Me complace ponerme en contacto con usted para darle una mala noticia. Siento fastidiarle el año nuevo, a través de la pantalla de su ordenador (aunque le gusten las pantallas, como nos tiene acostumbrados a verle) pero no es lo único que le voy a fastidiar. Ayer terminaba el año deseando un feliz 2015 a todos mis lectores y lectoras. Hoy se lo deseo a usted. Sin embargo, al mismo tiempo, le comunico que voy a joder (perdóneme la expresión, pero ya entenderá su uso) sus estadísticas de desempleo. Pues ayer fui mi último día de contrato, y hoy es mi primer día de desempleo, de paro, tras algo más de dos años y medio trabajando. Ya tiene un parado más. Bueno uno no, porque no solo yo dejo el empleo que tenía de auxiliar administrativo en el Instituto Municipal de Bienestar Social de Palma del Río (Córdoba), sino que también una compañera, trabajadora social, ha finalizado su relación laboral con esta entidad en la misma fecha. El motivo: se han reducido los fondos de la subvención para personal de apoyo en los Servicios Sociales Comunitarios en la aplicación de la Ley de Dependencia, por lo que no es posible nuestra renovación.
Desde que usted es presidente del gobierno, las aportaciones del Estado al mantenimiento de las prestaciones a la Dependencia se han reducido drásticamente. También para el mantenimiento de la red municipal de Servicios Sociales Comunitarios, en general. En el caso de Andalucía, el recorte de fondos para Dependencia se ha cuantificado en 400 millones de euros en el periodo que comprende 2012 y 2015. Lo que implica que la Junta de Andalucía haya tenido que soportar, para mantener las prestaciones, el "72% de la financiación del sistema de atención, mientras que la aportación del Estado se restringe al 28%, cuando lo que se acordó con la entrada en vigor de la ley fue que la financiación se hiciera a partes iguales entre las dos Administraciones", en palabras de la Consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta. Un servicio donde hasta hace bien poco no se han podido atender nuevos casos (posible ahora, sobre todo, gracias al fallecimiento de antiguos beneficiarios/as), pese al aumento de los solicitantes. Ya se produjeron, por ello, los recortes en la subvención de la Junta a los ayuntamientos andaluces para el programa de refuerzo de la dependencia, aunque a nosotros no nos ha afectado hasta ahora.
Ese dinero que permitía nuestra contratación (y la atención de los nuevos casos de dependientes) lo ha empleado usted en rescatar los bancos de sus amigos, pagando la deuda que tiene nuestro país (que ha aumentado del 70,50% PIB, como estaba en 2011, cuando usted llegó al gobierno, hasta el 96,80% del PIB, como la ha subido usted a fecha de ahora), en lugar de destinarlo a Servicios Sociales. No me sorprende, pues responde a su ideología y así la aplica. Usted tendrá su conciencia tranquila rezando en cada misa a la que asista, y justificándose con las aportaciones a la Iglesia, para que siga con su labor caritativa, dando la sopa boba a los pobres, en lugar de un empleo como se merecen. Y eso que dinero no falta, pues usted subió el IBI, el IRPF, el IVA y otros impuestos especiales, nada más llegar al poder, a pesar de haber prometido su bajada. Y a pesar de seguir bien altos estos impuestos, aunque debería bajarlos, si ya hemos conseguido esa "recuperación" que tantas veces nos anuncia, cada vez que abre la boca (aunque los ciudadanos de a pie no la veamos por ningún sitio). Y si no le salen las cuentas, recupere el dinero de Suiza, Andorra o de donde se lo hayan llevado esos (muchos de su partido y de todos los demás también) que hacen cosas, que usted dice que no le gustan.
En enero dejarán sus trabajos también quienes hayan sido contratados para la campaña navideña. Esos que le han servido para presumir de contrataciones, de cotizaciones, de recuperación. Muchos de ellos con sueldos bajos, por contratos a tiempo parcial de jornada mínima. Su precariedad se hará más que evidente. Y durante este año 2015, se tendrá que ir aclarando qué pasará con las plantillas de los servicios sociales municipales y otros servicios públicos locales, que gracias a su reforma del régimen local, deberán ser asumidos por las comunidades autónomas, al pasar a ser competencia de éstas. A nadie se le escapa que con sus recortes para el mantenimiento de los servicios sociales, y gracias al endeudamiento y la precaria situación financiera que padecen las instituciones autonómicas (de todos los colores políticos, la mayoría de su partido, por cierto), el futuro de la red de servicios sociales y sus plantillas está en el aire, con lo que los despidos se irán produciendo este año, para aligerar esas plantillas. Su Excelentísimo Ministro de Hacienda ha conseguido enfadar hasta a sus propios presidentes autonómicos al utilizar cifras falsas en la última reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, con lo que mal se presenta para el futuro el panorama financiero, para poder asumir sus obligaciones con estos servicios públicos esenciales. Estos empleados públicos (y los de las empresas privadas que asumen los servicios "externalizados", como los de la ayuda a domicilio) sí que tienen razones para temer por su empleo en el futuro inmediato.
