Prohibido jugar a la pelota aquí... pero no pintarrajear en las paredes del monumento. Alguien se ha quedado corto en su celo protector del urbanismo callejero. No eran éstas las únicas pintadas que había en los muros del edificio. Se ve que, ya que solo vedaban los juegos en la plaza, los grafiteros se emplearon bien en los sillares de la fachada. Falta de previsión en las ordenanzas. El afán legislador hispano no es garantía de buen derecho. En cualquier tiempo y lugar.
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