lunes, 8 de septiembre de 2014

El ancla


En mis viajes suelo hacer fotografías a cosas, espacios, edificios, detalles, objetos que me parecen interesantes, aunque no sepa muchas veces qué significan. Es lo que me ha ocurrido con esta foto que comento hoy. 

Durante nuestro viaje de vacaciones de este verano, cuando paramos en Lasarte-Oria (Gipuzkoa), hicimos varias incursiones por los alrededores, incluyendo el País Vasco francés. Una de las ciudades visitadas fue Biarritz, en la que habíamos estado dos años antes, pero de forma fugaz. Esta vez le dedicamos más tiempo. Recorriendo la costa nos paramos para hacer un receso fisiológico y me percaté de este pequeño muro. Lo que me llamó la atención fue la ventana, con ese tejadillo y los postigos pintados de azul, con las macetas y la urnas con los crustáceos en su interior. El conjunto, al que se unían un pilón, unos azulejos, unas placas y más plantas, era abigarrado, pero no cargante. Un ancla oxidada completaba la escena, subrayando el carácter marinero de ésta. 

Entonces no sabía del significado de este "altar marino". Hasta que he buscado en la red. Resulta ser una placita donde se expone el ancla de un barco, el sueco Padosa, que naufragó durante una tormenta invernal en 1907 en la playa. Biarritz, como otras ciudades costeras, ha conocido diferentes naufragios de barcos en sus costas. Éste parece ser famoso y quedó su recuerdo gracias al relato que hizo un famosos investigador histórico del mar, François Doyhamboure, cuyo nombre, además del del barco, lleva la plaza en la que hicimos nuestro paréntesis por la costa. Una placa delante del ancla (que no vi entonces) nos identifica el objeto. Un objeto con una trágica historia detrás, que no oscurece empero la belleza del enclave. 

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