Jóvenes usan su ingenio contra las inundaciones

Foto del página del IES Antonio Gala

Una noticia que ha pasado casi desapercibida, tal vez por su inadecuado tratamiento en los medios de comunicación, es el premio que han recibido los alumnos del Instituto de Bachillerato Antonio Gala de Palma del Río, en el campeonato de la First Lego League, en su edición celebrada en Córdoba, donde han quedado los primeros, lo que les permitirá competir a nivel nacional. "Un desafío del mundo real, mediante la construcción de robots que realizan tareas en un tablero de juego que hace referencia a la temática del desafío". Así definen los organizadores este torneo, en el que se emplean las piezas de este juego.

En este caso el desafío se trataba de la "Furia de la naturaleza". Los jóvenes palmeños, encuadrados en el equipo denominado Clockwork Orange 3.0 (la naranja mecánica 3.0), se inclinaron por realizar un sistema de detección de inundaciones: "el proyecto que hemos presentado desarrolla una idea técnica al servicio del medio ambiente y la sociedad; en concreto, y animados por la experiencia de nuestro contexto local, es un sistema de detección de inundaciones fluviales y activación de mecanismos para paliar sus efectos". Eso nos cuentan en la web de instituto. Pues las riadas, que volvieron desde hace años a repetirse tanto en el Guadalquivir, como, fundamentalmente, en el Genil, son un problema grave, sobre todo si no se ponen los medios para atajarlas, como recientemente ha reconocido el gobierno de la nación. Por eso el valor del "invento" de estos chavales tiene una especial relevancia, por el interés por los problemas de su pueblo, y por poner su granito de arena, con ingenio, para encontrar soluciones técnicas a estos problemas. Un sistema que detecta automáticamente el nivel de la riada, lo que provoca la evacuación de los colectores de desagüe que quedan por debajo de ese nivel, evitando la inundación del casco urbano. 

La capacidad para conocer la realidad, descubrir sus secretos y para innovar, por parte del ser humano es ilimitada cuando se emplea correctamente la ciencia, como en este caso. Mi enhorabuena y merecidas felicitaciones a estas alumnas y alumnos, y, por supuesto, a sus profesores. Como vemos, hay esperanza en nuestros jóvenes, hay futuro.