Quiso la casualidad que aquel día yo llevase mi vieja camiseta de los huevos y encontrarnos con esta callejuela de Oviedo, de nombre tan comestible, entre otras dedicadas a oficios varios que se acogían en otros tiempos en sus casas. No pude resistir la tentación de hacerme la foto, ante tan feliz coincidencia. ¡Con un par!
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