domingo, 31 de diciembre de 2017
domingo, 24 de diciembre de 2017
lunes, 20 de noviembre de 2017
Décimo aniversario
Hace diez años empecé una aventura, la aventura de escribir en un blog. El blog se llamó Celtibético. Un 20 de noviembre (¡qué fecha para empezar algo nuevo!... y en libertad) comenzaba con estas palabras: "Hoy estreno este blog. Desde aquí publicaré mi "tablón de anuncios", como en los tiempos de la universidad. Espero que salga como aquellos.... Pero mejorado por los años." Me refería con lo del "tablón de anuncios" a la cartulina que colocaba periódicamente en la habitación que tenía en cada piso que compartí con amigos también estudiantes, cuando vivía en Córdoba, para cursar la carrera universitaria. Aquella cartulina se iba llenando de recortes de prensa o revistas, de anotaciones mías, de dibujos, de todo lo que se me ocurriese, o se le ocurriese a algunos de mis compañeros de piso, ya que incluso hay quien se atrevió a expresarse en aquel "periódico" tan personal. Y digo "periódico", pues siempre adoptaba la forma de un periódico mural, con su cabecera y todo, que iba cambiando cada vez que empezaba uno nuevo. Recuerdo, por ejemplo "El PIS" (recortando la cabecera de El País), o "Scheavy Mettal" (jugando con mi apodo y el nombre de uno de mis estilos musicales preferidos). Con los años, internet me permitió hacer algo parecido, pero ya no circunscrito a las cuatro paredes de mi habitación, sino abierto al mundo, a quienes quisiesen asomarse a mi página para ver o leer lo que en ella yo iba publicando.
Hoy el blog cumple 10 años. Un decenio repleto de publicaciones, unas mejores y otras no tanto. Aunque el último año en que nos encontramos ha sido el menos prolífico, ya que durante más de mes y medio (desde el 20 de mayo hasta principios de julio) tuve el blog bloqueado por problemas de identificación en la plataforma que lo aloja. Además de verme inmerso en plena vorágine de exámenes de oposiciones, cuya preparación me tiene entretenido desde hace bastante tiempo.
Durante este año el blog "ha tenido un hijo", un nuevo "Celtibético", alojado en otra casa. Allí he vuelto a publicar entradas que en su momento fueron populares, y, además, he publicado otras nuevas, casi siempre dentro de la temática local, basada en mis recuerdos de juventud e infancia, que he llamado "Geografía evocadora palmeña". Por eso quiero celebrar este cumpleaños con otra aportación a los recuerdos. Una imagen más de la conocida antaño como Plaza del Guardia, a la que he dedicado varios trabajos. Una foto no ya con 10, sino con 58 años, de un autor del que he publicado otras antes, José de las Heras. Otra imagen más de un punto central en la geografía palmeña y su historia. Disfrútenla.
domingo, 15 de octubre de 2017
Referédum
En medio del caos que estamos viviendo con el referéndum organizado por la Generalidad catalana el pasado 1 de octubre, ilegal y suspendido por el Tribunal Constitucional, la “no-se-sabe-si” declarada independencia de Cataluña posterior, y todo lo que ello está dando de sí, más de uno ha empleado el argumento, en su defensa, de que los catalanes se han pronunciado votando sobre su futuro, a diferencia del régimen del 78, cuyo rey no ha sido elegido, ni los españoles se han pronunciado sobre monarquía o república. Aparte de que es una falacia dicho argumento, pues la decisión fue tomada con la Constitución de 1978, ratificada en referéndum el 6 de diciembre de dicho año, en nuestra historia reciente encontramos otro referéndum donde el pueblo español se pronunció sobre si su Estado debía ser un Reino: el referéndum de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947. En esta consulta, celebrada el 6 de junio de ese año, se aprobó, por un 89, 86% del censo, entre otras cosas, que España se constituyera en Reino, que Franco fuese Jefe del Estado vitalicio, la creación del Consejo del Reino (disuelto con la Constitución de 1978) y que Franco propusiese a las Cortes a su sucesor, “a título de Rey o Regente”, como efectivamente sucedió en 1969, cuando nombró a Juan Carlos de Borbón “Príncipe de España”, como sucesor a título de Rey, tras su muerte.
Es decir, que el pueblo español decidió mayoritariamente, con su voto (“Volem votar!”), que España se convirtiese en monarquía y que el Rey fuese el sucesor del dictador, a su fallecimiento. Así que no sería cierto, como nos dicen algunos, que no se haya votado esta monarquía. A mí me hubiera gustado que, a la muerte de Franco, hubiésemos podido elegir entre monarquía o república, pero no es ilegítimo que tengamos monarquía, pues, además, así fue confirmada en el referéndum constitucional de 1978. Algunos dirán que la consulta de Franco no fue una consulta democrática… y es verdad. Votar no significa elegir democráticamente, no es lo mismo. Eso lo hemos visto en el referéndum ilegal del 1 de octubre: no había censo oficial, se pudo votar más de una vez (como se ha comprobado en más de un caso), no había un órgano imparcial o judicial que verificase la votación y el escrutinio, el recuento fue “clandestino”, se vivió un clima de acoso y coacción hacia los no partidarios del referéndum, la misma consulta estaba orientada para que saliese el objetivo de los convocantes (la independencia), no había garantías de imparcialidad y de derechos de todas las opciones, etc. Lo mismo que en ese referéndum de 1947 ¿no?, nos dirán los partidarios del derribo del “régimen del 78”. De este modo, si lo importante “era votar” (“Volem votar!”) y eso era lo democrático el 1 de octubre, también fue democrático el 6 de junio de 1947, porque los españoles votaron. Y, si este no vale, aquel tampoco. Como diría un castizo: “o todos moros, o todos cristianos”. Con Franco ya se bailaba el mambo. El mambo de las falacias.
(En las imágenes, certificados de votación en el referéndum de 1947, en Palma del Río, donde aparecen como votantes familiares de Antonio Lopera Flores, que me facilitó las copias)
jueves, 31 de agosto de 2017
El astronauta y otras sorpresas de la catedral de Salamanca
El año pasado, con motivo de una parada en Salamanca en nuestras vacaciones, comenté mi primera visita a esta ciudad, ya hace años, haciendo especial referencia a la rana que hay en la fachada de la Universidad. Como hemos vuelto por allí este año, me puse a buscar otro elemento famoso de la arquitectura local, que me quedó por ver el viaje pasado: el astronauta de la Catedral.
