jueves, 11 de noviembre de 2010

Hispania, la leyenda y la familia

Están de moda en estos momentos las series de televisión con ambientación histórica. "La señora" y "Amar en tiempos revueltos", en TV 1, muy apropiadas en momentos de "memoria histórica", como en el que nos encontramos, son de factura española. Junto a ellas hemos visto otras extranjeras, como "Los Tudor", o "Los pilares de la Tierra", ésta basada en el best seller del mismo nombre.  "Águila Roja", también de la televisión pública española, ambientada en el siglo XVII, está teniendo bastante éxito en todas sus temporadas. Es esta última serie la que me sirve para introducir la que en estos momentos se está convirtiendo en éxito de pantalla.

Me refiero a "Hispania, la leyenda", de Antena 3. ¿Por qué?. Porque la serie de TVE es divertida, está bastante bien hecha, pero cuando la vi por primera vez me pregunté: "¿qué hace un ninja en la España del Siglo de Oro?." Aventuras, otras aventuras, historia de amor imposible, más aventuras, tantas que, como el personaje principal (un maestro de escuela y  "maestro de artes marciales" orientales),  están pareciendo estrambóticas: hasta vampiros,  inventos modernos...Elementos divertidos, pero algunas veces poco creíbles, por extemporáneos.

Eso le pasa también a Hispania. Además de resultar menos trepidante, más bien poco creíble por una interpretación deficiente en muchos casos, es incluso aburrida. El buscar un personaje atractivo (en otros tiempos en que la Historia era más valorada en el currículo educativo) como Viriato la hacía interesante, pero a mí no me engancha. Y eso que quiero obviar el trasfondo "nacionalista español" que rezuma la serie, lógico por la cadena que la emite. Pero, no me creo que los lusitanos se llamasen a sí mismo "hispanos", por mucho que se empeñen en la serie en hacernos creer que buscaban la "unidad de Hispania" (con un tufo franquista que repele). Ni siquiera se autodenominaban lusitanos. Solo llamaban así los romanos a los habitantes de las diversas tribus que habitaban el sur del actual Portugal y Extremadura, con su mentalidad colonial.

En las localizaciones marran menos (se está rodando en Extremadura), aunque tampoco se hayan esmerado en los decorados, ni en la indumentaria (excesivamente pulcra, para la época, recordando a los viejos peplum del cine americano). Lo que me llamó la atención fue el uso de nombres totalmente sacados de contexto. Nombres en celtíberos o celtas, como Paulo (descaradamente romano), Tirso o Bárbara (griegos), Darío (persa), Nerea (griego también) o Aarón (el nombre del hermano del bíblico Moisés) chirrían en boca de supuestos lusitanos del siglo II antes de Cristo. Y algunos comportamientos o expresiones actuales (cosa que también pasa en Águila Roja) no cuadran, aunque intenten justificarse sus autores, incluso son hasta ridículas: el caso de Claudia, la mujer del pretor Galba, que le dice a sus esclavas que se van "de compras" o "de tiendas" al poblado indígena me provocó la risa. Y, si llega a decir que se iba de shopping y que iba a pagar con dinero cash, me revuelco en el suelo con las carcajadas.

Pero el comentar la serie tiene un motivo más cercano. Mi sobrino Roberto, uno de los extremeños, consiguió colarse de extra en la serie, ya que estudia en Plasencia, cerca del rodaje. Y sale en varios capítulos vestido de soldado romano. Estas fotos, con personajes de la serie, atestiguan su debut televisivo.
 

Seguro que algo tuvo que ver un servidor con su vocación de actor de "pelis de romanos". La siguiente fotografía, donde aparecemos su madre, él con dos años de edad, y el que suscribe, en lo alto del escenario de Teatro Romano de Mérida (la antigua Colonia Augusta Emérita de la provincia de Lusitania), nos muestra su temprana relación con la dramaturgia latina. 


Y es que tener un familiar "famosete" le llena a uno de orgullo, ¡oiga!. Pasión de tío.

7 comentarios:

  1. Sobre la Hispania antigua es muy aconsejable leer la obra de don Claudio Sánchez Albornoz "España, un enigma histórico" (2 vols. editorial Sudamericana). Es apasionante.
    Los folletones de televisión pueden resultar distraídos, pero de ahí no pasan; tienen intención lúdica, no científica.
    Saludos.

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  2. Por supuesto, Octavio Junco. Por eso hablo al principio de "series de televisión con ambientación histórica". No de series "históricas". Son entretenimiento, cine de aventuras para consumo televisivo. Pero debían cuidar más los guiones. Que chirrían algunas cosas. Y en lugar de deleitar, irritan a los que algo sabemos de Historia.

    Un saludo.

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  3. He entendido tu intención desde el principio, Schevi; no quiero pasar por un pedante que pretende corregir al autor de un blog y dar lecciones.
    Sólo que admiro tanto la sabiduría de don Claudio (entre otros, claro) y su inmensa labor historiográfica que aprovecho la oportunidad que nos brindas con tu blog para recordarlo a tus lectores.
    Sólo eso, que no es moco de pavo.
    Don Claudio era, además, tan íntegro en sus actitudes, que no consintió en regresar a España hasta después de la muerte de Franquito. Recordemos también que su testimonio de coherencia personal con su pasado republicano le movió a aceptar la presidencia de la República en el exilio, lo que algunos tacharon de estupidez o fantasmagoría. Y es que aquí, dentro del régimen del "glorioso Movimiento" (movimiento de coger la pasta y llevársela al bolsillo, claro) nada entendían de dignidad.
    Un saludo de un amigo.

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  4. Tranquilo, amigo Octavio, que en ningún momento he entendido intención alguna de corregirme. Haces bien en aclarar que para saber de Historia hay que ir a las bibliotecas y no ver televisión, que es solo entretenimiento. Y me parece bien que hables con admiración de Sánchez Albornoz, por supuesto. No es pedantería.

    Un saludo.

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  5. Si no tienen pretensiones de rigor histórico y sólo pretenden divertir sólo les pido que me entretengan, eso si la elección del lenguaje que usan los personajes resulta fatal incluso sin tener más pretensiones que las de divertir. He visto poco de Hispania entre cambio y cambio de canal pero salvo por los vaporosos y sexys vestiditos de alguna actriz nada ha llamado mi atención de forma positiva. Ahora que si tuviera un sobrino trabajando en la serie estaría más ancho que largo, un saludo.

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  6. Quinto Forajido, eso me pasa a mí, que los diálogos son tan chocantes que no, no. Y no me parece por ahora nada divertida. El único atractivo es intentar ver a mi sobrino haciendo de romano. Bueno, también los vestidos de los que hablas, jajajaja. O más bien su contenido, claro. Mi sobrino contó que más de una teta ha visto en pleno rodaje, pero no las sacarán, visto que hasta han censurado un beso lésbico que salía en un capítulo ya emitido. Un saludo.

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  7. Hay afortunadamente series bastante buenas hechas en España. Ésta, para mí, no es nada sobresaliente. Cuando me enteré de la aparición del pariente es cuando me ha dado curiosidad, pero me paso despotricando toda su emisión.

    La foto del Teatro Romano es de 1992, del verano de las Olimpiadas de Barcelona. De ahí el modelito que luzco. Eran otros tiempos cercanos a los ochenta. Y se nota en la foto. Mi sobrino dio un viaje de miedo, era muy divertido. Se metía por todas partes, hasta en los mosaicos de las viviendas. Menos mal que no nos vieron los vigilantes. Por cierto, las gafas todavía las conservo, jajaja.

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