Por una vez estoy de acuerdo con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que dirige el inefable José Ignacio Wert. Le han dado el Premio Nacional de Músicas Actuales 2012 a Kiko Veneno, por "su contribución decisiva durante más de tres décadas y media a la integración de tradiciones musicales internacionales e hispanas". Repito, estoy de acuerdo. Kiko es uno de los músicos que hicieron más agradable mi juventud. Desde aquel mítico disco "Veneno", junto a los hermanos Rafael y Raimundo Amador, donde se mezclaban flamenco, blues, transgresión, poesía, la vida urbana del "Polígamo", la religión, la política, el que adoptó el nombre del grupo como apellido artístico pasó a ser un artista imprescindible de pop, el rock y el blues con más raíces hispanas. Para disfrutar en solitario y con las amistades. Después, como solista, continuó con la vena cómica en sus letras, sus divertidas y también emocionadas canciones. Con Camarón triunfó componiendo su "Volando voy", un tema mítico. Su sentido del humor demuestra que se puede hacer música "seria" sin aburrir. Y hasta ser un personaje de televisión. Porque esos más de treinta años en un mundo como la música, también afectado por las crisis (la económica y la industrial, gracias al declive del sector discográfico), son algo muy serio y le hacen merecedor del reconocimiento. Verle en directo, para colmo, es una gozada de la que he podido disfrutar. Aunque diga que el premio le parece "una buena paga de jubilación" espero que ésta no llegue pronto. Que siga deleitándonos con su sentido de la vida y su buen hacer. ¡Felicidades!
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