En nuestro primer día del viaje de vacaciones visitamos la parte más conocida de Salamanca: la Universidad, el huerto de Calixto y Melibea, la Plaza Mayor, el convento de San Esteban, la casa Lis (Museo Art Nouveau y Art Deco)... y, por supuesto, la Catedral. O mejor dicho, las catedrales, pues son dos, la Catedral vieja (románica y gótica) y la Catedral nueva (gótica tardía, renacentista y barroca). Buscamos la vieja con empeño pues no veíamos nada más que la nueva, llegando a rodearla, hasta que un joven que nos ofrecía el menú de un restaurante nos indicó que ambas estaban unidas (la vieja era esa parte que nos mostraba una torre con un gallo de veleta, sobre el ábside claramente románico).
Entonces le preguntamos al joven por el astronauta y nos indicó su lugar exacto. "Además podréis ver más sorpresas" nos dijo. Así que partimos de nuevo hacia la plaza de Anaya, donde se abre ante nosotros la conocida como Puerta de Ramos. El año pasado la fotografié, pero no encontré al famoso navegante de las estrellas, que tanto asombra al visitante. Tampoco me percaté de los demás "intrusos".
Hay una liebre (como nos dijo el joven paisano), que muchos conocen como "el conejo de la suerte". Alguien se inventó que, si lo acariciabas, te traería la buena fortuna. Así que presenta un color diferente y está más pulida que las otras figuras de tanto pasarle la mano por encima.
Vemos también una langosta o cangrejo de río (hay diferentes versiones) en el mismo lateral. También un lince, una cigüeña y lo que unos llaman un dragón y otros un diablillo o duende: una figura antropomorfa que nos mira con sonrisa burlona y nos muestra el rabo enredado entre la espalda y sus piernas, y su trasero. Podría pasar como un adorno original, pero el cucurucho con varias bolas de helado que porta en su mano izquierda nos adelanta el origen de esta y las demás figuras de las que hablamos.
Y, si elevamos la mirada, junto a un toro, encontramos al ansiado astronauta. Se nos muestra como flotando en el espacio exterior, con su escafandra, su caso, los tubos de respiración y la mochila de aire. Las suelas de sus botas exhiben el dibujo que dejaron las huellas, que conocemos por las fotografías de la NASA, de los primeros pasos en el primer viaje a la Luna.
Para los turistas es algo asombroso y no paran de hacerle fotos (además de acariciar la liebre, por estar al alcance de la mano). Hay quien ha aventurado algún "viaje astral" del escultor de la puerta para justificar la presencia de un intruso tan del siglo XX en una puerta con varios siglos de antigüedad. Sin embargo el motivo es menos esotérico: en 1993 se restauró esta puerta, al mostrarse en esta ciudad la exposición "Las edades del Hombre", y el escultor incluyó elementos modernos, para dejar constancia de que eran fruto de esa restauración.
Algo que es hoy día norma para la recuperación de obras de arte históricas, y ha ocurrido en otros monumentos y otras ciudades, como se puede ver (aunque no muy bien) en la foto que saqué el año pasado en la Catedral de San Antolín de Palencia, donde una de las gárgolas restaurada muestra a un fotógrafo con su batón y su cámara de fuelle.
Por cierto, el astronauta de Salamanca también ha tenido que ser restaurado, pues en 2010 unos gamberros le arrancaron el brazo derecho. En la imagen se ve con claridad que es otra pieza añadida, en la que no apreciamos las arrugas del traje, ni el guante que le cubría la mano con las muescas de los dedos, como se ve en su mano izquierda. En fin, que el misterio se desveló esta vez. Y nos pudimos ir de la capital charra con la satisfacción de haber encontrado al viajante interestelar.
domingo, 9 de julio de 2017
Feria del Teatro en el Sur 2017, lo visto
Una vez más la Feria de Teatro en el Sur ha tomado las calles y espacios de Palma del Río, en este caso en su 34 edición. Como estoy escaso de tiempo, son pocas las obras que he podido disfrutar, pero les haré su, aunque sea pequeño, comentario, como acostumbro desde hace años.
El martes 3 de julio asistimos al Teatro Coliseo para ver "Marat/Sade", la obra de Peter Weiss, en la versión de la compañía Atalaya. Un texto donde se contraponen dos visiones contemporáneas de las ideologías, encarnadas en los dos personajes principales: Marat, como representante del colectivismo, del "ala izquierda" de la Revolución francesa, y el Marqués de Sade, defensor del individualismo, la "derecha egoísta", presentes en una obra de teatro puesta en escena en el manicomio de Charenton por los internos. La obra, de 1964, se adapta bien a esa visión de la política tan del momento, que enfrenta derecha e izquierda de forma maximalista, tajante, dogmática y maniquea incluso (las "dos orillas"), donde no caben los matices. Atalaya se echa de lleno en brazos de esta concepción simplista, haciendo uso de las influencias del teatro de Bertolt Brecht que tanto caracterizan sus últimos montajes. Eso sí con un trabajo muy bien elaborado, con una escenografía minimalista, basada en el empleo de telones que sirven para muchos usos, muy efectista y lograda. El trabajo de los actores y actrices bien resuelto, aunque la música, para mí no aportara nada, e incluso impidiese comprender algunos mensajes.
El miércoles llegó al Coliseo la hora de la nostalgia. La compañía La Cuadra de Sevilla volvía a Palma con su obra "Quejío", un montaje de 1972 que a nadie dejó indiferente entonces. Salvador Távora (que tuvo que subir al escenario, a pesar de sus achaques y años, para ser aclamado) quiso montar en su día un espectáculo donde el flamenco dejaba de ser el entretenimiento de los señoritos y los turistas, para pasar a expresar las penurias del pueblo andaluz, la queja de los mineros, jornaleros y otros trabajadores, postrados ante el poder de los amos, los grandes terratenientes y los empresarios, que esquilmaban las riquezas de estas tierras, explotando a sus habitantes. Unos habitantes que lanzan sus quejas, sus quejíos, en forma de arte flamenco, de cante, de baile, de lamento. Tiene la obra su parte de actualidad, aunque mucho haya cambiado la realidad andaluza 45 años después de su estreno. Pero la Andalucía de la Transición, en la que encumbramos la producción de Távora, ya es historia, y ni los nacionalismos entonces en boga, ni las soluciones "agraristas" nos sirven para conquistar un mundo mejor en nuestro solar. No obstante, no vino mal un poco de recordatorio (con mucho arte) de dónde venimos.
