Pese a los desmentidos del Ministerio de Hacienda y del mismo Cristóbal Montoro, Luis Bárcenas, el tesorero del PP implicado en la trama Gürtel, al que se le descubrió una cuenta en Suíza, sí blanqueó una buena parte de esos 22 millones de euros evadidos, haciendo uso de la amnistía fiscal que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy. Eso dijo, y para probarlo ha entregado al juez los documentos que lo atestiguan. Ha pagado 1,4 millones al fisco, a cambio de dejar limpios de polvo y paja 10,9 millones de euros. El resto ya no podrá "lavarlos", pero da igual, pues la deuda fiscal ha prescrito, como les pasa siempre a algunos "afortunados".
Lo que nos temíamos algunos parece que se confirma: que la poco clara amnistía tenía más finalidades que las que nos dijeron desde el PP. Y como Bárcenas (ese que dejó el partido, tras agradecerle los servicios prestados y su magnífico trabajo, y que, sin embargo mantenía despacho, coche oficial y secretaria) no parece muy contento con el trato que le están ofreciendo sus "antiguos camaradas", está proporcionando al juez pruebas de los turbios asuntos que le afectan en su relación con el funcionamiento y la financiación del PP. La cosa, por mucho detergente y mucha lavadora que empleen, apesta.
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