La palabra pijo tiene una connotación peyorativa. Cuando Aznar ganó las elecciones emitieron en TVE (como James Bond, "al servicio de su majestad"... pepera) un documental sobre la juventud donde, tras un tiempo de gobierno de este señor, se nos presentaba a los jóvenes como personas comprometidas con su país, laboriosas, religiosas, educadas... algo muy diferente, según el documental, de la juventud anterior, pasota, drogadicta, descreída, conflictiva... Un grupo de ellos contestó a unas preguntas. "¿Son los jóvenes de hoy pijos?" preguntó un periodista. Un joven contestó "No, los pijos son otros, los socialistas". La imagen del joven, con el pelo engominado, camisa de manga larga y un jersey echado sobre los hombros, según éstos, no era ya la del pijo. Los pijos son otros. Así pensaba también un portavoz del PP de estos tiempos, Rafael Hernando (¿recordáis la imagen de este señor?) cuando llamó "pijo ácrata" al juez Pedraz, que había archivado una causa penal contra los convocantes de una manifestación que pretendía acercarse al Congreso de los Diputados para protestar por los recortes. Obviamente, que un tipo como Hernando, el prototipo de pijo-diputado, descalifique a otro llamándole pijo era puro sarcasmo.
Ahora nos encontramos con el "desliz" de la Delegada del Gobierno en Cataluña, la señora María de los Llanos de Luna, que el otro día soltó una frasecita de libro. Cuando le interceptaron al verle en un acto repleto de famosos de "la alta sociedad". Le advirtieron que allí había gente "demasiado acaudalada, demasiado pija", ya que es una persona que no asiste con frecuencia a este tipo de encuentros. Ella, que nos advirtió que no lo era, pues es una simple "funcionaria del estado", dijo que "también es importante que haya gente pija y rica porque son los que gastan y consumen". Se quedaron de piedra en el programa donde se emitió el reportaje con sus declaraciones. Ya no es malo ser pijo, pues una funcionaria del estado, ascendida a alto cargo del PP, así lo reconoce. "Es importante que haya gente pija". Y rica. Para algunos de los medios, que apoyan sin reservas al gobierno y al partido de Rajoy, esto ha sido un simple desliz, una frase poco oportuna de una persona no acostumbrada a hacer declaraciones. Claro, reconocer que los que no son pijos no pueden consumir ni gastar, por el empobrecimiento causado por los recortes del gobierno es muy fuerte. Sin embargo, estas palabras encierran una gran verdad. La verdad de la política económica y social del PP. La política que cree que los "importantes" son los ricos (y pijos), los que tienen dinero. Llevan más de un año intentando hacer de España un país fracturado, de ricos (los menos) y pobres (la mayoría), sin clase media, para asegurarse el poder político, económico y social. La economía es de ellos, los ricos-pijos, los que se llevan el dinero a Suiza y otros paraísos fiscales, los que gastan fortunas en fiestas de cumpleaños, los que tienen sueldazos inmensos a pesar de la crisis, los que tienen sobre-sueldos, los que declaran sus escasos impuestos como sociedades-tapadera, para no pagar el IRPF... esos que llevan el pelo engominado, las patillas, el cinturón con la bandera rojo y gualda y el jersey en los hombros, o las mechas rubias y el bolso de Louis Vuitton. La Delegada del Gobierno en Cataluña lo ha dejado bien claro. ¡Pobre Rafael Hernando, pobre Ana Mato, pobre Aznar! Tanto tiempo disimulando con sus palabras y... ¡Ellos son los pijos! ¿Qué otra tontería se sacarán ahora de la manga para contrarrestar estas reveladoras palabras?
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