Terminamos nuestro repaso por lo visto en la Feria (solo 4 obras de las 29 programadas), con dos representaciones del viernes 7. La primera, también en el Teatro Coliseo, a cargo de la compañía jerezana La Zaranda, otra de las clásicas de la Feria. Trajeron "Ahora todo es noche", un montaje protagonizado por tres mendigos que nos enseñan sus miserias, sus grandezas, su vida en permanente lucha por la supervivencia, entre cubos de basura, estaciones, comedores sociales y obras sin terminar, con buen o mal tiempo, haciéndonos ver que un día se puede ser el mejor y al poco caer en lo más profundo de la pobreza, con todo lo que ellos conlleva de mantenimiento de la dignidad o de pérdida de ella y hasta del juicio. Exposición bien resuelta con el magnífico trabajo de los tres actores y el escaso atrezzo. Para mí lo mejor que he visto este año (y salvando lógicamente lo que no he podido presenciar).
La segunda y última obra, la muy esperada "Lope que te parió", de la muy querida compañía Malaje Sólo. Parodia al estilo acostumbrado de este grupo, encabezado por Jose Antonio Aguilar (que se hiciera famoso aquí por su paso por Garrapato Teatro) del teatro del Siglo de Oro, encarnado en dos obras: "El mejor alcalde, el rey" de Lope de Vega, y "La vida es sueño" de Calderón de la Barca. Gags, chistes, parodias, sin muchas pretensiones (también afortunadamente) que hicieron reír un buen rato a los asistentes, para empezar de buena manera y algunas risas el ansiado fin de semana. El año que viene, más.
El martes 3 de julio asistimos al Teatro Coliseo para ver "Marat/Sade", la obra de Peter Weiss, en la versión de la compañía Atalaya. Un texto donde se contraponen dos visiones contemporáneas de las ideologías, encarnadas en los dos personajes principales: Marat, como representante del colectivismo, del "ala izquierda" de la Revolución francesa, y el Marqués de Sade, defensor del individualismo, la "derecha egoísta", presentes en una obra de teatro puesta en escena en el manicomio de Charenton por los internos. La obra, de 1964, se adapta bien a esa visión de la política tan del momento, que enfrenta derecha e izquierda de forma maximalista, tajante, dogmática y maniquea incluso (las "dos orillas"), donde no caben los matices. Atalaya se echa de lleno en brazos de esta concepción simplista, haciendo uso de las influencias del teatro de Bertolt Brecht que tanto caracterizan sus últimos montajes. Eso sí con un trabajo muy bien elaborado, con una escenografía minimalista, basada en el empleo de telones que sirven para muchos usos, muy efectista y lograda. El trabajo de los actores y actrices bien resuelto, aunque la música, para mí no aportara nada, e incluso impidiese comprender algunos mensajes.
El miércoles llegó al Coliseo la hora de la nostalgia. La compañía La Cuadra de Sevilla volvía a Palma con su obra "Quejío", un montaje de 1972 que a nadie dejó indiferente entonces. Salvador Távora (que tuvo que subir al escenario, a pesar de sus achaques y años, para ser aclamado) quiso montar en su día un espectáculo donde el flamenco dejaba de ser el entretenimiento de los señoritos y los turistas, para pasar a expresar las penurias del pueblo andaluz, la queja de los mineros, jornaleros y otros trabajadores, postrados ante el poder de los amos, los grandes terratenientes y los empresarios, que esquilmaban las riquezas de estas tierras, explotando a sus habitantes. Unos habitantes que lanzan sus quejas, sus quejíos, en forma de arte flamenco, de cante, de baile, de lamento. Tiene la obra su parte de actualidad, aunque mucho haya cambiado la realidad andaluza 45 años después de su estreno. Pero la Andalucía de la Transición, en la que encumbramos la producción de Távora, ya es historia, y ni los nacionalismos entonces en boga, ni las soluciones "agraristas" nos sirven para conquistar un mundo mejor en nuestro solar. No obstante, no vino mal un poco de recordatorio (con mucho arte) de dónde venimos.
Terminamos nuestro repaso por lo visto en la Feria (solo 4 obras de las 29 programadas), con dos representaciones del viernes 7. La primera, también en el Teatro Coliseo, a cargo de la compañía jerezana La Zaranda, otra de las clásicas de la Feria. Trajeron "Ahora todo es noche", un montaje protagonizado por tres mendigos que nos enseñan sus miserias, sus grandezas, su vida en permanente lucha por la supervivencia, entre cubos de basura, estaciones, comedores sociales y obras sin terminar, con buen o mal tiempo, haciéndonos ver que un día se puede ser el mejor y al poco caer en lo más profundo de la pobreza, con todo lo que ellos conlleva de mantenimiento de la dignidad o de pérdida de ella y hasta del juicio. Exposición bien resuelta con el magnífico trabajo de los tres actores y el escaso atrezzo. Para mí lo mejor que he visto este año (y salvando lógicamente lo que no he podido presenciar).
La segunda y última obra, la muy esperada "Lope que te parió", de la muy querida compañía Malaje Sólo. Parodia al estilo acostumbrado de este grupo, encabezado por Jose Antonio Aguilar (que se hiciera famoso aquí por su paso por Garrapato Teatro) del teatro del Siglo de Oro, encarnado en dos obras: "El mejor alcalde, el rey" de Lope de Vega, y "La vida es sueño" de Calderón de la Barca. Gags, chistes, parodias, sin muchas pretensiones (también afortunadamente) que hicieron reír un buen rato a los asistentes, para empezar de buena manera y algunas risas el ansiado fin de semana. El año que viene, más.
jueves, 18 de mayo de 2017
Feria de mayo de 2017, y recuerdos
Como anunciaba ayer, con motivo de la publicación de mi artículo en la revista de feria, hoy se inicia la Feria de Mayo de Palma del Río. Una feria que podremos disfrutar gracias al buen tiempo, que las previsiones meteorológicas nos auguran. Aunque no tengamos ya las fuerzas que de jóvenes nos impulsaban a gozar el máximo de tiempo posible de estos eventos festivos, seguro que no faltaremos a la cita diaria en el Paseo. Y, una vez más, eso me impulsa a hablar de recuerdos. Primero por la fotografía que me facilitó un primo, que vive lejos de nuestro solar de nacimiento, donde aparece mi madre, de joven, vestida con el popular traje de gitana, el de la época, cuando todavía estaba soltera. Se le ve contenta, luciendo su vestido de lunares, y posando antes de salir al recinto ferial, con el mantón y las flores en el pelo. Desconozco la fecha, pero intuyo que fue antes de 1960, año en que contrajo matrimonio con mi padre, tras su vuelta de Horcajo y de Madrid.
La otra es una adquisición reciente. Es una foto de 1960 de la antigua "Caseta de la Amistad", durante la feria del mediodía. La caseta está engalanada con las tradicionales lonas y repleta de público. A su lado vemos unas bicicletas y una silla de ruedas. La barra estaba montada fuera de la parte techada, cubierta por un toldo o lona, para ganar espacio. Es en las ferias de mayo, en la primavera, cuando hemos podido disfrutar de la feria de día, al no hacer todavía el calor que nos impide en agosto estar en la calle con las altas temperaturas. Así se ve en la foto, cedida por José Luis de las Heras, hijo de José de las Heras, el autor de la imagen, a quien agradezco su colaboración.
