viernes, 3 de enero de 2014

La foto del viernes: el Canal de Panamá


Desde que los españoles llegaron a América, dándose cuenta de que no era Asia y sus ansiadas riquezas, el afán por encontrar el camino a las "Indias", atravesando las nuevas tierras encontradas, fue imparable. Al descubrir Vasco Núñez de Balboa el llamado Océano Pacífico (o mar del Sur), comprendieron que debían seguir buscando el camino por el Oeste. Lo encontró Fernando de Magallanes en el estrecho que lleva su nombre, junto al Cabo de Hornos, pero era un lugar peligroso y muy lejano, así que siguieron buscando una salida al mar, por la zona más estrecha de tierra firme, por Panamá, sin encontrar una vía natural marítima que permitiera el paso de los barcos. Ese fue el origen de una obra de ingeniería grandiosa: el Canal de Panamá. Una vía navegable artificial que une el Océano Atlántico con el Pacífico, desde hace casi 100 años. Y que ha sufrido diversas vicisitudes desde su construcción, siendo administrada por los Estados Unidos y posteriormente recuperada por los panameños. Ahora está en proceso de ampliación para permitir su paso por buques de mayor tamaño. Sus obras las acomete un consorcio liderado por la empresa española Sacyr, que hace poco tiempo anunció la paralización por supuestos sobrecostes, no admitidos por la administración contratante. Por algo que parece normal en estas tierras: primero se aseguran la adjudicación de la obra bajando temerariamente los presupuestos presentados y luego se presentan "modificados por imprevistos" con los que cubrir el coste real (muy por encima de los presupuestados). ¿Esto parece que ha ocurrido con la ampliación? La empresa lo niega. Y viene algo que suena a chantaje, algo que no está dispuesto a consentir Panamá. Ellos no funcionarán así. La sombra de la corrupción cubre de sospechas el asunto. Muchos contratos internacionales se consiguen "convenciendo convenientemente" a los encargados de adjudicar la obra. Tal vez, lo que tengamos aquí es la no-corrupción, precisamente. En nuestra piel de toro, sin embargo, es corriente, según vemos en muchos casos. Casos que cuestan al contribuyente más dinero del previsto. Y algunos dejan, de paso, la correspondiente "donación" para el "poder adjudicador". Pura coincidencia, claro. Aquí no hacen falta amenazas de paralización. ¿Qué habrá pasado en el Canal de Panamá, que tantos avatares sufre? Y nuestra imagen no queda muy reforzada que digamos. ¿Marca España? ¿O qué? Las aguas del canal siguen sin tranquilidad.

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