Arias Cañete es un tipo simpático. Ya nos tiene acostumbrados a hacer bromas con cualquier cosa. Recordemos aquellas "cariñosas" palabras hacia los camareros inmigrantes: "Aquellos camareros maravillosos que teníamos, que le pedíamos uno cortado, un nosequé, mi tostada con crema, la mía con manteca colorada, cerdo, y a mí uno de boquerones en vinagre y venían y te lo traían rápidamente y con una enorme eficacia". "La mano de obra inmigrante no es cualificada. Ya no hay camareros como los de antes" .
O su afición a comer yogures caducados. Cosa increíble debido a su elevada posición social y a su poder adquisitivo. De vez en cuando nos sorprende con alguna frasecita "cachonda" con la que hacernos, de paso olvidar que su política no está precisamente favoreciendo a la agricultura y el medio ambiente de nuestro país. Esta vez nos ha sorprendido metiéndonos en el cuarto de aseo de su casa, y asegurando que él se ducha con agua fría, para ahorrar agua y energía. Toda una proeza, sobre todo teniendo en cuenta que hasta hace pocos días, con el duro y prolongado invierno, y las intensas lluvias, las temperaturas de España no han sido nada altas. Ahora la cosa sí ha cambiado, pero no se puede decir que ello ha sido la tónica de estos últimos tiempos. Tal vez las "lluvias de protestas" sufridas por su gobierno le haya endurecido la piel al señor ministro. Como al gobierno en general, que ha demostrado una absoluta falta de sensibilidad hacia los españolitos, que cada día somos castigados con la política destructora del PP. Así que me imagino que eso de ducharse con agua fría será una metáfora. Una metáfora de su insensibilidad y, también de la decepción causada, sobre todo a los que se creyeron sus promesas electorales, diariamente traicionadas.
Como una ducha de agua fría ha sido el resultado de la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados que ha aprobado la futura "ley antidesahucios". Una norma que no recoge los contenidos de la Iniciativa Legislativa Popular promovida por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Ni tampoco las enmiendas de la oposición sino el texto del PP y solo una enmienda de UPN. Una burla al millón y medio de ciudadanos que firmaron la iniciativa y creyeron que se tramitaría de verdad como proyecto de ley. Algunos creyeron en la buena fe del PP, cuando aceptó su tramitación, pero el resultado da la razón a quienes no lo hicieron. Seguro que los dirigentes del PP están disfrutando de esta ducha de agua fría, bien fría. Y riendo, como Arias Cañete. Muy simpáticos y cachondos.
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