Visionario, emprendedor, loco por la técnica, apasionado de las nuevas tecnologías, hombre hecho a sí mismo, magnate, joven con éxito, inventor, profeta...Mucho se dice y se dirá de Steve Jobs, de este hombre, del que hemos tenido variadas noticias y polémicas, y hasta se han hecho películas, en las que se glorifican sus comienzos, al más puro estilo americano. Alguien a quien debemos mucho los que nos atrevemos a pulsar unas teclas o un ratón, delante de la pantalla de un ordenador, para abrirnos al mundo global, para acercarnos a otras realidades sin movernos del lugar, como hacen otros visionarios o mentes ensanchadas.
Dicen que el pecado original fue comer la fruta del árbol prohibido, la fruta del árbol de la sabiduría, del árbol del bien y del mal. Dicen que lo prohibió Yaveh, Dios. Y dicen que Dios es Bill Gates. Solo que "Adán" Jobs había mordido ya la fruta prohibida, la manzana. ¿O fue al revés'? Da igual, el mundo se divide entre los dos. Y el mundo nunca más fue igual: ipods, iphones, macs, lo que puede salir de la mente después de transformar el garaje de su casa...Descanse en paz, en el universo virtual.
¿Quién dice que la fruta prohibida fuera una manzana? ¿Dónde lo pone? Son ganas de darle mala prensa a una fruta cuyo único pecado es que estriñe.
ResponderEliminarLa tradición, que se basa no en lo que cuenta la Biblia (que no habla en ningún momento de manzanas). Esta tradición proviene de culturas anteriores a la cristiana. Por ejemplo, la griega, donde se hablaba del Jardín de las Hespérides, situado a occidente. El jardín era el huerto de Hera, donde se producían manzanas doradas que proporcinaban la inmortalidad. Algo así como un paraíso, al que asemejaron con el paraíso bíblico, el terrenal. También encontramos manzanas doradas en la mitología celta (Tir na nog, la isla de la eterna juventud del héroe Osian) y en la escandinava. Cuando se extendió el cristianismo la gente identificó el paraíso terrenal con estos jardines con manzanas.
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