Dicen que dentro de cada español hay un seleccionador de fútbol o un presidente del gobierno. Sobre todo cuando se apalanca en la barra de un bar, cada español es capaz de hacer la mejor selección de jugadores para ganar el próximo mundial de fútbol, o de encontrar la fórmula infalible de acabar con el paro o las dificultades económicas. En estos días también se cuenta que, además, dentro de nosotros se esconde agazapado el mejor meteorólogo. Todos los días hablamos del tiempo: que si hace menos calor que ayer, que si hace más frío que el año pasado por estas fechas... Damos pelos y señales de todo tipo de elementos que intervienen en nuestras predicciones meteorológicas y somos capaces de predecir temperaturas o cantidad de precipitaciones, hora por hora del día. Sin embargo, pese que a recibimos alertas diarias, ya sea porque viene un ola de calor, o porque nos toca una avalancha de aire continental que transporta frío siberiano (según la época del año en que estemos), siempre nos coge desprevenidos. Y eso que, indefectiblemente, en verano hace calor (y unos días siempre son de un calor sofocante) y en invierno hace frío (y algunas veces hasta nieva en lugares donde no es habitual). Es lo que ha pasado entre ayer y hoy, que ha nevado y algunas carreteras han sido cortadas y están colapsadas de vehículos. Siempre nos coge el toro. Y eso que nos vienen avisando desde hace días. El meteorólogo que todo español lleva dentro ha fallado y no vamos preparados con cadenas y otros medios para soportar horas de frío, y el ministerio correspondiente se ha visto en la obligación de pedir perdón por el correspondiente (y recurrente) desaguisado. Eso sí, en Palma no ha nevado (aunque algunos hayan hablado de heladas que dañasen la naranja). Por eso viene a cuento recordar la última vez que lo hizo. Fue a principios de 2010. También nevó en enero de 2006. La foto es de aquella nevada de enero de 2010, y comprobamos entonces que en buena parte de Andalucía nevó ese día, pues fue hecha al llegar de Málaga, y desde que salimos de allí hasta llegar a Palma, casi todo el camino nos nevó. Aunque parezca mentira, en Palma también nos nieva en algunos momentos.
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