Hoy, algo después de las cuatro de la tarde, llega el otoño. Se va el verano, uno de los más calurosos de los últimos años. Y aún no se nos ha ido, el calor. Pronto lo hará. Dicen que esta estación será lluviosa. El miércoles la amenaza aparece por el horizonte, por el oeste, en forma de tormenta tropical. Nadine la llaman y nos puede traer lluvias y fuertes vientos. La ciclogénesis explosiva, esa bomba que otras veces ha caído por aquí. Los restos del huracán. Nadie sabe si llegará.
Lo que sí sabemos es que pronto habrá que echar mano del abrigo, que caerán las hojas de los árboles al suelo dejando un manto ocre, suave, levemente ruidoso al paso de viento fresco que nos anima a refugiarnos en las tardes. El otoño anuncia el frío y nos anima a no quitarnos nuestros humanos envoltorios a la intemperie, en cualquier momento. Solo podremos despojarnos de "nuestras hojas" en nuestro cálido cobijo, a salvo de aguas molestas, de aires cortantes.
Nuestra piel, desprovista del manto natural piloso de otros animales, encontrará el calor en el interior, o con añadidos artificiales. Cuando llegue el invierno, será imprescindible. Aprovechemos los últimos rayos de sol.
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