domingo, 7 de julio de 2013

Feria de Teatro en el Sur: el colofón de los 30 años.


El viernes pasado terminó la 30 edición de la Feria de Teatro en el Sur. Más de treinta representaciones para un cumpleaños especial. Asistimos a dos espectáculos, los dos caracterizados por su esencia musical. En la Casa de la Cultura cerró el ciclo Laví e Bel, otra compañía veterana en la feria, con su "Cabaret Buenaventura", una experiencia más en este género, tras Cabaret Caracol, Cabaret Líquido, La Barraca del Zurdo y Cabaret Popescu. Que venía avalada por los numerosos premios como el de los I Premios del Teatro Andaluz. Pero que no entusiasmó precisamente al público. Puede que fuese la hora (más de la una de la madrugada), el cansancio de cuatro intensas jornadas, cierta falta de hilo argumental, o el que antes presenciásemos un espectáculo espléndido en el teatro Coliseo.


La compañía Factoría Madre Constriktor nos deleitó (nunca mejor dicho) a las 9.30 de la tarde, y durante más de hora y media en el Coliseo, con su obra "El intérprete", donde el actor Asier Etxeandia, junto con tres músicos, nos contó y nos cantó su vida de niño "raro", que quería ser artista y que solo se relaciona con sus "amigos invisibles". Un espectáculo musical de primera categoría, que levantó numerosas veces al público de sus asientos para cantar, bailar o grabar y fotografiar parte de la obra, pues es la única a la que hemos asistido hasta ahora donde no se prohibían estas acciones, como en otras, sino que incluso se nos animaba a hacerlo y a publicarlo en internet, como hice yo también, retransmitiendo en directo la actuación. A Asier Etxeandia le acompañaron Gherardo Catanzaro, al piano, Enrico Barbaro, al contrabajo y Tao Gutiérrez, a la percusión y como dirección musical.


En "El intérprete" disfrutamos de las canciones de Chavela Vargas, Kurt Weill, La Lupe, Carlos Gardel, David Bowie, Talking Heads, Madonna, de copla, jazz, cabaret, rock, terminando con una vibrante imitación de los Rolling Stones, que consiguió hasta levantarme a mí de mi asiento. Y la grabé, por supuesto. Además prepararon el terreno anunciando una especie de flashmob, que algunos siguieron con alegría y esmero. Con similar entusiasmo que demostró la mayoría del público, entre cuyos componentes estuvo la actriz Emma Suárez, que bailó con sus acompañantes unos asientos atrás de nosotros. Un espectáculo completo, con sus dosis de crítica social, política y moral, que a algunos "bien-pensantes", de esos que siempre se sienten ofendidos en sus convicciones cuando otros ejercen la libertad de expresión, no gustó, como he leído en una singular crítica. Pero que la inmensa mayoría agradeció y significó un real y magnífico fin de fiesta para la feria teatral. Una muestra que, en general, nos ha dejado buen sabor de boca.


Ayer sábado tuvimos el "bis", un acto fuera de programa. La feria clausuró su treinta aniversario con una gala, un reconocimiento al público y a los que están "detrás de bambalinas" (Ramón López, la organización y trabajadores), además de otros "teatreros" que recibieron una Mención de Honor: algunos de los actores y actrices, aficionados y profesionales, compañías o grupos de Palma del Río, que han surgido y demostrado su amor por el teatro y el espectáculo en estos tres decenios de vida de nuestra muestra y mercado teatral. No estaban todos los que se han movido y han dedicado o dedican una parte de su tiempo a este arte en nuestra tierra, pero se lo merecían. Dos representaciones teatrales completaron la gala, de más de tres horas, "Relatos Sicoscla" de Arrempuja Teatro y "Sex-habilidad social", del autor palmeño Vicente Cornejo. El año que viene (esperemos), más. Nos veremos.

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