Me acabo de enterar de que hoy es el Día Mundial sin Tabaco, un fecha escogida para que los fumadores hagan el esfuerzo de no fumar y así convencerse de que deben dejar esta droga legal. Dice la Organización Mundial de la Salud:
"El 31 de mayo de cada año la OMS celebra el Día Mundial sin Tabaco, cuyo objetivo consiste en señalar los riesgos que supone el consumo de tabaco para la salud y fomentar políticas eficaces de reducción de dicho consumo. El consumo de tabaco es la segunda causa mundial de muerte, tras la hipertensión, y es responsable de la muerte de uno de cada diez adultos. La Asamblea Mundial de la Salud instituyó el Día Mundial sin Tabaco en 1987 para llamar la atención mundial hacia la epidemia de tabaquismo y sus efectos letales. La celebración de este día es una oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con el control del tabaco y fomentar la observancia del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria."
Desde que se modificó la ley contra el tabaco, muchos son los ataques que ha recibido. A mí la reforma me pareció exagerada. Pero mucho más exagerada, y hasta virulenta, ha sido la reacción de algunos sectores, como el de la hostelería. Han alegado pérdidas, no demostradas, diferentes a las causadas por la crisis económica. Yo veo, sin embargo, que quien quiere fumar lo hace, cumpliendo la norma, saliendo del establecimiento a la calle, pues todos han colocado veladores en sus puertas para fumar de forma habitual o cuando entra el síndrome de abstinencia, volviendo luego a sus consumiciones en el interior. Es cierto que, en un primer momento, aumentó el fenómeno del "sinpa", pero ya hemos vuelto a la normalidad, con su lado negativo y positivo.
Parafraseando a los alcohólicos anónimos, digo que "soy fumador". Aunque lleve 14 años sin probar el tabaco. Sé que, si lo vuelvo a probar, caeré de nuevo en esa dependencia, en esa drogodependencia. Es más, me gusta el tabaco, pero no encuentro ningún problema en privarme de ese gustazo, de su sabor, de su aroma. Estoy contento de llevar este tiempo sin fumar. No soy consciente de haber perdido nada. Al contrario, me siento mucho mejor, y veo con pena cómo otros, jóvenes sobre todo, caen en el error de fumar, por imperativo (falso) social, y cómo se pasan el día tosiendo o carraspeando, corriendo el riesgo de padecer cáncer del aparato respiratorio o en la boca. Y, muchos, molestando a los demás, a los que no fumamos, con sus humos invasivos y maleducados.
A los o las que fumen les aconsejo: dejadlo. No os arrepentiréis.
Creo que el error fue hacer una ley descafeinada en un principio para querer contentar a todos, cuando en realidad no contentó a nadie. Los no fumadores dejamos de ser respetados en los lugares en los que legalmente se podía fumar cuando tampoco teníamos opciones reales de ir a otros sitios y los hosteleros se vieron obligados a hacer unas inversiones en reformas que ahora no les sirven de nada. Creo que mejor hubiese sido atreverse a poner en funcionamiento la ley actual entonces en lugar de hacerlo en dos fases. Tampoco se ha hundido el mundo por no poder fumar en los bares.
ResponderEliminarUn beso.
Tal vez tengas razón en que podía haber sido más valiente la primera ley, por lo cercano de la reforma. Pienso que se podría haber mantenido la existencia de las zonas de fumadores. Ahora bien, en estos momentos da gusto no salir con peste a humo de los bares.
ResponderEliminarUn beso.
Yo precisamente lo dejé este día. Tuve recaídas, pero ahora llevo casi seis años sin fumar, y antes la tira (la recaída duró pocos meses)
ResponderEliminarEso me pasó cuando lo dejé por última vez. Tuve cuatro bodas seguidas y recaí en algunas, pero sentí tanta vergüenza que terminé dejándolo, espero que definitivamente.
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