De pequeño conocía dos
zonas verdes en Palma: El Parque, jardín situado junto al colegio
entonces llamado Primo de Rivera, que ocupaba parte del solar del
antiguo cementerio municipal (antes de ser trasladado a su ubicación
actual), de no muy grandes dimensiones; y el que llamábamos “El
Jardín”, así, de forma genérica, y que era el jardín Reina
Victoria, junto al Paseo Alfonso XIII, de mayores dimensiones y
riqueza vegetal. Por mi residencia más cercana, el jardín de El
Parque debería haber sido el espacio natural de juegos de mi niñez,
pero no fue así. El Jardín, el Reina Victoria, fue siempre algo más
llamativo e interesante, y, tras nuestro traslado de colegio, al
colegio San Sebastián, paso obligado a la ida y a la vuelta del
centro escolar a casa.
El jardín Reina Victoria
es interesante desde el punto de vista histórico, pues reproduce la
tipología de zonas verdes del siglo XVIII, de estilo francés. Fue
un prolongación o complemento del Paseo, que ya se incorporó al
patrimonio urbano en ese siglo XVIII. Esta zona verde ha vivido
numerosas épocas, con los correspondientes proyectos de
remodelación. A fines de los años sesenta se construyó la piscina
municipal, segregando unos 4000 metros cuadrados, junto al
colegio San Sebastián. Recuerdo que mi hermano Pepe, el mayor, nos
llevó a Roberto y a mí de paseo y se paró en la obra a hablar con
el alcalde, Miguel Delgado. La imagen de la excavadora abriendo la
tierra en el lugar que fue luego el vaso de la piscina de adultos
todavía permanece en mi memoria. En ese espacio que se perdió hubo
un estanque, que es el que aparece en la fotografía que
encabeza el artículo (del archivo de José Onieva), y que vemos en
su totalidad en esta otra recogida en la publicación “Palma, un
paseo único”. La piscina se inauguró en 1971.
Cuando adolescente era
lugar preferido para quedar con los amigos. Había un jardinero
dedicado especialmente a esta zona. Recuerdo a González o a
Almenara. También hubo uno que se paseaba de uniforme, con muy mal
genio, a quien llamaban “Pistolilla”. Incluso un jardinero tenía
vivienda propia dentro del recinto. Cuando llegaba una hora
determinada nos echaba, para cerrar las puertas. Y era absolutamente
exigente con el mantenimiento del orden y el cuidado de las diversas
plantas. Por ejemplo, la prohibición de circular en bicicleta por
allí era absoluta, a pesar de nuestros intentos de usarla, pues los
setos delimitaban carriles ideales para carreras y escondites. La
foto donde aparezco con el brazo escayolado recoge una de las
diversas fuentes que había, una de las pequeñas, junto a la casa
del jardinero (cuyo tejado se ve a la izquierda, atrás).
Otros elementos, como
pérgolas, arriates, bancos, tinajas, macetas...completaban su
morfología. Mi hermano Roberto aparece junto a una tinaja incrustada
en el mismo suelo.
La vegetación que
lo poblaba y aún persiste era de gran variedad, tanto de arbustos,
árboles y otras plantas ornamentales o de sombra. De camino al
colegio, muchas veces recogíamos las algarrobas que caían a la vía
lateral que separa el Paseo del Jardín (conocido como segundo
paseo), pues las ramas sobresalían de las vallas que lo delimitaban.
La asociación ecologista GRAMA (Grupo de Acción Medio Ambiental)
realizó hace años un inventario de las especies, gracias al
convenio de colaboración que tenía con el ayuntamiento palmeño.
Como decía, este espacio
ha sufrido diversas vicisitudes. A la amputación debida a la
construcción de la piscina municipal, se le unió más tarde la del
solar para la edificación del Hogar del Pensionista,
junto a la casa de la familia Chacón, donde vivió el excelente
médico y mejor persona, Don José Jiménez Molina .
Alguna fuente, después de la Guerra Civil, fue recubierta de
azulejos cerámicos con los escudos de Palma, la Falange y el de España con
el águila de San Juan. Es la fuente que vemos en la siguiente
fotografía (también del archivo de Onieva), y que estaba situada en
un espacio abierto, el que hay en la primera entrada por el segundo
paseo, y que ahora está recubierta.
La misma fuente que vemos
en la siguiente fotografía, y que nos permite recordar uno de los
típicos bancos de obra, forrado de losetas y
olambrillas cerámicas. Un modelo que no estaría de más recuperar,
ahora que se está de nuevo en obras.