Como el año pasado obtuve un título universitario superior, usted tendrá otro licenciado parado más, de esos que, si encuentran empleo, puede que sea de vendedor de pizzas o de reponedor en los supermercados alemanes, que con tanto agrado explotan en nuestra querida Alemania, para demostrarnos quiénes son los que mandan en nuestro viejo continente. Seguiré, con más tiempo, preparando oposiciones, como vengo haciendo desde meses atrás. Un parado con más de 50 años (53, para ser exactos) tiene pocas posibilidades (por no decir ninguna) de encontrar empleo en estos tiempos en la empresa privada. O tendré que gastarme otro dineral en un curso de reciclaje y para tener formación y práctica forense en el caso que me incline por el ejercicio libre de la profesión de abogado o procurador de los tribunales. Afortunadamente la opción de hacerme autónomo está a mi alcance, aunque este sector no se haya visto muy beneficiado por su política.
Esta mañana su Ministro de Economía, el excelentísimo señor Don Luis de Guindos, ha dicho que la gente ha perdido el miedo a dejar el puesto de trabajo. ¿Por qué, ya no se pierden? Yo lo he perdido. Y tengo miedo a no encontrar un nuevo puesto de trabajo, por mi edad. A pesar de mi formación (un título universitario de licenciado en derecho y muchos cursos), mi experiencia de más de 30 años en la Administración Pública, y mi interés por trabajar. Claro que yo no tengo las INFLUENCIAS y RELACIONES del señor Ministro, que seguro que termina en varios consejos de administración de grandes empresas, cuando les echemos en las próximas elecciones. Él seguro que no tiene miedo a perder su puesto de trabajo. Y los españoles debemos perder el miedo a echarle a usted, su gobierno y su partido, del poder. Usted tampoco debe tener miedo, pues podrá después seguir cobrando el sueldazo de diputado, aunque no haga nada, como les pasa a algunos de ellos, o podrá "retirarse" a su Registro de la Propiedad en la bella (supongo) ciudad de Santa Pola. Algo que no pueden hacer los más de 4.512.116 parados (91.654 más que cuando usted llegó al gobierno, aunque nos prometiera que, cuando eso ocurriera, iba a bajar el paro), que dan la cifras oficiales el Servicio Público de Empleo Estatal.
Le decía al principio que le deseaba felicidad para el año que empieza hoy. Y es verdad, le deseo que de una vez afronte sus miedos y se atreva a mostrarse tal como es, sin los complejos de los que habla la gente. Es mejor para su salud y para nosotros mismos, que no tendremos que sufrir sus frustraciones en forma de castigo. Y le deseo que deje de hacer lo que hace porque no le "queda otra alternativa", según nos dice cuando incumple su programa electoral, con tanto empeño. ¡Dése el gustazo de no engañarnos más! y haga algo bien, que la herencia recibida ya se la ha gastado toda. Y es usted ya mayorcito para repetir eso que dicen los niños cuando le pillan con las travesuras (¡yo no he sido, yo no he sido!)
El año que viene hay elecciones municipales y espero que el pueblo le trate como se merece, por habernos llevado a la situación que vivimos. Que le asuste de tal manera que se convoquen elecciones generales anticipadas, o que las convoque cuando proceden, no atendiendo a quienes le sugieren que prolongue la legislatura más de lo que la ley, la Constitución y la razón democrática imponen, dando fin a esta tortura a la que usted, su gobierno y su partido nos tiene sometidos. Los españoles nos merecemos un cambio.
Sin más, se despide este ciudadano que no desea ser tratado como un súbdito y al que su nefasta política le ha empobrecido un poco más. Espero que el próximo año todo esto haya cambiado para bien. La crisis institucional, a que nos ha llevado la ceguera de la clase política, necesita reformas urgentes que den esperanza a la ciudadanía. Usted es uno de los principales responsables de esta crisis, con lo que espero y confío en que dentro de un año no tenga que volver a dirigirme con otra carta de la misma naturaleza.
En enero dejarán sus trabajos también quienes hayan sido contratados para la campaña navideña. Esos que le han servido para presumir de contrataciones, de cotizaciones, de recuperación. Muchos de ellos con sueldos bajos, por contratos a tiempo parcial de jornada mínima. Su precariedad se hará más que evidente. Y durante este año 2015, se tendrá que ir aclarando qué pasará con las plantillas de los servicios sociales municipales y otros servicios públicos locales, que gracias a su reforma del régimen local, deberán ser asumidos por las comunidades autónomas, al pasar a ser competencia de éstas. A nadie se le escapa que con sus recortes para el mantenimiento de los servicios sociales, y gracias al endeudamiento y la precaria situación financiera que padecen las instituciones autonómicas (de todos los colores políticos, la mayoría de su partido, por cierto), el futuro de la red de servicios sociales y sus plantillas está en el aire, con lo que los despidos se irán produciendo este año, para aligerar esas plantillas. Su Excelentísimo Ministro de Hacienda ha conseguido enfadar hasta a sus propios presidentes autonómicos al utilizar cifras falsas en la última reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, con lo que mal se presenta para el futuro el panorama financiero, para poder asumir sus obligaciones con estos servicios públicos esenciales. Estos empleados públicos (y los de las empresas privadas que asumen los servicios "externalizados", como los de la ayuda a domicilio) sí que tienen razones para temer por su empleo en el futuro inmediato.
