Hace cinco años conté mi experiencia personal sobre la violencia de género. Esa tragedia criminal que sigue azotándonos como si la civilización fuese solo una palabra sonora pero vacía de contenido. Hoy recuerdo el caso, aunque no lo vuelva a contar (para conocerlo podéis pinchar en el anterior enlace) y pongo imagen a dos protagonistas de aquel drama. Una foto de mi tía (la víctima), conmigo (el testigo involuntario e impotente del aquel ataque violento), poco tiempo antes o después de la tragedia (eso no lo sé), en un momento agradable. Afortunadamente el crimen no se consumó. Aunque eso no pase en muchos otros casos anteriores y posteriores. De ahí que debamos seguir insistiendo en la erradicación de estos males. De ahí que días como el de hoy sigan siendo necesarios. ¡No más violencia! ¡No más crímenes contra las mujeres!
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