¡Disfruten de las fiestas! que, para descansar, ya vendrá el lunes.
miércoles, 17 de mayo de 2017
Una tarde para la historia y la leyenda: Manuel Díaz, Julio Benítez y Javier Benjumea torean en Palma del Río
Mañana comienza la Feria de Mayo de Palma del Río. Como en otros años se ha publicado una revista de Feria, con colaboración del Ayuntamiento palmeño y de casas comerciales y empresas, editada por la Editorial Coleopar Ceparia e Imprenta Lopera. Una edición de mucha calidad, que se agota pronto y que, además de encontrarse gratis en diversos puntos de distribución, es enviada a muchas personas, especialmente a palmeños y palmeñas que viven fuera de nuestra ciudad. Este año han contado conmigo para publicar un artículo sobre el festejo taurino que protagonizaron Manuel Díaz y Julio Benítez (ambos con el apodo de "El cordobés") y Javier Benjumea, junto a otros artículos más. Agradezco el honor de haber sido invitado. Este es el artículo que publico en dicha revista, que fue presentada y puesta en circulación el pasado viernes.
"Una tarde para la historia y la leyenda: Manuel Díaz, Julio Benítez y Javier Benjumea torean en Palma del Río
Recuerdo, cuando yo era niño, que se reunían familiares y amigos con mi padre, en nuestra antigua casa, para ver en televisión las corridas de toros que retransmitían. Fue cuando me aficioné a este mundillo y este arte. Era en los años sesenta, y una figura de Palma empezaba a convertirse en ídolo de masas, Manuel Benítez “El Cordobés”. El nombre de Palma del Río sonaba por aquellos tiempos en el mundo entero gracias a la figura de este matador, que estaba revolucionando el mundo de la tauromaquia. No era el único hijo de esta tierra que se dedicaba al mundo del toro por entonces: Manuel Fuillerat Nieto “Palmeño” (hijo de Julio Fuillerat García “Palmeño”), Pedrín Benjumea (sevillano, pero residente en Palma), Antonio Ruiz “El Barquillero”, Santiago Morales “El Arrojao”, Vicente Linares, etc. Un plantel numeroso de profesionales del toro bravo (incluyendo otras actividades, como picadores, ganaderos, novilleros, subalternos...) hicieron que Palma se conociese como “cuna de grandes toreros”, como rezaban aquellos anuncios que había a las entradas del pueblo, en forma de burladero.
Dominique Lapierre y Larry Collins, publicaron entonces un libro, “O llevarás luto por mí”, que contribuyó a hacer del diestro, además de figura, una leyenda, pues se destacaba en él el personaje humilde que logra fama y riqueza con mucho valor y tenacidad. Ese libro lo vi en casa, aunque no lo leí. Ha sido no hace mucho, con una edición nueva, sin la censura que entonces sufrió, cuando lo he podido leer. En el libro aparece un personaje, Manuel Ruiz, “Charneca”, hostelero que apoyó a Benítez de joven y que convirtió su bar en un santuario dedicado al torero, y al mundo del toro. En Palma había dos peñas: la del bar “Charneca”, dedicada a “El Cordobés”, y la Peña “El Palmeño”, donde se reunían los partidarios de Manuel Fuillerat (que se anunciaba siempre como “Manuel García Palmeño”, como su padre, tal vez por lo exótico de su apellido real). Mi padre acudía con frecuencia a la última, hasta que cerró. Y en la familia teníamos un primo casado con una hermana del torero, además de otros miembros relacionados con el mundo del ganado.
Tras algunos años la leyenda de “El Cordobés” decayó, como el mundo del toro en general en Palma. El no tener plaza fija, de obra, era un inconveniente. No obstante, la afición y la vocación por este arte no se extinguieron. Surgieron otros toreros en Palma, en décadas posteriores. Se han celebrado novilladas y corridas, algunas presididas por mí en mi etapa de concejal. Una novillada, que no presidí, a beneficio del Hospital de San Sebastián, tuvo lugar en 1993 (Ver nota 1) en una plaza portátil. En ella, Manuel Díaz, antes de tomar la alternativa, se encerró con seis novillos. Ya se comentaba que el padre (no oficial todavía) le ayudaba, aunque se disputasen el apodo “El Cordobés”. Hubo mucha expectación. Estuve allí cuando se presentó en el Hospital, y, tras salir del coche, y saludar a los presentes, una paisana (cuyo nombre me reservo, lógicamente) dijo a los presentes "es igualito que su padre". Esa “presunta” relación del joven novillero, ya en el candelero, con nuestro paisano hizo que el festejo fuese un éxito.
En 2003 Julio Benítez, hijo de Manuel Benítez y Martina Fraysse, también apodado “El Cordobés”, Antonio José Sánchez (“Sánchez de Palma”), el rejoneador Pedro Cárdenas, Javier Benjumea, y el mismo Manuel Benítez, participaron en un festival taurino, también a beneficio del Hospital de San Sebastián. Comí con “El Cordobés” padre, el cura Isidro (gerente de la residencia de ancianos del Hospital) y otros, en el Hotel Castillo, pues me tocó presidir otra vez el festejo. Había mucha expectación, pues suponía la reaparición de la leyenda palmeña en los ruedos de nuestra ciudad, tras haberse retirado hace años. Tanta emoción e interés concitó entre la gente, que la corrida empezó tarde porque no pude acceder a la Presidencia a su hora, del atasco que había, en pasillos y escaleras. Recuerdo que tuve que subir desde el callejón, ayudado por un agente de la Guardia Civil, “escalando” el tendido repleto de público. Para colmo ese día Julio se lesionó una rodilla, al cogerle un animal, y su padre tuvo que matar su novillo, al llevárselo al hospital. Respiré aliviado cuando terminó el espectáculo, pero el respetable disfrutó con el ídolo de nuevo en casa.
Aquel día de la reaparición de “El Cordobés”, proclamado ya quinto “Califa del Toreo”, éste tuvo oportunidad de compartir plaza con el vástago de otra de las figuras, coetáneo de Benítez, Pedrín Benjumea, que, aunque era natural de Herrera (Sevilla) se afincó en Palma del Río de niño: Javier Benjumea. Este torero ha lidiado varias veces en Palma. Sus últimas apariciones fueron, una en la Feria de Mayo de 2009, en una novillada, que presidí, cuya recaudación fue destinada a la restauración de una de las capillas de la Iglesia del antiguo Convento de San Francisco, meses antes de tomar al alternativa en Écija. Un festejo que no llenó plaza (¡qué difícil es sacar a la gente de la feria para ir a los toros en Palma!), hasta llovió, pero donde todo al final salió bien, quedando contentos los novilleros, el ganadero (el ganado fue bueno, cosa rara en un festejo celebrado en plaza portátil), el empresario y el público asistente. Y otra, su última aparición, hace dos años, junto a dos figuras del momento, el jerezano Juan José Padilla y el granadino David Fandila, "el Fandi". Todo un cartel de lujo por los diestros, que no por el ganado, aunque disfrutamos por la valentía de Padilla, el buen hacer del Fandi y las ganas del joven Benjumea.