Como el año pasado obtuve un título universitario superior, usted tendrá otro licenciado parado más, de esos que, si encuentran empleo, puede que sea de vendedor de pizzas o de reponedor en los supermercados alemanes, que con tanto agrado explotan en nuestra querida Alemania, para demostrarnos quiénes son los que mandan en nuestro viejo continente. Seguiré, con más tiempo, preparando oposiciones, como vengo haciendo desde meses atrás. Un parado con más de 50 años (53, para ser exactos) tiene pocas posibilidades (por no decir ninguna) de encontrar empleo en estos tiempos en la empresa privada. O tendré que gastarme otro dineral en un curso de reciclaje y para tener formación y práctica forense en el caso que me incline por el ejercicio libre de la profesión de abogado o procurador de los tribunales. Afortunadamente la opción de hacerme autónomo está a mi alcance, aunque este sector no se haya visto muy beneficiado por su política.
Esta mañana su Ministro de Economía, el excelentísimo señor Don Luis de Guindos, ha dicho que la gente ha perdido el miedo a dejar el puesto de trabajo. ¿Por qué, ya no se pierden? Yo lo he perdido. Y tengo miedo a no encontrar un nuevo puesto de trabajo, por mi edad. A pesar de mi formación (un título universitario de licenciado en derecho y muchos cursos), mi experiencia de más de 30 años en la Administración Pública, y mi interés por trabajar. Claro que yo no tengo las INFLUENCIAS y RELACIONES del señor Ministro, que seguro que termina en varios consejos de administración de grandes empresas, cuando les echemos en las próximas elecciones. Él seguro que no tiene miedo a perder su puesto de trabajo. Y los españoles debemos perder el miedo a echarle a usted, su gobierno y su partido, del poder. Usted tampoco debe tener miedo, pues podrá después seguir cobrando el sueldazo de diputado, aunque no haga nada, como les pasa a algunos de ellos, o podrá "retirarse" a su Registro de la Propiedad en la bella (supongo) ciudad de Santa Pola. Algo que no pueden hacer los más de 4.512.116 parados (91.654 más que cuando usted llegó al gobierno, aunque nos prometiera que, cuando eso ocurriera, iba a bajar el paro), que dan la cifras oficiales el Servicio Público de Empleo Estatal.
Le decía al principio que le deseaba felicidad para el año que empieza hoy. Y es verdad, le deseo que de una vez afronte sus miedos y se atreva a mostrarse tal como es, sin los complejos de los que habla la gente. Es mejor para su salud y para nosotros mismos, que no tendremos que sufrir sus frustraciones en forma de castigo. Y le deseo que deje de hacer lo que hace porque no le "queda otra alternativa", según nos dice cuando incumple su programa electoral, con tanto empeño. ¡Dése el gustazo de no engañarnos más! y haga algo bien, que la herencia recibida ya se la ha gastado toda. Y es usted ya mayorcito para repetir eso que dicen los niños cuando le pillan con las travesuras (¡yo no he sido, yo no he sido!)
El año que viene hay elecciones municipales y espero que el pueblo le trate como se merece, por habernos llevado a la situación que vivimos. Que le asuste de tal manera que se convoquen elecciones generales anticipadas, o que las convoque cuando proceden, no atendiendo a quienes le sugieren que prolongue la legislatura más de lo que la ley, la Constitución y la razón democrática imponen, dando fin a esta tortura a la que usted, su gobierno y su partido nos tiene sometidos. Los españoles nos merecemos un cambio.
Sin más, se despide este ciudadano que no desea ser tratado como un súbdito y al que su nefasta política le ha empobrecido un poco más. Espero que el próximo año todo esto haya cambiado para bien. La crisis institucional, a que nos ha llevado la ceguera de la clase política, necesita reformas urgentes que den esperanza a la ciudadanía. Usted es uno de los principales responsables de esta crisis, con lo que espero y confío en que dentro de un año no tenga que volver a dirigirme con otra carta de la misma naturaleza.
Siento mucho tu situación personal.
ResponderEliminarA este hombre, me temo, nada le va a dar un disgusto... hasta las elecciones.
A pesar de todo, Feliz Año.
Muchas gracias, Pedro, por tu apoyo. Espero que en las elecciones una gran mayoría le demos el disgusto que se merece.
ResponderEliminar¡Feliz año nuevo!