Blogger ha tenido un problema, por el que hemos estado muchas horas sin poder entrar bien en nuestros blogs. Ya parece que hemos vuelto a la normalidad. Solo que a algunos nos han desaparecido entradas y/o comentarios. Con las tareas de campaña electoral he tenido menos tiempo para actualizar la bitácora, pero algo escribí sobre el terremoto que han sufrido en Lorca (Murcia). Lo malo es que esos problemas del servidor han hecho desaparecer las entradas correspondientes al miércoles y el jueves. Menos mal que guardé una copia. Así que las reproduzco hoy, aunque los enlaces seguro que no serán útiles. A quienes hicisteis comentarios os pido disculpas, porque no aparecerán, claro. No sé si resolverán todos los problemas y vuelven los post desaparecidos. Por si acaso, los vuelvo a colgar.
miércoles 11 de mayo de 2011
Terremoto en Lorca
Esta mañana nos levantábamos con el recuerdo del terremoto y el tsunami de Japón, del que se cumplían dos meses, aunque parezca que haya pasado más tiempo, ya que en los últimos días las noticias iban de otras cosas y ya casi lo teníamos olvidado. Solo la mención a un seísmo, supuestamente predicho por un vidente italiano, que auguraba un fuerte movimiento sísmico que iba a destruir a la mismísima Roma nos devolvía al miedo a la tragedia en Italia, pues el terror se había apoderado de los crédulos. Pero el vidente se equivocó de lugar y el seísmo lo hemos vivido en nuestra querida España, muy cerca de aquí, en Lorca (Murcia). Ante esta tragedia, que ha ocasionado grandes destrozos y decenas de heridos, con ocho muertes contabilizadas hasta ahora, solo me salen palabras de solidaridad y pésame, por las víctimas. Ojalá pronto se recuperen de la tragedia.
jueves 12 de mayo de 2011
Terremotos
Impresionados estamos por lo ocurrido en Lorca, donde los muertos son ya nueve, uno más de los que comentábamos ayer. Los partidos políticos (no sé si todos) han decidido hacer un paréntesis en la campaña electoral en señal de duelo, hoy. Mañana volveremos a tirarnos los trastos a la cabeza de nuevo. Yo voy a respetar esta decisión y no hablaré de política, que ya vendrán quienes pidan medallas, aplausos, o culpas, responsabilidades, las obligaciones de predecir o adivinar el futuro, etc.
Lo que me sugiere hoy lo ocurrido es pensar en lo poco que somos los seres humanos. Hace dos meses asistíamos asombrados a la tragedia de Japón y sus consecuencias. Ayer decía que casi se ha olvidado. Ahora es cerca de nosotros donde la Tierra nos recuerda que es un organismo en pleno movimiento, como un ser vivo. Capaz de remover nuestro suelo, sin importarle quienes lo pisan, sus medios económicos, sus creencias, sus congéneres, sus esperanzas en el futuro.
Me acordaba de las veces que he visto algún temblor de tierra. De cuando, de niño, una noche el suelo se movió y muchos salieron a la calle asustados en Palma. Aunque yo ni siquiera me desperté. Pero mis padres se sentaron junto a la cama de mi hermano menor y la mía, para protegernos. Al día siguiente todos hablaban del "terremoto", y de cómo sonaron las campanas de la parroquia de la Asunción, con el movimiento de la Tierra. Unas grietas en las paredes de la escuela daban fe de que algo grave había pasado.
Años más tarde he visto varias veces algo así. Una vez se movió la lámpara del comedor de mi antigua casa, que colgaba del techo, y otros muebles. Salimos corriendo al patio. Después, en el piso al que nos mudamos, también la lámpara de lágrimas de cristal del salón repiqueteó más de una vez mientras un ruido, como de trueno, nos asustaba de nuevo, junto al crepitar de los cristales de ventanas y puertas. En fin, sucesos poco graves, pero que te asustan, pues no sabes a qué van a dar lugar, si van a convertirse en algo más grave, si la tragedia va a sorprenderte, sin defensa de ningún tipo.
Vivimos los andaluces cerca de donde coinciden las placas continentales africana y euroasiática, como los murcianos. Las placas tectónicas están en movimiento y una empuja a la otra, creando accidentes geográficos de consideración. Y además, algunas veces, provocan terremotos. Andalucía es una zona sísmica, como sé por esta experiencia, que cuento, aunque sin el grado de lo que viven habitualmente en otros parajes, como Japón. Allí están acostumbrados y sus normas y costumbres edificatorias tienen en cuenta esta circunstancia, no padeciendo males mayores a pesar de la frecuencia de los movimientos sísmicos. Salvo causas mayores, como lo ocurrido hace dos meses. Entonces viene la tragedia. Y de nada sirven las precauciones, dejando a los seres humanos en su verdadera dimensión, respecto a la magnitud de la Naturaleza, de la Tierra, del Universo todo.
Y esa es la cuestión. Que te sientes enormemente pequeño, indefenso, débil, a pesar de lo poderosos que nos creemos. A pesar del progreso, de la ciencia y los avances de la técnica. A pesar de creernos el centro del Universo. Cuando la Tierra se mueve nos damos cuenta de lo que en verdad somos: unos habitantes más de este pequeño planeta del sistema solar. Que gozan, y que también sufren, cuando nuestro medio nos pone en nuestro sitio. Y, cuando esto ocurre, solo nos queda lo mejor de nuestros sentimientos: la compasión, la solidaridad, el deseo de ayudar a quienes han padecido la desgracia. Como sentimos respecto a nuestros vecinos de Murcia.
Son tristes coincidencias, CreatiBea...espero
ResponderEliminarDe lo de Japón ya nadie habla... cosas más intrascendentes han enterrado la noticia.
ResponderEliminarPor suerte no vivimos en una zona sísmica especialmente complicada, pero siempre pueden ocurrir cosas como lo de Lorca.
Mi apoyo también.
Un saludo
No estamos una zona sísmica como la de Japón, pero sí tenemos las placas continentales africana y europea cerca. Por eso lo de Murcia y lo que otras veces ha pasado en Andalucía. Lo raro es que en mi ciudad no lo hayamos notado. Porque yo he conocido varios temblores de tierra.
ResponderEliminarUn saludo, Euphorbia.
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ResponderEliminarPor los problemas que tuvo el servidor hace unos días, incluyo un comentario sobre una de las entradas desaparecidas:
ResponderEliminarOctavio Junco dijo...
Muy cierta tu consideración acerca de la pequeñez y absoluta contingencia de los seres humanos frente al poder de la naturaleza, Schevy.
En el futuro, nuestro planeta desaparecerá del Universo; podría ser el encuentro con un aerolito o cuerpo celeste de suficiente tamaño, o bien, en último e irremediable lugar, abrasado por la evolución del Sol como estrella, pasando a su fase de gigante roja, previa a la de enana brillante y posterior extinción definitiva).
¿Hay de verdad entre nosotros quienes no creen en el Apocalipsis?
Claro que todo eso está muy, pero que muy lejos, y lo más razonable es creer que la vida humana habrá desparecido antes de que nuestro minúsculo planeta llegue a su fin.
"¡Cuán largo me lo fiáis!", que decía nuestro don Juan Tenorio (el primero, el de Tirso) ante las advertencias de quienes le instaban a enderezar su mala conducta.
¿Será necesario que sobrevengan calamidades -los terremotos, por ejemplo- para que nos solidaricemos y compadezcamos de nuestros semejantes y en la portada del diario ABC aparezca la fotografía de nuestra flamante princesa abrazando a un anciano de Lorca?
14 de mayo de 2011 12:37