No, hijos míos, no me voy a referir a las dichosas bolsas de valores, con sus subidas, bajadas, sustos de infartos, consecuencias de la prima de riesgo (¿quién será esa "parienta" tan nombrada últimamente?), ganancias desmesuradas, bonus, descuentos y demás cuentos. No, hablo de las bolsas de plástico con la que nos llevamos la compra a nuestro hogar, dulce hogar. Y que muchos supermercados nos facilitan gratis.
Hace tiempo empezaron las campañas de los ecologistas contra estas bolsas, pues se les considera muy contaminantes y peligrosas si llenamos los mares de estos envases, que causan fácilmente la muerte de las especies marinas. Como envoltorio de nuestras basuras eran adecuadas, pues normalmente las fabricaban de poca calidad, poco resistentes para conservarlas y reutilizarlas, y ya usamos otras bolsas para evitar esparcir los residuos sólidos urbanos en los contenedores que nos coloca el ayuntamiento.
Algunos grandes almacenes, o grandes superficies, hace algún tiempo que empezaron a vendernos su "sensibilidad ecológica" animándonos a llevar el tradicional carrito de la compra o aquella entrañable talega de tejido bordado de nuestras madres, y cobrándonos de paso por las bolsas que ponían a nuestro alcance en las correspondientes cajas. Me estoy acordando de un tal Paco, macho ibérico en apariencia (cabeza cuadrada, barba, gesto adusto, cuerpo robusto y nada elegante, de pelo en pecho como el de un cánido), que se parece al protagonista de la serie "Los hombres de Paco", en un spot publicitario que nos dice, mientras su señora sonríe complacida, que va a la compra con el carrito de ruedas, orgulloso, sacando pecho.
Entre las medidas que acordó el año pasado la Junta de Andalucía, por sensibilidad ecológica (me temo que no mucha más que la de las grandes superficies) y para recaudar más dinero con el que financiar la merma de ingresos por la crisis, se incluyó un impuesto de 5 céntimos sobre las bolsas de plástico de un solo uso. Este impuesto, que debía cobrarse a principios de año, fue retrasado hasta mayo, por la petición de los comerciantes de tiempo para "adaptar los sistemas informáticos" al nuevo tributo, que pagarán, como siempre, los consumidores. Pero algunos comercios (supongo que no precisamente por exceso de "sensibilidad ecológica"....), ya previeron el cobro de las nuevas bolsas mucho antes.
Así, el fin de semana pasado nos dieron ya en el "súper" (de una famosa empresa valenciana) unas bolsas más resistentes, para evitar "las de un solo uso". ¡Como se preocupan por el cliente, rediós!. Te cobran 2 céntimos por una bolsa pequeña, 10 céntimos por cada bolsa grande y 60 céntimos por las bolsas de rafia. En el otro "súper", que tenemos más cerca (de una empresa francesa) te cobran 3 céntimos por la de plástico y 40 o 45 por la de rafia. ¡Y todavía no está en vigor el impuesto!
Está claro que, si no queremos pagar más impuestos a la Junta, tendremos que llevar siempre el carro y guardar las bolsas para cuando vayamos a comprar pocos artículos. Y también si no queremos hacer más ricos a los propietarios de las grandes y medianas superficies, que nos venderán estos otros recipientes más duraderos, pero caros. Tendremos que hacer como el de la fotografía: llevar nuestra propia bolsa, sin publicidad, sin personalidad, aséptica, monda y lironda, aunque sea del nefasto u ominoso color amarillo. Porque, si nos olvidamos de cogerla y llevárnosla ya de nuestra casa, seguro que nos vemos también.....como el de la foto. Con su misma indumentaria, arruinados por los "céntimos de cada bolsa". Y para eso hay que tener menos complejos que el Paco del que hablaba anteriormente.
Ná que volveremos a las famosas "ESPUERTAS"....
ResponderEliminarAnda que mi abuelo no las hacia bonitas de "parma"...y los soplillos.pero ni eso queda aqui...
Espuertas, soplillos, y hasta capachos o bolsas de palma he conocido también de niño. Algunas muy bonitas, por cierto.
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