Hoy Iñaki Urdangarín ha vuelto a declarar ante el juez que instruye el caso del Instituto Nóos. Como era lógico, un personaje de actualidad, con tanta importancia, no debía quedar fuera de las "lamentaciones" que escribí para las coplas del pasado Carnaval. Ya sé que estamos en cuaresma y que el carnaval terminó ya, pero no me podía resistir y también publico esta copla o "lamentación", especialmente compuesta para el disfraz del domingo pasado. Y, como podréis comprobar, la música de los payasos de la tele me inspiró para ello. ¿Por qué sería? Aclaro: Ni que decir tiene que el oficio y el arte de payaso merece para mí todos los respetos. Otras cosas no.
Me
manda el rabino Jacob
al
muro de las lamentaciones
¿Por
qué? Pregunto yo.
Porque
la cosa está de cojones.
¡Qué
pena, qué pena, qué pena!
Había
una vez, un “príncipe”
que
alegraba siempre el corazón
lleno
de color
mundo
de ilusión
pleno
de alegría y subvención.
Había
una vez, un “príncipe”
que
alegraba siempre el corazón
sin
temer jamás
a
Hacienda o al Fiscal
se
hacía de oro
con
la Fundación.
Siempre
viajar,
siempre
cobrar,
¡contraten
con el “príncipe”!
Otra
autonomía,
otra
ciudad,
¡contraten
con el “príncipe”!
Es
magistral,
sensacional.
¡Otra subvención, al “príncipe”!
Él
es feliz, al conseguir,
a
la infanta hacer feliz.
Había
una vez un “príncipe”
que
se nos quedó con un pastón.
Fuera
la ilusión
en
la Fundación,
el
negocio, por fin, se acabó.
¡Qué
pena, qué pena, qué pena!
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