Las agencias dan cuenta hoy de una "prohibición" en China muy peculiar: se prohibe que los baños públicos tengan "más de dos moscas". Si incumplen los establecimientos perderán puntos. Ni que decir tiene que intentar eliminar las moscas en los aseos públicos es una medida plausible, de claro sentido sanitario. El poner límites cuantitativos es, sin embargo, absurdo. ¿Qué más da dos, que cuatro? mejor ninguna. ¿Dos moscas son tolerables o simplemente limpio? ¿Quién se pondrá a contar las moscas, para multar a los "infractores"? Lo importante es la higiene, como cuestión de calidad, no la cantidad. Aquí vemos el afán "disciplinario" y totalitario de las autoridades chinas, más que una campaña de imagen o de salud, como nos dicen. Y, claro, la polémica saltó pronto a la red, pese a la censura.
Hoy, también, se ha conocido aquí otra noticia de similares tintes autoritarios. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha anulado la prohibición de manifestarse dictada por el subdelegado del gobierno en Córdoba, contra los sindicatos convocantes de una protesta a las puertas del recinto ferial cordobés. La "razón" que esgrimió Primo Jurado para la prohibición es que coincidía con la presencia de numerosos estudiantes que finalizan hoy las clases por la feria y acuden a la portada a celebrar un botellón masivo. Ante esto el Tribunal ha dicho: "el derecho de reunión comunicado dentro de los cauces legales no puede
ceder ante una convocatoria de concentración no comunicada para consumo
de alcohol en vía pública". Se da el caso de que el dichoso botellón no tiene "amparo legal", para colmo. ¿Qué "razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes", como dice el artículo 21 de la Constitución, se daban para prohibir la protesta sindical? Ninguno, según la sentencia que estima el recurso contencioso-administrativo. En todo caso sería el botellón el que podría causar riesgos, pero el dirigente del PP prefirió prohibir el acto sindical. Si tanto molestan a los que quieren divertirse en la feria las manifestaciones, que hubiese prohibido la procesión que pensaron realizar en el recinto ferial. La Feria de Córdoba tiene su origen en una feria de ganado, en la Edad Media, no en celebración religiosa alguna (que alguien se inventó siglos después), pero esta "manifestacion", la religiosa, la organizaba el ayuntamiento, gobernado con mayoría absoluta por el partido de señor subdelegado. Y no la iba a prohibir. A tanto rojo y sindicato protestón había que darles un escarmiento.
Repito, otra muestra más de autoritarismo, en este caso, contra los que protestan contra las medidas del gobierno de Rajoy. Menos mal que los tribunales han puesto las cosas en su sitio. "Los extremos se tocan".
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