Desde los albores de la Humanidad un sueño que se ha repetido en muchos congéneres ha sido poder volar como las aves, como los pájaros. A lo largo de la Historia diversos genios e inventores han intentado buscar fórmulas para poder despegar del suelo y emprender un viaje por el aire, para desplazarse de un lugar a otro. Esta imagen nos muestra uno de los rudimentarios instrumentos artificiales que el ser humano ha ideado, para imitar a las aves, buscando similitudes de su morfología en la indumentaria, empleando sus brazos y piernas para impulsar telas y cuerdas con las que auparse y sostenerse en la atmósfera, a semejanza de los animales que sí pueden volar por su propia naturaleza. Supongo que sería intento vano el emprender el vuelo y que la fotografía se la haría antes de experimentar un sonoro y doloroso fracaso.
Al mismo tiempo algunos comprendieron que fabricando máquinas que imitasen la anatomía de las aves haría realidad el anhelo soñado. Algunas con formas ridículas y aparatosas que presagiaban su poca viabilidad.
Otras que sí consiguieron emprender una exitosa marcha y fueron los antecedentes de los modernos aviones, que han dado satisfacción al deseo de volar.
Algunos, para imitar a los pájaros, se han tenido que contentar con imitar otros comportamientos que vemos hacer a las aves. Como hacen estos operarios, subidos a los cables del tendido eléctrico o telefónico, o a las catenarias del tren eléctrico.
O como se posan estos obreros en los cables metálicos o péndolas del puente colgante de Brooklyn, a modo y manera que lo hacen vencejos, gorriones o golondrinas, descansando entre vuelo y vuelo en los cables de los postes que cruzan campos y calles de nuestras ciudades, al amanecer o al atardecer. A fin de cuentas, otra manera de despegar de forma temporal los pies del suelo, de sostenerse en el aire, por encima de nuestras cabezas.
Y si no, siempre nos quedará soñarlo.
ResponderEliminarque tampoco está mal.
ResponderEliminarQué fantásticas fotos.
ResponderEliminarMe gusta especialmente la del punete de Brooklyn.
Buscando, buscando se termina encontrando verdaderas joyas de la fotografía. Solo queda después combinarlas y salen cositas interesantes.
ResponderEliminar