lunes, 21 de diciembre de 2015

La resaca electoral: sí, pero no


El día de hoy está siendo denso, denso en declaraciones y análisis de todo tipo. Cada uno hace el suyo, según los resultados obtenidos y, esta vez, en lugar de presentarse como ganadores todos, son perdedores. Perdedores porque, aunque el PP es el partido más votado, pierde millones de votos y la mayoría que le aseguraba el gobierno. El PSOE pierde también votos y escaños, aunque salve los muebles por seguir siendo segunda fuerza política (a pesar de lo que pronosticaban las últimas encuestas). Podemos, aunque logra entrar en el Congreso, no gana la partida como esperaban, ni consiguen la "remontada" que le pronosticaban los medios interesados en colocarles en segundo lugar. Ciudadanos por lo mismo, y por quedar cuartos gracias a que el voto de derecha no ha abandonado al PP, asustados ante el panorama que se avecinaba y porque ya declararon que apoyarían a otros con su abstención. IU ya que está en vías de extinción, al ser superada ampliamente por los que un día la dejaron al considerarla demasiado burocratizada. Los nacionalistas, porque dejan de ser los árbitros de la vida política cuando no hay mayorías. En fin, que "sí, pero no". Todos han conseguido objetivos, pero no el "ansiado objetivo". 

Esto está provocando movimientos complejos. El PSOE ha vuelto a ser el objeto de deseo de los demás, a pesar de su mal resultado. Puede hacer posible coaliciones que sostengan gobiernos. Unos piden la "gran coalición" con el PP para asegurar "la estabilidad". Otros lanzan la idea de una coalición "de izquierdas" para echar a Rajoy de la Moncloa. Pero, me pregunto (y les pregunto) ¿el PSOE no es de derechas? ¿cómo va a ser el núcleo de un pacto para llevar "al coletas" al gobierno? Vemos incluso juegos malabares con los datos electorales que suenan a sarcasmo tras los insultos recibidos por el Partido Socialista de los que ahora quieren ser sus socios. 

Los cantos de sirena se suceden y se van a repetir en los próximos días, ya que la aritmética es tozuda y no salen las cuentas claras para formar el próximo gobierno. Y es el PSOE el que tiene más que perder en caso de ceder a la tentación (o a las tentaciones). Lo tiene difícil Pedro Sánchez, pues haga lo que haga le perjudica. Tras el batacazo de las elecciones de 2011, el partido no se recupera. Zapatero debió disolver el parlamento en 2010, en lugar de tomar medidas dolorosas y alargando la legislatura, con lo que preparó el terreno para la victoria de la derecha y fue provocando la pérdida de la credibilidad en el electorado de izquierda. Para colmo, en este tiempo sus dirigentes no han sabido conectar con el sentir de la calle, enrocados en la defensa de sus poderes internos. Mal panorama, que se agrava con este resultado. Y con las trampas recién colocadas a su paso.

El parlamento se asemeja a la situación italiana después de la guerra mundial, con la diferencia de que allí se ponían de acuerdo para impedir al partido comunista gobernar. Aquí, hasta ahora y por lo visto en campaña electoral, el acuerdo era para impedir un buen resultado de los socialistas. En estos momentos Podemos ya no ve como apestados a éstos, pues le harían falta para "tocar el cielo", algo que el electorado le ha negado con sus votos. E incluso el PP le estaría tirando los tejos para no impedir que forme gobierno Rajoy. Ya han dicho que no, con lo que la inestabilidad está asegurada. Y con ella una hipotética nueva convocatoria electoral anticipada, después de que pasen dos meses sin que un candidato a presidente del gobierno obtenga la investidura. 

Lo que sí tengo claro es que ese conglomerado financiero-empresarial que se formó en torno del PP con Aznar en el gobierno, no va a permitir que esto dure mucho. Las pérdidas de hoy en la bolsa auguran mal futuro para sus intereses. Ya potenciaron a Podemos para hacer daño al PSOE, desde el grupo Planeta (propietario de Antena 3 y La Sexta) y lo han conseguido, pero son  un peligro para el sistema (solo valen para sustituir al PSOE como principal partido de la oposición, ya que no tiene expectativas reales de gobernar por sí solos, pues dan pánico por su "alma chavista"). Y han dado mimitos a Ciudadanos sin pasarse, por si Rajoy hundía al PP, cosa que no ha ocurrido. Pero este partido no convence aún y no lo van a seguir manteniendo. El voto de derecha volverá al PP sin competencia, y, por ello, ya les veremos menos en los medios, sobre todo, si hay adelanto electoral. Harán como con UPyD, que los llevaron en volandas, creyendo que harían daño a los socialistas, por ser su fundadora antigua dirigente del PSOE, y luego los han dejado en la estacada, cuando comprendieron que solo hacían daño electoral al PP.

Complicado panorama tenemos, sobre todo si lo vemos desde el punto de vista de la izquierda, pues es mayoritario su voto, pero no tiene resultados prácticos gracias a la división y los enfrentamientos. Lo que en el futuro inmediato vaya a pasar lo iremos viendo poco a poco. Por lo pronto, y como nunca me ha gustado ejercer de profeta, no voy a hacer pronósticos, y me quedo con la lúcida película de los Monty Python, La Vida de Brian. Esos sí que lo veían claro.


2 comentarios:

  1. «Pero, me pregunto (y les pregunto) ¿el PSOE no es de derechas?»

    Pues, hombre, eso es muy relativo. Muy difícil de discernir. Muy difícil de cuantificar y de llegar a una clara conclusión.
    Según dónde ponga cada cual el fiel de la balanza de pesar izquierdismos y derechismos, el PsoE puede ser de derechas o de izquierdas. No hay duda.

    Hay muchos partidos, (¡demasiados!) que se mueren de ganas de estar en el centro.
    ¡Joder!, qué tendrá el centro que ahora han vuelto a desenterrar a don Adolfo Suárez.
    Pos fueno, por fale, pos malegro (frase típica extraída de la serie tv "Makinavaja, el último choriso").
    En base a ese desideratum, más dulce, suave, encantador..., sería decir que los partidos en España se dividen entre partidos de centro-derecha y entre partidos de centro-izquierda.
    En el CENTRO tienen que estar todos muy apretujados, ufffff...
    Menos el de Pablo Iglesias (el joven), que esos sí que son de extremísima izquierda. Rojos, muy rojos. Rojazos.
    (Pero que no se enteren ellos, ¡por dios!, que ellos nos intentan hacer creer que no son ni de izquierdas ni de derechas).

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  2. Llegas tarde, Jesús, ya se han enterado los que tú dices que son rojos rojísimos, y el mismo Pablo Iglesias ha dicho más de una vez que ellos no son ni de izquierdas ni de derechas.

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