Desde hace algo más de un año, Manuel Benítez ha sido protagonista no ya de la prensa taurina, sino de los medios “del corazón”. Manuel Díaz presentó contra él demanda de paternidad y la Audiencia Provincial de Córdoba falló en su favor en 2016, declarándolo hijo biológico del torero. También se ha separado de Martina y hasta ha encontrado nueva pareja en otra palmeña. La gran noticia vino con la aparición de los dos “recientes” hermanos toreros en una primera corrida en Morón de la Frontera (Sevilla) en marzo de este año, donde se esperó la presencia del patriarca, sin éxito. El 22 del pasado mes de abril tuvimos la oportunidad de ver en Palma del Río a los herederos de las dos dinastías de toreros comentadas, la de Manuel Benítez y la de Pedrín Benjumea. Julio y Manuel hacían su segundo paseíllo juntos, compartiendo cartel con Javier, en una corrida que provocó el interés de los medios de comunicación y del público. De nuevo todos esperábamos la asistencia del torero palmeño, para ver a sus sucesores en el arte de Cúchares, con nombre artístico similar, y con el aliciente de celebrarse el festejo en la tierra del primero. Y, de nuevo, nos quedamos con las ganas. Los hermanos se encuentran encantados de torear juntos, y disfrutan de su nueva cercanía profesional y familiar. El padre no parece tan contento.
Fue una tarde de toros con aforo completo y con el cartel de no hay billetes en la taquilla. Con la presencia de multitud de medios de comunicación, aficionados y curiosos, deseosos de ver a los diestros, sus familias y todo el espectáculo mediático montado. Los toreros hicieron todo lo posible por agradar al respetable, que les premiaron con su afecto y peticiones de orejas, concedidas con generosidad por la presidencia. El ganado fue lo peor de la tarde, escasos de fuerzas, algunos rajados nada más salir del encuentro con el picador, manseando otros... Una pena que se trate así al público de una plaza portátil, que ha pagado una entrada a precio de plaza de primera. Sin embargo, disfrutamos del repertorio de recursos de los toreros, ya que se emplearon bien en sus faenas. Gustaron los “guiños al tendido” de Manuel Díaz, con su habitual habilidad para conectar con el público, y sus lances efectistas, incluyendo el famoso “salto de la rana” del padre. Julio Benítez, que está enderezando su carrera, dio muestras de mejor hacer que en tiempos pasados, y con ganas de agradar a un tendido entregado, también luciéndose con la muleta y con desplantes y otros adornos. Javier Benjumea, muy torero, bien con el capote y que, de no haber tenido un toro (el primero) que se paraba a cada embestida, habría encandilado al buen aficionado con serias tandas de naturales, dando muestras de no quedarse atrás y ganarse el favor de la concurrencia. Salieron los tres a hombros de la plaza.
Una tarde entretenida donde se cruzó la historia y la leyenda, donde estuvo presente la realidad y también el mito, el recuerdo del pasado y la esperanza del futuro de la fiesta. Un acontecimiento único que hubiera enganchado a aquellos aficionados de los sesenta y setenta (algunos todavía vivos y, seguro, presentes en la plaza), como los que se sentaban en mi casa para ver la correspondiente corrida televisada. Un día en que Palma volvió a ser la cuna de grandes toreros que antaño fue."
(Nota 1. En la revista aparece la fecha de 1993, cuando, en realidad, este festejo tuvo lugar el 19 de mayo de 1995. La fecha publicada es la que dio el mismo torero en la rueda de prensa que se celebró para anunciar la corrida, en el Convento de Santa Clara, y que recogió la prensa. De la noticia la cogí y así ha pasado a mi artículo. Pido disculpas por ello. De haber comprobado mis agendas, habría usado la fecha real, como publicó el historiador Juan Antonio Zamora en otro artículo de la misma revista. De todas formas, esa errata no empaña el fondo de lo relatado: el festejo a beneficio del Hospital de San Sebastián, en el que por primera vez toreó, en Palma del Río, Manuel Díaz.)
viernes, 12 de mayo de 2017
La foto del viernes: Les Luthiers, premio Princesa de Asturias
El genial grupo argentino Les Luthuiers ha sido galardonado con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Merecidísimo galardón tras cincuenta años haciéndonos reír de forma inteligente. Este año vienen a España en su gira. Será la ocasión de verles por primera vez por mi parte. Traen su antología "Chist". Nos hemos apresurado a comprar ya las entradas, por si el premio provoca avalanchas de espectadores. En septiembre estarán en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Allí espero estar y gozar de su buen hacer. ¡Felicidades!
martes, 9 de mayo de 2017
Bikinis, fútbol y rock & roll
Así se llama el nuevo libro de Adrian Vogel, un libro donde narra, desde la perspectiva que este hombre ha vivido (la música pop sobre todo) el paso del Franquismo a la democracia actual. Un libro de investigación que nos cuenta que, gracias a cierta perspicacia de los gerifaltes de entonces, las cosas que estaban cambiando el mundo en los años sesenta y setenta, fueron entrando en España, dosificadas, consiguiendo que no nos rebelásemos y cambiásemos el statu quo de forma radical. Lo que luego se llamó el "Franquismo sociológico". Un repaso por la historia reciente en forma de "crónica pop", repleta de datos y anécdotas.
"Bikinis, fútbol y rock & roll" ha sido editado por el Grupo Akal, y cuenta con el prólogo de El Gran Wyoming. Yo no me podía resistir a comprarlo, y ayer me llegó. Otra adquisición para hacer paréntesis de lectura, durante la preparación de las oposiciones.
