martes, 14 de abril de 2015

Ramón Rubial en el recuerdo


Al cumplirse el 84 aniversario de la proclamación de la II República, se están recordando hechos y personalidades de aquel momento. Yo voy a recordar brevemente uno de esos personajes, que, si bien no fue un protagonista destacado entonces, sí vivió aquel momento, marcando su vida política desde entonces. Me refiero a Ramón Rubial, presidente del PSOE  desde abril de 1976 hasta su fallecimiento en mayo de 1999. Ramón Rubial era otro de esos que llamábamos los "viejos del partido", por haber vivido la República, con todas sus cosas positivas y negativas, y luego mantener su militancia en la clandestinidad, convirtiéndose en un referente para los jóvenes que se hicieron cargo del partido, cuando la dirección se trasladó al interior. Un ejemplo político y moral.


Fue lehendakari del gobierno vasco en el periodo pre-autonómico y senador durante varias legislaturas. Su carácter pacífico y dialogante le distinguió siempre. Todos le rindieron respeto. Estuvo en Palma del Río una vez, aunque no pude hacerme una foto con él.


Sí tengo éstas del monumento que le recuerda en Bilbao, junto al edificio del Museo Guggenheim. Una escultura que retrata su personalidad sencilla, con las huellas que dejan el paso del tiempo y las apasionantes experiencias vividas. Además del recuerdo de sus responsabilidades durante años. Nos hicimos varias fotos todos los que estuvimos en el viaje. Una muestra de respeto a quien tantos años levantó la antorcha del socialismo, desde joven. En aquella apasionante e ilusionante, en sus comienzos, experiencia republicana, que tan mal terminó, con una guerra civil, tras el golpe de estado de los militares aliados con los fascistas. Como luego en los años duros de la Dictadura de Franco, resurgiendo en la Transición, lejos ya de ímpetus revolucionarios. Y convirtiéndose en un modelo de político, honrado, comprometido, sencillo y respetuoso con los demás, algo que en estos días convulsos que vivimos parece algo excepcional. Un espejo en el que muchos deberían volverse a mirar.


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