Pasado el paréntesis veraniego, retomamos los recuerdos de Palma del Río, que hemos venido en titular "Geografía evocadora palmeña". Lo hacemos dando un "paso atrás", como otras veces a ocurrido, tras la publicación de alguna entrada, que ha movido a algún amable lector o lectora a sugerirme que comente un punto concreto de esta "geografía" o un hecho o personaje singular. O cuando me han enviado fotografías alusivas a lo tratado, que, de haber dispuesto en su momento de ellas, a buen seguro las habría compartido con quienes siguen estos humildes relatos de mi niñez y juventud. Esto ocurrió cuando publicamos el segundo de los post sobre la calle Portada: La Calle Portada, llegamos al final. En esta entrada hacía referencia a una de las casas que hoy día han desaparecido, la casa donde vivieron Marina Sánchez, su marido José Rodríguez, y su hijo José Miguel, conocido con el apodo de "Nenuco". Entonces escribí: "La última “hazaña” de José Miguel, antes de dejar Palma, fue una exposición en el salón de plenos del ayuntamiento que fue ampliamente comentada por emplear objetos de uso cotidiano, con letreros para identificarlos, como obras de arte." Como no tenía fotografía ni reseña periodística a mano del evento, no pude decir nada más.
Pero uno de los entusiastas lectores y contribuyentes a aquellos artículos, Juan Muñoz, me pasó posteriormente unas imágenes que guardaba de la comentada muestra de arte. José Miguel era un personaje especial. Todo un "artista", que lo mismo cantaba flamenco, rumba, o lo que ahora llaman "flamenquito", con matices pop, en su grupo Posturas del Jardín (con Félix Carrillo, el peluquero de la Plaza de España, su hermano Juan Ramón, Lucas Jiménez, y las hermanas May y Rosario Lora Autero, por ejemplo), que realizaba otras actividades "de vanguardia". De niño lo consideraba el típico hippy del pueblo, con larga melena y barba, que tenía una moto con svásticas de adorno, pero de ideología no precisamente autoritaria, pues también recuerdo sus enfrentamientos con los tristemente famosos "grises" en las épocas duras de conflictos laborales y políticos de los años en torno a la muerte de Franco y la Transición. Sorprendente fue verle completamente rapado en su periodo de servicio militar obligatorio, el vivo retrato de su padre, pero con menos años, claro.
Hoy comparto las imágenes del catálogo de aquella exposición, que denominó "Dibujos y objetos". Incluida la firma con un dibujo del artista. Ésta tuvo como marco el salón de plenos del ayuntamiento, desde el 21 de marzo al 1 de abril de 1988. Él mismo la montó, acompañando los materiales con letreros para identificarlos. Los dibujos pudieron gustar más o menos a los visitantes. Los objetos cotidianos (podemos ver en el catálogo algunos como palillos de dientes, ceniceros, tornillos, bolígrafo, piedra, cartones, funda de flauta...), con sus correspondientes etiquetas, sí sorprendieron y movieron a visitarla a muchos palmeños, incluidos centros escolares. Estos objetos sí que causaron un gran impacto, por lo novedoso del tratamiento. Algo insólito entonces. Y también provocaron no pocos comentarios jocosos. Y hasta imitaciones, incluso en algún despacho del propio ayuntamiento, como pude comprobar en uno donde rotularon de igual manera todos los objetos de la mesa del funcionario ("grapadora", "máquina de escribir", "bolígrafos", "expedientes", hasta un "botijo"). "El arte para quien lo entienda", dijeron o pensaron muchos. O "a cualquier cosa llaman arte", exclamarían otros. Alguien le vio cierto parecido a otra exposición anterior de "Poesía visual", que disfrutamos en el mismo ayuntamiento, pero con carácter más local. Aquel experimento, con el paso del tiempo, recobra cierto valor. Y se merece el recordatorio que hoy le damos.
Andando los 70, le conocí en el Seneca, y ya apuntaba maneras. Dos cursos de Latín, Griego, Nenuco y Pepe Moya forjan el carácter de cualquiera.
ResponderEliminarDe todos modos, es una de mis épocas preferidas.
Hoy ha sido divertido volver atrás en el tiempo. Mi querido Pepe Moya, un gran humanista.
¿Pepe Moya estuvo en el Séneca? Yo le conocí en el instituto.
ResponderEliminarAntes de llamarse Antonio Gala, era Séneca. El Director se llamaba Esteban. Hace muuuchos años!!
ResponderEliminarAhhh, claro, cuando el instituto empezó fue como sección delegada del instituto Séneca de Córdoba. Pues sí que hace años, sí.
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