Este fin de semana pasado hemos ido a uno de nuestros destinos preferidos, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). El sábado cenamos en uno de los establecimientos con fama del Barrio Alto: Bar Parada, "El gallego". Fama por sus abundantes raciones de todo tipo, por supuesto también con productos de la zona, como los langostinos o las gambas. Allí, en la Plaza de la Paz, cerca de la Iglesia de Nuestra Señora de la O, templo principal de estilo mudéjar, el castillo de Santiago, y también del Palacio de los Duques de Medina Sidonia, de los que he hablado más de una vez, degustamos un abundante menú esa noche.
Además, encontré esta placa que adorna la fachada de una casa, haciendo esquina con la calle Caballeros, la que lleva al ayuntamiento, situado en el Palacio de Orleans y Borbón. Su texto me llamó la atención. Dice así: "REINANDO EN ESPAÑA LA MAJESTAD CATÓLICA DE DON JUAN CARLOS I SE REEDIFICÓ ESTA CASA QUE FUE DESDE 1556 A 1730 CABILDO DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA. AÑO 1989. LAUS DEO". Sobre esta inscripción cerámica hay un disco con un toro alado, el que aparece en el escudo de la ciudad, y que se relaciona con el evangelista San Lucas.
La casa parece ser de propiedad particular, una vivienda. Y la placa es un adorno que colocarían sus dueños, quienes la edificarían sobre el solar del antiguo ayuntamiento local, cercano a los poderes de la época en el periodo en que estuvo allí, según el rótulo. Posteriormente el cabildo municipal se trasladó al Barrio Bajo, en la plaza del mismo nombre, centro turístico y gastronómico de renombre, hasta su vuelta al Barrio Alto en el Palacio de los Duques de Montpensier, antes reseñado.
El que se califique al anterior rey como "majestad católica" es toda una declaración de principios, incompatible con el Estado de derecho que tenemos desde la Constitución de 1978, donde se dice que "Ninguna confesión tendrá carácter estatal." Esos tratamientos al Jefe del Estado son propios de épocas históricas anteriores, no de 1989. Aunque la proclamación de este rey fuese de acuerdo con las Leyes del Movimiento, y en concreto con la la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado, de 26 de julio de 1947, modificada por la Ley Orgánica del Estado, de 10 de enero de 1967, normas donde sí se consagraba la confesionalidad del Estado. Estas leyes fueron expresamente derogadas por la Constitución. Con estas manifestaciones públicas solo se provoca malestar y confrontación. ¿Se sorprenderán que, al verlas, algunos nos sintamos "más republicanos"?
¡Muy bien dicho!
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús.
ResponderEliminarSerá porque no colocó el crucifijo en la proclamación, junto a la Corona, como sí hace el PP en sus juramentos, que pone la cruz y la Biblia. Tenían que congraciarse con la tropa derechista.
ResponderEliminarY es cierto, María, se come muy bien en El Gallego, jajajaja.
Saludos.