Pues habla bien clarito sólo que hay que entender exactamente lo contrario de lo que dice, si es que a estas alturas no sé por qué hay gente que se sorprende.
Es el paradigma del embustero, eso sí, con solemnidad.
Pues habla bien clarito sólo que hay que entender exactamente lo contrario de lo que dice, si es que a estas alturas no sé por qué hay gente que se sorprende.
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