Adrian Vogel, a la derecha, con Michael Jackson |
De Adrian Vogel (periodista, futbolero (merengón de pro) promotor musical, ejecutivo de discográficas, conferenciante... tal vez el más entrevistado en España cuando murió Michael Jackson) ya os he hablado varias veces, incluso he comentado alguna otra publicación suya, como el eBook Mi mundial Brasil 2014. Tiene un blog, El Mundano, muy recomendable, que nació un mes antes que el mío, donde he tenido el honor de publicar diversas entradas sobre temas musicales, como Un siglo de canciones 17: “Este Madrid” (por Francisco Javier Domínguez “Schevi”), que, por cierto, aparece en el listado de post más vistos. Supe de sus andanzas con aquel programa que emitían en RNE, Para vosotros jóvenes, que recordé en un emotivo post sobre mis aprendizajes con el mundo de la radio. Espero disfrutar de su nuevo trabajo. Y ¡anímense! búsquenlo, que seguro lo gozan.
domingo, 7 de mayo de 2017
Ganó Emmanuel Macron, perdió el fascismo
A estas horas parece que el resultado de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia ha sido la victoria de E. Macron, con más de un 60% de los votos, sobre la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, la esperanza de la extrema derecha, el fascismo francés. Hace cinco años festejé la victoria del socialista François Hollande, como una forma de resistencia a los dictados de la canciller alemana Angela Merkel. Una decepción esta presidencia, en uno de cuyos gobiernos estuvo como ministro de economía Macron, entonces socialista, y que abandonó el gobierno y el partido socialista francés para fundar otro que superase el tradicional dualismo entre izquierda y derecha. No confío ahora nada en las políticas "progresistas" (según él) que quiere implementar el nuevo presidente. Pero festejo que haya derrotado al fascismo francés, que ha sacado un número importante de votos, por cierto, captando a las clases menos favorecidas, decepcionadas con los partidos de izquierda (no solo el partido socialista, ojo). El peligro sigue patente, pero los franceses han optado por parar los pies a Le Pen, envalentonada por el avance de la extrema derecha a nivel mundial. Algunos cretinos, movidos por su "pureza inmaculada", querían desentenderse de esta votación por considerar a los dos candidatos como "la misma derecha". Los franceses no han caído en esa trampa. Afortunadamente. Hoy también puede sonar con brío "La Marsellesa", como cuando en la película Casablanca, los clientes del bar se opusieron a los nazis, de forma digna y pacífica.
martes, 2 de mayo de 2017
Fundación y refundación del PSOE
El PSOE fue fundado en 1879, en Madrid, hace 138 años. Fue en la calle Tetuán, en el bar Casa Labra. Asistieron 25 personas: 16 tipógrafos, dos joyeros, un marmolista, un zapatero, cuatro médicos y un doctor en ciencias. El movimiento obrero era fundamentalmente anarquista en España, formando parte de la Primera Internacional, pero el mismo Karl Marx se ocupó de que su yerno, Paul Lafargue, intentase que las ideas socialistas se implantaran en nuestro país. Para ello contactó con algunas personas, entre ellas Pablo Iglesias. Éste, con ese grupo de veinticinco personas, fundó el Partido Socialista.
Vivimos momentos de incertidumbre. La crisis que padece el PSOE no parece que amaine. Es más, las primarias convocadas para elegir secretario general están dividiendo a la militancia, y dejando salir a la luz formas y mensajes que se salen de lo normal, llegándose incluso hasta el insulto y el enfrentamiento personal, especialmente en las redes sociales, ya que internet está amplificando el ruido provocado por estas disputas de poder. Yo, hace tiempo, propugné la refundación del PSOE, ya que considero que debemos dar un buen repaso al partido, para recuperar mensajes, programa de izquierdas y credibilidad, en lugar de caer en las luchas cainitas que estamos sufriendo. No ha sido el camino escogido. Y eso me tiene decepcionado. Hoy día, aniversario de la fundación, no sé si recuperaré la ilusión, pero sí recupero una imagen del verano pasado, cuando estuvimos en Casa Labra, el lugar donde nació el Partido Socialista. Al menos allí pasamos unos buenos ratos en nuestra visita a Madrid.
lunes, 1 de mayo de 2017
Día del trabajo: los mártires de Chicago
Nos estamos acostumbrando a conmemorar el 1 de mayo como una fiesta no laborable más. La primavera nos impulsa a disfrutar del buen tiempo y el ocio, buscando la diversión y el placer, para dejar atrás los problemas y las tensiones del día a día. Y estamos olvidando el origen de esta fecha. Fue la Segunda Internacional (la que surgió tras la escisión de la primera, por el enfrentamiento entre socialistas, influidos por K. Marx, y anarquistas, seguidores de Bakunin) la que instauró esta fecha en recuerdo de los llamados "mártires de Chicago". Éstos fueron unos trabajadores condenados a muerte (en su mayoría, otros fueron condenados a prisión) en Estados Unidos, tras una huelga para conseguir la jornada de trabajo de ocho horas. En estos tiempos en que se ha retrocedido tanto en derechos laborales y políticos, es más necesario que nunca no olvidar este origen, para volver a dar su significado de lucha a este día.
domingo, 23 de abril de 2017
Día del Libro: el acto de la Feria del Libro al que asistí como presentador
Como anuncié el martes, ayer tuvo lugar, en el seno de los actos de la Feria del Libro que organiza el Ayuntamiento de Palma del Río, la presentación del libro Lecturas de economía aplicada y derecho revuelto, de Francisco José Fernández Cabanillas. Me encargaron de la presentación del autor. Y, como hoy es el Día Internacional del Libro, aprovecho para hacer una somera crónica del acto.
Tuvo lugar a las 9 de la tarde, en el salón de actos de la Oficina de Turismo, en la Plaza Mayor de Andalucía. Llegué con el tiempo justo, pues ya advertí a la organización de que tenía entradas para el festejo taurino que se celebraba esa tarde en Palma, en el que se dieron cita los, ya oficialmente hermanos, Manuel Díaz "El cordobés" y Julio Benítez, además del torero afincado en Palma, Javier Benjumea. Me perdí el último toro para acudir puntualmente al acto.
En la presentación estuvimos como en familia. Suele asistir no mucho público a estas cosas de las presentaciones de libros, y la mayoría familiares y amigos. Así que enfoqué la intervención con más relajo, como una conversación entre amigos, en la que el mismo autor intercaló alusiones, a modo de diálogo, además de presentar luego su obra. Introdujo el acto Esperanza Caro de la Barrera, primer teniente de alcalde del ayuntamiento palmeño.
Recordé la etapa del Instituto, donde nos conocimos, allá en 1976, en plena Transición Democrática, y del que salimos en 1980, nombrando a algunos profesores, de los que conté alguna anécdota, como en el caso de Pepe Moya cuando le gastamos la broma de la frase del cantante Ramoncín ("polli fricti rex sum", en latín), y también a alumnos (algunos de ellos presentes allí) de los que fuimos compañeros, unos compañeros que se esforzaron, pero que también disfrutaron como jóvenes que éramos. Prueba de aquella conjunción entre diversión y esfuerzo fue la estrategia, de la que aproveché para culparle a él (pues "el delito ya habrá prescrito") que diseñamos entre Federico Navarro, el autor y un servidor (como los nuevos Tres mosqueteros) para aprobar la asignatura de Historia del Arte, ya en COU, y que, como la anterior evocación, ya fue contada en la correspondiente entrada de este blog relativa al instituto de bachillerato.
