jueves, 11 de septiembre de 2014

Hondarribia, el color y una sorpresa


Cuando publiqué la entrada sobre El ancla, de Biarritz, en el Facebook me preguntaron si fui a Hondarribia (Fuenterrabía) durante el viaje. Este año no hemos estado allí, pero sí la visitamos hace dos veranos. Nos gustó mucho esta ciudad, una población situada en la desembocadura del río Bidasoa, frente a la orilla que ocupa la ciudad francesa de Hendaya.


En Hondarribia podemos encontrar dos barrios históricos, interesantes y diferenciados. El Casco Viejo, dentro del recinto amurallado, en la parte alta de la población, y La marina o barrio de pescadores, junto al puerto.


En La marina disfrutamos de las antiguas casas de los pescadores, con sus vivos colores y arquitectura popular. Muchas de ellas han dado cobijo a establecimientos de hostelería.


Los marinos usaban la pintura que les sobraba de los barcos para adornar sus casas. Y las macetas en balcones y ventanas dan un colorido especial a las fachadas. De ahí el variado colorido. Algo que siempre ha caracterizado a este barrio y a esta ciudad.


En el casco viejo (o parte vieja) encontramos diversos monumentos, como la iglesia de Santa María de la Asunción, varias casas-palacio, el castillo de Carlos V (actualmente Parador de Turismo) y las murallas con sus diversas puertas.


En la llamada Plaza de Gipuzkoa, una plaza remodelada en el siglo pasado, aunque conserve mucho de su trazado y elementos originales del periodo medieval, hallé unos detalles que me llamaron la atención.


En unos soportales, donde en la vigas de madera había tallados varios símbolos similares a los típicos lauburus, unos capiteles me parecieron familiares. Eran enormemente parecidos a los capiteles, llamados de nido de avispa (o de abeja, también), propios de la arquitectura califal, aunque más sencillos. Esos capiteles que vemos, por ejemplo, en Medina Azahara, que crearon los musulmanes a partir del capitel de pencas, abundante en la Mezquita de Córdoba y otros monumentos de la época, que no es otra cosa que un capitel corintio más sencillo y con las hojas de acanto más separadas. ¿Arquitectura musulmana en el País Vasco?


Naturalmente no son capiteles califales originales, sino copias. Quienes reconstruyeron los edificios de la plaza unieron la arquitectura vasca tradicional con la de otros puntos de la Península, para dar mayor variedad al conjunto. Simbiosis hermosa. Un vínculo entre nuestra tierra y nuestra historia, con las tierras del Norte. Y una sorpresa inimaginable.

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