jueves, 1 de octubre de 2015

Útiles domésticos antiguos, aunque pervivan


El pasado 8 de marzo dedicaba la entrada a esas mujeres que trabajaban solo en el hogar, a las que decía: "Aunque nadie les valorase. Mujer trabajadora. ¿Mujeres anónimas? No, mujeres con nombre y apellidos, ocultos, discretos, pero para la historia." La ilustraba con una fotografía antigua que describí lo mejor que pude, pues era un compendio de instrumentos domésticos de épocas pasadas, que daban idea de la dureza de las condiciones "laborales" de las llamadas "amas de casa" de otros tiempos. 


No hace mucho encontramos algunos de esos utensilios tradicionales, expuestos en un escaparate de una droguería. Porque todavía quedan droguerías, tal como las conocíamos antes, a pesar del empuje incontenible de los grandes almacenes y grandes o medianas superficies. La especialización perdura, a duras penas, en algunos lugares.


Vimos varios de los elementos que nombré en marzo, como el cubo de zinc o la tabla de lavar. Además de otros: el jabón Lagarto, el estropajo de esparto y el cepillo de raíces. Algunos todavía muestran la etiqueta del precio. El jabón Lagarto es todavía un producto en uso, fabricado por una empresa de San Sebastián con más de cien años. En este caso el cepillo es algo más moderno, pues sus cerdas son de plástico, en un modelo que también conocí en mi infancia. El cubo es tal como lo recuerdo. Y el estropajo también es similar al que había en mi casa de pequeño. El jabón lo usaba algunas veces mi madre para restregar las manchas difíciles de la ropa, empleando la tabla, en un lebrillo o en el lavadero que teníamos en el colgadizo que había en el corral de nuestra antigua casa. 

En la foto está mi hermano Roberto de niño, en el "colgaíso" (como le decíamos nosotros) haciendo sus necesidades en una escupidera, al lado de un hornillo o fogón de obra, que ya no se usaba entonces. A su izquierda se ve parcialmente el lavadero o pila, donde mi madre lavaba algunas veces, sobre todo antes de tener la primera lavadora, una de esas antiguas, no automática, que se cargaba por arriba. Y vemos también un recogedor de madera para barrer, las escobas y el cubo y escobilla para blanquear, para encalar las paredes, como teníamos que hacer cada verano.

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