Seguimos con el paso a la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba, en cuyo primer curso coincidimos los "Tres mosqueteros", aunque Fran (que es como siempre llamábamos al hoy autor del libro, en el instituto) la dejó en segundo curso, pues se trasladó a Sevilla para continuar la licenciatura. Aquel curso al que accedimos era el primero como Facultad de Derecho, pues los anteriores estudiantes lo fueron del Colegio Universitario que dependía de Sevilla, lo que hacía que todavía no tuviese prestigio, algo que también cuenta al obtener el título ("hay que maximizar los recursos"). Y luego hablamos de nuestros destinos profesionales, siempre, de alguna forma relacionados con el Mundo Jurídico: Fran como profesor de Economía en la Universidad de Castilla-La Mancha, Federico como catedrático de Derecho del Trabajo en la Universidad de Córdoba, y yo en la Administración, primero como político y ahora como empleado público. Todo explicado en lenguaje humorístico y en complicidad con el auditorio.
Terminé dedicando unas someras palabras al libro, que lógicamente, el autor era el que tenía que presentar (pues, si no, me iba a soltar aquella famosa frase que dijo Francisco Umbral en una entrevista televisiva: ¡Oiga, que yo he venido aquí a hablar de mi libro!). Recomendé su lectura sin miedo a encontrarse un manual al uso, un tocho de centenares de páginas de carácter técnico, solo para iniciados, como su nombre parece indicar. Al ser una colección de artículos publicados en prensa, su lectura es fácil e inteligible. Además, contiene unas críticas incisivas, con lenguaje muchas veces tirando de la ironía y el sarcasmo, y preñadas de sentido del humor. Algo que últimamente está en peligro, pues cada vez que alguien hace una crítica en forma de chiste, se puede encontrar con la denuncia en el juzgado presentada por quienes se sienten ofendidos ante las críticas.
Fran nos puso varios ejemplos relacionados con el contenido de la obra. Contó varias anécdotas, muy sustanciosas y algunas divertidas, sobre su paso por los juzgados (fue juez algún tiempo), sus empresas y socios y viajes varios en el mundo universitario. Aprovechó para lanzar algún dardo, para explicar así la importancia del Derecho (a raíz de un ejemplo de mala legislación que puse en mi intervención), sugiriendo que la excesiva litigiosidad que hay en España, la hiper-inflación legislativa (a la que hice mención) y su mala calidad podía deberse a la característica española (no compartida por otros países) de que un elevado porcentaje de diputados y senadores fuesen abogados. Aventuró que esa mala praxis legislativa, tal vez fuese intencionada, con la idea de tener los diputados/abogados, al dejar el cargo, trabajo con el que tener el futuro profesional asegurado, desentrañando el maremagnum normativo.
Fue una tarde/noche amena y divertida, demostración que lo jurídico y lo económico nos son materias áridas, sino muy vivas y enganchadas a la vida real. Firmó el autor algunos libros, incluida una dedicatoria para mí. Y, como no podía ser de otra manera (pues, además, le recordé el que teníamos pendiente más de una cerveza), terminamos ya en un bar departiendo aún más relajadamente y en busca del frescor de la noche primaveral.
martes, 18 de abril de 2017
Presentación de libro "Lecturas de economía aplicada y derecho revuelto", y yo del autor
El año pasado, con motivo de mi 55 cumpleaños, comenté el regalo que me hice a mí mismo por ese motivo: el libro Lecturas de economía aplicada y derecho revuelto, de Francisco José Fernández Cabanillas. Este sábado, entre los actos de la feria del libro en Palma del Río, se presentará el libro, en la Oficina de Turismo, de la Plaza Mayor de Andalucía. Han contado con un servidor para que haga la presentación del autor, ya que nos conocemos de tiempos del Instituto, siendo buenos amigos y miembros de una generación interesante que pasó por sus aulas, y por haber empezado los estudios en la Facultad de Derecho de Córdoba a la vez, junto a otros palmeños ilustres. Así que tendremos la oportunidad de rememorar viejos tiempos de correrías juveniles y estudiantiles, y pasar un buen rato con el autor, que, a pesar de su semblante severo y formal (cosa que lo es, sin duda), es también un gran y divertido conversador, con grandes dosis de humor e ironía, como podemos comprobar en su libro. Espero que nos veamos y pasemos un buen rato.
viernes, 14 de abril de 2017
La foto del viernes: recuerdo de Salamanca
El verano pasado estuvimos en varias ciudades de España. La primera parada fue en Salamanca, ciudad de la que visitamos su casco histórico y donde almorzamos, para seguir camino, luego, hacia Palencia. De Salamanca tengo varios recuerdos, al haber estado varias veces allí. En este último viaje me tomé esta fotografía, justo delante de un comercio de recuerdos turísticos, donde se exponían estas banderas. Como iba con la familia Santos, es muy apropiado rememorar la imagen, en un día como hoy, 14 de abril, un viernes muy "santo"... y tricolor. ¡Salud y república!
lunes, 10 de abril de 2017
El walkman o lorillo de mi juventud
En estos días se está moviendo un grupo de personas, de las que fueron a las excursiones de semana santa a la comunidad de Taizé, para revivir aquellos viajes en forma de un viaje cultural por las localizaciones que están relacionadas con literatos y artistas españoles. La idea surgió porque en uno de esos viajes se hizo una parada en Colliure (Francia), donde está enterrado Antonio Machado, tras huir al exilio. En aquel viaje, se dejó depositada una bandera con los colores de la República, que hicieron con una bandera oficial a la que añadieron un trozo morado abajo. El trozo lo consiguió mi hermano Roberto, cortando la cola del traje de nazareno de mi padre (un modelo antiguo, pues los actuales de esa cofradía no llevan esa cola), con la excusa de ponérselo algún día al salir en procesión (como hizo más de una vez, por cierto). Mi hermano fue a aquel viaje, yo no. Ni llegué a visitar Taizé. Solo hice el último viaje que se organizó, que fue a Italia, en 1982, sin pasar ya por ese lugar. En los anteriores, además de la visita a la comunidad (por cierto, creada por el protestante "hermano Roger"), se aprovechaba para hacer algo de turismo por los alrededores. Eso hizo que se apuntase mucha gente con el exclusivo interés de viajar a precios baratos, y no de participar en actos ecuménicos religiosos. Otros iban porque en aquel lugar se encontraba mucha gente, entre ellas de varias comunidades españolas, dando rienda suelta a los deseos de libertad que surgieron tras la muerte de Franco. Se terminó solo con el turismo, en ese viaje a Italia. La idea del nuevo viaje es partir de Granada y terminar en Colliure, visitando ciudades relacionadas con la cultura que aprendimos de jóvenes.
