos mandemos a la mierda a esa basura de ultraderechosos que se camufla tras la careta de derecha democrática?
Me temo, Jesús, que mientras algunos, incluso trabajadores, aspiren a parecerse a esos derechosos, porque piensan que "el hábito SI hace al monje", eso solo lo podremos hacer solos y de palabra, como le pasó a Labordeta.
ResponderEliminarSe ha muerto uno de los grandes. Y pensar que yo cantaba en misa de jovencito sus canciones. Hoy lo haces, y seguro, que es el cura, quien te manda a la mierda. Finamente, claro, que ellos son muy pulcros, no transparentes como Labordeta.
ResponderEliminarNo lo dudes, Alfonso. Aunque para hacerlo sin problemas, seguro que se presentan anónimamente en tu blog y lo hacen con descaro y con algún insulto o amenaza, sin dar la cara. Sé bien de lo que hablo.
ResponderEliminarSólo puedo expresar admiración por este hombre que nos ha dejado sin su compañía pero con todo su legado, un ejemplo a seguir por todos. Con más Labordetas otro gallo nos cantaría.
ResponderEliminarCon más Labordetas otro gallo nos cantaría, y viviríamos en otro mundo menos malo, Quinto Forajido.
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