miércoles, 12 de febrero de 2014

Rajoy, el islamista, en Turquía


Madre mía, no ganamos para sustos. Resulta que Mariano Rajoy está de viaje por Turquía y nos hemos enterado que una de las ceremonias en las que ha participado es un mitin del partido del gobierno turco. Recordemos que Turquía está gobernada por un partido islamista, cosa que provocó que se enfriaran las negociaciones para que este país de Asia Menor entrase en la Unión Europea. Ya era un contrasentido, de esos que vemos muchas veces en política, que un país asiático (geográfico y culturalmente) pretendiese entrar en Europa, pero se volvió insostenible que esa nación estuviese gobernada por los fundamentalistas musulmanes. Sabemos que, para colmo, el gobierno de Tayip Erdogan, desde que su partido llegó al poder en 2002, viene implantando un claro retroceso en la sociedad y las instituciones de Turquía, desdibujando la occidentalización que protagonizó el gobierno del primer presidente de la república, Mustafá Kemal Atatürk, para acercarse al modelo de las repúblicas islámicas. Es más, desde hace un año las protestas son frecuentes en las calles de Turquía, y la represión se ceba con los que discrepan con las limitaciones de las libertades y derechos fundamentales.



En estas nos encontramos con que Rajoy quiere vender sus "logros" en el exterior y se va a Turquía, entre otras cosas, a festejar que una empresa ha construido allí una línea de metro en la capital... y se ve metido, de hoz y coz, en pleno mitin del partido del mandamás turco. Apoyando al partido islamista, para alborozo de miles de seguidores fundamentalistas. Dicen que le han engañado. Tal vez. No es tan listo. Otros pensarán que fue encantado. Allí, tan lejos y en un acto supuestamente oficial, no habría periodistas que no sean los de su coro particular, con lo que podía explayarse a sus anchas, sin preguntas inconvenientes sobre la crisis o la corrupción. Lo cierto es que Rajoy ha vivido su particular desfile de moros y cristianos, aplaudiendo y haciendo la ola a los extremistas musulmanes. Y, una vez más, haciendo también el ridículo. Así nos va. 

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