No tenemos ni un minuto de tranquilidad en esta pre-campaña electoral de los comicios pre-navideños de este año. Hoy el Tribunal Constitucional ha rechazado la pretensión del PP y Ciudadanos de suspender el debate sobre la declaración soberanista que debatirá en los próximos días el Parlamento catalán. Y con un argumento obvio, de cajón: no se puede suspender un debate en base a una posible resolución que no ha tenido lugar. Cuando se apruebe la declaración el Tribunal tendrá ocasión de juzgar si se atiene o no la Constitución. Lo que no sería constitucional es que se impidiese un debate parlamentario, pues para eso existen las cámaras representativas, para debatir, para parlamentar. Un "zas en toda la boca" a estos dos partidos que no ha sentado bien. Pero que, sin embargo, les viene bien, pues alarga la controversia artificial creada por Artur Mas y seguida con entusiasmo por Rajoy sus huestes. Es decir, que seguirá hablándose de Cataluña, de nación, de naciones, de España sí o no, etc. ¿Acaso una mayoría conservadora en el Tribunal Constitucional preferiría que se hablase de aquí a las elecciones, en lugar de sobre Cataluña, sobre el paro que aumenta, el déficit que aumenta, la precariedad laboral, los desahucios, los beneficios de la banca rescatada, los recortes en sanidad, educación o servicios sociales, la pérdida de derechos y libertades, la corrupción gubernamental...? ¿Eso pretendían? Estaba claro que el "tema catalán" debía mantenerse vivo, por lo menos, hasta el 20 de diciembre. Y las pretensiones de suspender el debate parlamentario eran un puro despropósito que ha permitido que eso de la independencia, sí o no, siga siendo el tema estrella.
Después hemos tenido al CIS, con su rutinaria encuesta, echando una manita al PP. Aunque en intención directa el PSOE es el partido ganador, la "cocina" le da la victoria al partido de Rajoy. Ambos partidos suben respecto al barómetro anterior. También Ciudadanos, pero Podemos sigue bajando. Alguien busca una nueva victoria del PP, aunque sea en minoría, que gobernaría con la ayuda de Ciudadanos. Y no parece que se corten un pelo en pregonarlo. Como siempre, las encuestas vienen "cargadas" hacia el que las encarga.
El otro tema que ha levantado revuelo ha sido el fichaje de Podemos: el antiguo Jefe del Estado Mayor de la Defensa con Zapatero, el general Julio Rodríguez. Otro militar en las listas, tras anunciarse la presencia de Zaida Cantera, en la de Pedro Sánchez, por Madrid. De abominar de la "casta", a la recuperación de lo "castrense". Madre mía. En este caso Pablo Iglesias le ha presentado como su futuro ministro de defensa. Si así fuese, sería el primer militar como ministro de defensa, tras más de treinta años con ministros civiles, algo inquietante. Para colmo el candidato ha proclamado que “Seguiremos respetando los acuerdos de las organizaciones a las que pertenecemos, como son la OTAN y la UE" y el borrador del programa electoral de Podemos señala que su gobierno “buscaría dotar de una mayor autonomía estratégica a Europa y a España en el seno de la OTAN, profundizando en la Política Común de Seguridad y Defensa europea para afrontar las relaciones con nuestra vecindad y las problemáticas globales desde una perspectiva exclusivamente europea”. Muy lejos de lo pregonado hace un año por Pablo Iglesias, que prometía sacar a España de la OTAN. Curiosamente proponía, además, hacer un referéndum para esto... exactamente lo que hizo el PSOE en 1986: hacer un referéndum para permanecer en la OTAN (en la que nos había metido UCD, por cierto, no Felipe González, como dicen muchos de IU o de Podemos), cambiando nuestra forma de presencia, al estar fuera del aparato militar, y reforzando el pilar europeo de defensa. Algo que yo defendí en su día, como otros socialdemócratas, no como los de la "verdadera izquierda" de la que estos proceden. Vivir para ver.
Como vemos, el panorama está de lo más movido... en todos los aspectos.
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