Cuando entramos en la
juventud, el jardín se terminó convirtiendo en coto vedado. El
mundo de la droga se adentró en sus espacios, ocupando
recovecos y zonas muertas, escondites que les permitía desarrollar
sus turbios negocios y consumir la mercancía. Durante años era un
peligro adentrarse por veredas y entre arboleda o arriates, por la
inseguridad y porque las motos de estos individuos circulaban a gran
velocidad por allí. Eso trajo como consecuencia un deterioro
considerable de la zona. Algunas medidas se tomaron, como
quitar la valla o recortar setos (el del paseo central del jardín,
cuando fue recortado, provocó gran escándalo, pues las tuyas son
muy leñosas en su interior y pareció que estaban talando la
arboleda). Incluso se intentó recuperar realizando actividades,
como ferias de muestra, conciertos musicales, representaciones
teatrales o concursos, con la idea de asustar a los indeseables. Cosa
que con el tiempo se consiguió.
En los últimos años se
ha intentado mejorar la vegetación y los espacios. Lo malo es que,
al recuperarse el jardín, éste se ha convertido en el recinto del
dichoso “botellón”, siendo necesaria una atención
especial, para reparar los daños causados. Con la ejecución del
proyecto "Plan
de Acción para la Integración del entorno del río Genil en el
Desarrollo Sostenible de la Ciudad de Palma del Río",
financiado con aportación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional
(FEDER), de nuevo se está cambiando la fisonomía del Jardín,
además de afectar a otras partes del Paseo. A lo ya realizado
(alumbrado nuevo, vallado perimetral, pavimentado de senderos...) se
le unirá una nueva actuación, consistente en la recuperación del
espacio que se le quitó para la piscina municipal de verano (que se
trasladará a la zona polideportiva de Aulio Cornelio, con la piscina
cubierta), para su inclusión en el jardín, con la instalación de
una zona de juegos de agua, para disfrute de niños y mayores.
Ojalá acierte el ayuntamiento, pues este espacio ha sido y sigue
siendo uno de los más queridos por la población, y un elemento
fundamental de nuestro patrimonio urbano y natural.
Epílogo: Esta
semana ha fallecido una visitante asidua de este blog, la madre de
los hermanos Silva Caro. Su hijo Paco me contó muchas veces cómo le
mostraba los artículos que recogía en el blog, sobre mis recuerdos
de la niñez en Palma. Para ella era emocionante recordar su vida en
muchas de las zonas de nuestra ciudad que he ido evocando,
relacionadas con su historia particular. Y disfrutaba cuando su hijo
le leía mis relatos y las imágenes que los ilustran. Quiero dedicar
este artículo a su memoria, como fiel visitante y enamorada de su
pueblo. Y aprovecho para dar el pésame a sus familiares. Descanse en
paz.
He leído el 99% de todo tu blog, incluído todos los comentarios que por él se realizan, por desgracia la existencia de esta entrada me he tenído que enterar por tu familia.
ResponderEliminarComo ya te dije en persona, a mi madre le encantaba ver las fotos que vas colgando en el blog de la historia de Palma, y he pasado muy buenos momentos leyéndole tus narraciones, ella me corroboraba las historias, aunque en alguna que otra ocasión ella discrepaba contigo de algunos detalles. Cuando a veces, gracias a comentarios de otras personas te corregían esos detalles, ella, orgullosa de sí misma, soltaba una carcajada y decía: ¿ves como yo llevaba razón?
Este último post de la historia de Palma no he podido leérselo, por tanto no voy a poder corroborar todos y cada uno de los detalles, pero como estoy seguro de que vas a seguir con esta línea de entradas, yo voy a seguir leyéndolas en voz alta y cada vez que alguno de los comentarios que tanto enriquecen tu blog te corrijan esos pequeños detalles, soltaré una carcajada sabiendo que mi madre estará haciendo lo mismo.
GRACIAS CHEVI
Una de las ventajas de permitir comentarios es que otras personas contribuyen a las entradas, corrigiendo los fallos, completándolas, o simplemente asintiendo. Como no soy historiador no puedo presumir de exactitud. Unas descripciones como las que hago en los post son necesariamente incompletas, y, algunas veces, equivocadas, porque son fruto del trabajo de la memoria, aunque me apoye también en textos de historia local publicada. Y algunas veces falla esta memoria (sobre todo mientras más lejanos son los recuerdos), o es la información recogida en nuestras neuronas la que es inexacta. Yo pido siempre que las opiniones que me comenta la gente, en persona o por correo privado, sean publicadas, para mejorar el recuerdo colectivo que trae a colación cada artículo.
ResponderEliminarPor supuesto que te podrás reir cuando cojas algún gazapo, como hacía tu madre, Paco. Porque seguiré publicando recuerdos y paseos imaginarios sobre nuestro pueblo. Mientras me lo siga pidiendo la gente y tenga material con el que disfrutar.
Gracias a tí, amigo.