Alegoría de la II República |
Hoy son muchos los recordatorios de la República española que se proclamó el 14 de abril de 1931. Última experiencia republicana en nuestro país, que terminaría al ganar la guerra civil el bando franquista en 1939. Durante los años de la Dictadura del General Franco la única versión histórica permitida era la de los ganadores, la que decía que había sido un periodo anárquico, que sumió en el caos y el crimen a España, por causa de la acción de los agentes que obedecían las órdenes de la Rusia comunista, deseosa de conquistar nuestro país. Fue en los últimos años de vida del dictador y, sobre todo, al morir éste, cuando por fin podemos conocer todas las versiones sobre lo sucedido, y una historia más objetiva, basada en hechos y documentos reales y no en propaganda.
En estos tiempos que vivimos, por desgracia, vemos consolidarse la tendencia historicista llamada Revisionismo, que floreció hace algunos años para dar una imagen diferente de la que conocemos de los regímenes fascista y, sobre todo, nazi, derrotados en la Segunda Guerra Mundial, con idea de rehabilitarlos, negando las atrocidades cometidas contra los derechos humanos y sus crímenes contra la humanidad. Recordemos que esta tendencia empezó negando la existencia de los campos de concentración y el genocidio de los judíos en la Alemania nazi. Esta tendencia también se han extendido en España. Multitud de "historiadores", que publican folletines novelescos por entregas, como el ex-terrorista Pío Moa, están invadiendo los medios y las editoriales con panfletos destinados a glorificar el régimen franquista, con el fin de atacar a los herederos de los partidos que se situaron en el bando defensor de la República, durante la Guerra Civil.
Una de las tesis de este presunto historiador, el ex-grapo Pío Moa, es que a la Guerra Civil empezó, no en 1936, sino en 1934, cuando la revolución de Asturias. Es decir, que a la República se la cargó el PSOE. Es obvio el oportunismo político actual de semejante espantajo "histórico". Este tipo, fundador de los GRAPO, suspuestamente antiguo antifranquista, y condenado por el asesinato de un miembro de la policía armada, como buen maoísta español, resentido por el fracaso de los grupúsculos marxista-leninistas en la Transición, vio rápidamente el objeto de sus frustraciones políticas personificado en un PSOE triunfante en 1982, que obtuvo el apoyo popular que, según sus creencias místico-políticas, debía haberse depositado por el pueblo en ellos, la "vanguardia revolucionaria". Toda la "actividad intelectual" de este señor se ha dedicado posteriormente en vengarse de los socialistas y, de paso, de todos los izquierdosos, renegando de su pasado y "convirtiéndose" a la fe franquista con entusiasmo.
Sanjurjo durante el golpe |
En 1934 no hubo un golpe de estado, sino una huelga general, convocada por la UGT, que no fue secundada en toda España. En Cataluña, Lluís Companys declaró el "estado catalán federado", y en Asturias sí se unieron otros grupos, que se alzaron en armas. El ejército aplastó a los mineros. Tuvo especial gravedad la revuelta, pero es una exageración, exenta de rigor, considerarla el inicio de las hostilidades, que sí se produjo en 1936, con el golpe de estado del 18 de julio. Y éste tampoco fue el único golpe de estado. Los revisionistas olvidan adrede o minimizan el primer golpe de estado que se da contra la República, la Sanjurjada de agosto de 1932. El derechista general José Sanjurjo, que ya apoyó el golpe de Primo de Rivera, fracasó en su golpe de mano, cosa que le supuso la condena a muerte, conmutada por el gobierno para no convertirlo en un mártir. Marchó al exilio a Portugal y allí preparó el golpe del 36, que no pudo liderar por su repentina muerte en accidente de aviación, cuando se trasladaba a España para ponerse al frente de los sublevados.
Sin embargo los revisionistas españoles, nostálgicos del franquismo, se empeñan en poner como inicio y causa de la guerra civil española los sucesos de Asturias, equiparándolos a un golpe de estado. Sucesos que ocurrieron dos años después del golpe de Sanjurjo. No hace mucho escuché una conversación, mientras cenábamos en Córdoba, tras asistir al teatro, en un bar del centro, donde una señora, seguro que adicta a la COPE y a Federico Jiménez Losantos, afirmaba con vehemencia esa tesis del "golpe socialista del 34". Me dieron ganas de recordarle la Sanjurjada, pero no iba a ser un maleducado, como ella, que casi gritaba, interrumpiendo su conversación.
Ayuntamiento palmeño durante la II República |
La República tuvo enemigos dentro y fuera. Hubo mucho odio y violencia desatada por todos los sectores. Una parte de la izquierda, incluido el sector "bolchevique" de Largo Caballero en el PSOE, la consideraba un simple paso intermedio entre la monarquía y la "dictadura del proletariado" a implantar, y, por otra parte, entre el régimen estatalista y la acracia por venir para liberar a los trabajadores. La derecha, fueran los antiguos monárquicos o los republicanos moderados, que se echaron en brazos de las ideologías y las formas fascistas pujantes en Europa, pronto (en 1932, como hemos visto) buscaron derribarla para acabar con los sindicatos y otros grupos obreros que la apoyaron, ya que les cuestionaban su régimen económico y de privilegios de todo tipo, y para volver a hacer una nueva "Restauración" del antiguo régimen. Pero quienes se la cargaron no fueron los primeros, sino estos últimos. Digan lo que digan los imitadores del Revisionismo neo-nazi en nuestro país. No es, para mí, esta República una experiencia a repetir en el futuro, pues de los errores se debe aprender. Pero no debemos culpar a las víctimas y ensalzar a los verdugos, falsificando los hechos. Sería una injusticia histórica.
Deseo creer que estos revisionistas son minoría y no tienen tanta repercusión como ellos esperan. Por suerte nuestra democracia se ha podido ir consolidando algo más de lo que se le permitió a la de la II República y sus palabras sólo se las creen los cuatro de siempre. Soy optimista y quiero pensar que es así. Mucho ruido y pocas nueces.
ResponderEliminarLo que me maravilla es que consiguiéramos salir de esta última transición sin una nueva dictadura. Creo que se alinearon los astros de alguna manera (y eso que no creo en ello).
Un abrazo
Desde el primer momento Iglesia, militares "en su mayoria" y demás gente de "bien" formaron una alianza natural contra la república. Es curioso como el golpe de estado lo dan principalmente los capitanes y comandantes y los primeros asesinados son almirantes y generales, que se niegan o dudan unirse al golpe, en sus propios despachos. Uno de los principales motivos por el que los militares se resentian era la ley Azaña que suprimia gran número de oficiales y generales de los sobrecargados cuadros de mando del ejército español, este hecho hacía sin duda que los que ya habían alcanzado el grado de almirante y general vieran de forma muy distinta el alzamiento a como lo veian capitanes y comandantes.
ResponderEliminarLa transición fue algo magnífico, pero, creo que en parte casual. No como algunos pedantes, estilo Pedro J., nos quieren hacer creer, al darnos a entender que ellos y los gobernantes de entonces lo tenían todo planeado al milímetro. Lo malo es que por oportunismo partidista les den cancha a los revisionista.
ResponderEliminarUn abrazo, Euphorbia.
Esa es una de las razones principales de que se unieran muchos miembros de las fuerzas armadas al golpe, y no tanto mito patriótico. Gracias, Quinto Forajido, por tus precisiones.
ResponderEliminar