martes, 25 de octubre de 2016

La invasión de las alúas


Cuando volvía del trabajo esta tarde, una multitud de insectos cubrió el paisaje urbano. Los había por los suelos, por encima de los coches, volando... Tuve que sacudirme la ropa, ya que se habían posado en mí también y revoloteaban a mi alrededor de forma molesta. La gente estaba pendiente de la plaga. Eran alúas, esas hormigas aladas, que vemos algunas veces.


Habían invadido el terreno. Mi mujer, subió a la azotea a por la ropa tendida, pues las nubes amenazaban lluvia, y se encontró la ropa, no cubierta de agua, sino de esas hormigas. Las vecinas del bloque también comentaban el caso por el pasillo, quejándose de semejante multitud de bichos. De forma sorprendente y en pocos minutos lo habían cubierto todo y penetrado hasta en las viviendas. 


No es raro. Estamos en otoño y durante el fin de semana las fuertes lluvias han sido las protagonistas, provocando inundaciones y hasta algún fallecido. En Palma hemos tenido más de 100 litros por metro cuadrado en estos días, casi todo lo que ha llovido este mes. Y el frío se esfumó con la lluvia. Así que, al salir el sol, las hormigas han emprendido vuelo en busca de nuevos nidos y para aparearse, el llamado vuelo nupcial. Los machos morirán, y las reinas, tras arrancarse las alas, pondrán los huevos en el nuevo hormiguero. Es un ciclo anual que permite la perpetuación de la especie.


En este momento es cuando las hormigas tienen alas, de ahí el nombre con el que se le conoce en Andalucía: "alúas", seguramente de "aludas", con alas. Esas hormigas eran muy usadas antiguamente para cebo de las costillas, las trampas que se ponían para cazar pájaros, y comer luego "pajaritos fritos". Para muchos era un manjar exquisito, aunque a mí no me gustaban, cuando los preparaban en mi casa. Teníamos en casa costillas y cazábamos pájaros, pero no me era agradable la sensación de comer su poca carne junto con los huesos. 


Desde hace años está prohibida esta caza, y, por eso, en algunos sitios todavía se sirven "pajaritos fritos" en algunos bares para los amantes de su carne y lo de saltarse las normas. Seguro que más de uno se ha alegrado hoy con la invasión y las ha cazado para sus costillas. Espero que no hayan tenido suerte y que solo hayan servido de alimentos para pájaros que sigan volando después.

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