jueves, 26 de marzo de 2015

Rincones palmeños: la calle Ramón y Cajal


Hay en Palma del Río calles, callejas, callejones y calles sin salida. Hay una calle sin salida que es un primor, la calle Ramón y Cajal. Calle con nombre de médico y premio Nobel, en medio de otras denominaciones que recuerdan a la historia medieval de nuestra ciudad (Almirante Bocanegra, Doña María Manrique, Conde de Palma, San Fernando, Infante Molina, San Luis Mártir...).


Es calle pequeña y medio oculta, pues su entrada permanece adintelada por una vivienda que comparte el espacio. Casi no nos percatamos de su existencia, si paseamos con prisa por Conde de Palma. Pero su presencia se hace visible si paramos en lo que se nos antoja entrada de casa de vecinos. Y no es así, sino vía con todas las de la ley. Eso sí, peatonal y perfectamente enlosada para el tránsito de personas y no de vehículos.


Termina nuestra pequeña calle en muro que delimita con el patio arbolado de una casa. Casa contigua a los antiguos vestuarios del campo de fútbol que había en el Barrio de la Soledad, hasta que fue demolido para reordenar el espacio urbano con más viviendas, calles y una plaza central. Vestuarios que fueron adaptados como locales para el barrio.


Es la calle Ramón y Cajal, vía y espacio de convivencia vecinal, adornada con macetas por los vecinos y de casas humildes pero convenientemente adecentadas, de blancas paredes y coloridos zócalos. Recuerda a un patio de casa de vecinos, sin las incomodidades de aquellos. Un rincón coqueto, armónico y sencillo digno de admirar.

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