José Ignacio Wert juró su cargo poniendo una mano en la Constitución y otra en la Biblia. Es lo mismo que poner una vela a Dios y otra al Diablo. Con lo que, al final, con tantas candelas, ha terminado achicharrado. Era previsible. Llegó a convertirse en uno de los ministros peor valorados del Gobierno de Rajoy. Realizó una nueva reforma educativa (la LOMCE) que ha enfurecido a la mayoría de los sectores educativos, provocando numerosos huelgas, pues consagra un sistema discriminatorio en beneficio de las clases pudientes. Efectuó numerosos recortes en sus ámbitos de gobierno. Introdujo la religión como asignatura de impartición obligatoria, aunque con la trampa de reducir a un mínimo su horario, con el consiguiente enfado de los jerarcas de la Iglesia. Aumentó las trabas a las becas (aunque en algún caso tuvo que dar marcha atrás) y las subvenciones a la escuela católica. En materia cultural se convirtió en el azote de los agentes culturales, especialmente de los más críticos con el gobierno y sus políticas. Aumentó el IVA y redujo subvenciones públicas. Eran un clamor las peticiones de cese o destitución, a las que respondía, además, con especial prepotencia, chulería y desprecio. Ayer llegó la esperada sustitución del ministro de educación, cultura y deporte, por un amigo de Rajoy que no tiene experiencia ninguna en ningún campo de los que toca el ministerio. Una tomadura de pelo más de Rajoy, pues hasta hace horas negaba la crisis gubernamental. Wert parece que se quería ir a París, a la OCDE, con su novia. A pocos meses de las elecciones generales Rajoy quiere hacer gestos para recuperar a esos cabreados que le han castigado en los últimos comicios. La destitución de Wert era cosa hecha, en esta tesitura. Nadie le podía defender. De tanta vela a Dios y al Diablo ha quedado más que quemado.
viernes, 26 de junio de 2015
La foto del viernes: José Ignacio Wert
José Ignacio Wert juró su cargo poniendo una mano en la Constitución y otra en la Biblia. Es lo mismo que poner una vela a Dios y otra al Diablo. Con lo que, al final, con tantas candelas, ha terminado achicharrado. Era previsible. Llegó a convertirse en uno de los ministros peor valorados del Gobierno de Rajoy. Realizó una nueva reforma educativa (la LOMCE) que ha enfurecido a la mayoría de los sectores educativos, provocando numerosos huelgas, pues consagra un sistema discriminatorio en beneficio de las clases pudientes. Efectuó numerosos recortes en sus ámbitos de gobierno. Introdujo la religión como asignatura de impartición obligatoria, aunque con la trampa de reducir a un mínimo su horario, con el consiguiente enfado de los jerarcas de la Iglesia. Aumentó las trabas a las becas (aunque en algún caso tuvo que dar marcha atrás) y las subvenciones a la escuela católica. En materia cultural se convirtió en el azote de los agentes culturales, especialmente de los más críticos con el gobierno y sus políticas. Aumentó el IVA y redujo subvenciones públicas. Eran un clamor las peticiones de cese o destitución, a las que respondía, además, con especial prepotencia, chulería y desprecio. Ayer llegó la esperada sustitución del ministro de educación, cultura y deporte, por un amigo de Rajoy que no tiene experiencia ninguna en ningún campo de los que toca el ministerio. Una tomadura de pelo más de Rajoy, pues hasta hace horas negaba la crisis gubernamental. Wert parece que se quería ir a París, a la OCDE, con su novia. A pocos meses de las elecciones generales Rajoy quiere hacer gestos para recuperar a esos cabreados que le han castigado en los últimos comicios. La destitución de Wert era cosa hecha, en esta tesitura. Nadie le podía defender. De tanta vela a Dios y al Diablo ha quedado más que quemado.
Wert resume toda la legislatura del PP: ignorancia, prepotencia y nacionalcatolicismo en su máximo esplendor. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com/2014/12/las-tramposas-estadisticas-de-wert.html
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