En el albergue de Roma (1982), el grupo de viajeros. Yo, de pie, el que tiene los brazos en jarras (Foto de Rafi García) |
En una parada de aquel viaje a Italia, que hicimos en Andorra, compré un reproductor de cassette, que estaba de moda entonces, por su pequeño tamaño. Los había de diferentes tipos: solo reproductores, grabadores... Con el tiempo se fueron haciendo cada vez más pequeños, aunque los más extendidos eran los que usaban las cintas estándar, las mismas que para aparatos mayores. Lo que les hizo populares era que se podían usar caminando, cómodamente, de ahí el nombre de walkman, aunque nosotros lo conocíamos también como "lorillos".
Durante el viaje fuimos muchos los que disfrutamos de la música, individualmente, gracias a estos aparatos. Yo me llevé varias cintas de mis discos favoritos grabados para poder escuchar música, e, incluso, me compré un trabajo muy de éxito entonces: el ROCK & RÍOS, de Miguel Ríos. Recuerdo cómo un amigo, durante un trayecto en autobús, se volvió desde el respaldo de su asiento, riéndose a pierna suelta de nosotros. Le pregunté el motivo y me dijo que la mayoría estaba bailando, solos, sentados, cada uno a su aire, con los auriculares puestos, y el autobús estaba en silencio. Una escena muy cómica.
La calidad de sonido de estos aparatos era buena, para la técnica de la época, reproduciendo en estéreo, a través de auriculares pequeños (cascos). Y se podían colgar de una cinta, en bandolera, o con una pinza que llevaban en el estuche donde se guardaban, que servía para fijarlos al cinturón, por ejemplo. Te permitían correr, andar, y llevarte tu música donde quisieras, sin cargar con pesados y voluminosos aparatos. Más tarde se empezaron a usar con CDs, pero de esos no he tenido ninguno.
El que compré en Andorra (todavía no se habían extendido los bazares, propiedad de marroquíes, indios, y más tarde, chinos, que vendían más barato que los comercios especializados en aparatos electrónicos, por lo que merecía la pena aprovechar estos viajes para hacer compras) es el que reproduzco en las imágenes. Es muy ligero y de tamaño reducido. Se alimentaba a pilas, aunque tenía una toma para adaptador de corriente que empleé mucho. Tenía incluso un micrófono que te permitía grabar sonidos, como hacían los reporteros con sus aparatos en ruedas de prensa que veíamos en televisión. Mi hermano me hizo unos pequeños bafles con un altavoz cada uno en una caja de plástico, que me permitió disfrutar del aparato como equipo de música para ambiente, usándolo en mis tiempos de estudiante en los pisos de Córdoba en los que viví de alquiler con amigos. Con el tiempo se fue estropeando (la cabeza reproductora se iba desviando, empeorando el sonido), y, además, las cintas de cassette se han ido perdiendo con el paso a los formatos digitales. Pero todavía funciona. Ahora es solo una pieza de museo entre mis cachivaches viejos de la juventud.
Durante el viaje fuimos muchos los que disfrutamos de la música, individualmente, gracias a estos aparatos. Yo me llevé varias cintas de mis discos favoritos grabados para poder escuchar música, e, incluso, me compré un trabajo muy de éxito entonces: el ROCK & RÍOS, de Miguel Ríos. Recuerdo cómo un amigo, durante un trayecto en autobús, se volvió desde el respaldo de su asiento, riéndose a pierna suelta de nosotros. Le pregunté el motivo y me dijo que la mayoría estaba bailando, solos, sentados, cada uno a su aire, con los auriculares puestos, y el autobús estaba en silencio. Una escena muy cómica.
La calidad de sonido de estos aparatos era buena, para la técnica de la época, reproduciendo en estéreo, a través de auriculares pequeños (cascos). Y se podían colgar de una cinta, en bandolera, o con una pinza que llevaban en el estuche donde se guardaban, que servía para fijarlos al cinturón, por ejemplo. Te permitían correr, andar, y llevarte tu música donde quisieras, sin cargar con pesados y voluminosos aparatos. Más tarde se empezaron a usar con CDs, pero de esos no he tenido ninguno.
El que compré en Andorra (todavía no se habían extendido los bazares, propiedad de marroquíes, indios, y más tarde, chinos, que vendían más barato que los comercios especializados en aparatos electrónicos, por lo que merecía la pena aprovechar estos viajes para hacer compras) es el que reproduzco en las imágenes. Es muy ligero y de tamaño reducido. Se alimentaba a pilas, aunque tenía una toma para adaptador de corriente que empleé mucho. Tenía incluso un micrófono que te permitía grabar sonidos, como hacían los reporteros con sus aparatos en ruedas de prensa que veíamos en televisión. Mi hermano me hizo unos pequeños bafles con un altavoz cada uno en una caja de plástico, que me permitió disfrutar del aparato como equipo de música para ambiente, usándolo en mis tiempos de estudiante en los pisos de Córdoba en los que viví de alquiler con amigos. Con el tiempo se fue estropeando (la cabeza reproductora se iba desviando, empeorando el sonido), y, además, las cintas de cassette se han ido perdiendo con el paso a los formatos digitales. Pero todavía funciona. Ahora es solo una pieza de museo entre mis cachivaches viejos de la juventud.
sábado, 1 de abril de 2017
Cántico espiritual, de Amancio Prada. 40 años.
En una de las entradas dedicada a mi paso por el Instituto de Bachillerato, relaté algunas cosas sobre el profesorado que compartimos aquellos años. Uno de los nombrados fue Salvador Campillo, un profesor de literatura. Fue quien nos descubrió el grupo Veneno, que editaron su fantástico disco en 1977, hace cuarenta años. También nos enseñó otro disco que me fascinó entonces, el Cántico espiritual, interpretado por Amancio Prada. Digo que me fascinó porque, aunque conocía ya a este cantante por sus temas basados en poemas de Rosalía de Castro, con este disco hizo que me inclinase a acercarme a la poesía mística española, concretamente a San Juan de la Cruz, autor de los versos musicalizados por Prada de forma magistral.
Campillo aprovechó este disco para darnos otra idea más "digerible" de la poesía mística, cuando nos tocaron las lecciones, en sus clases de literatura, dedicadas a sus autores principales (Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de Granada...). Con música se pueden asimilar mejor las producciones de estos autores. Y él no dudó en llevarnos al aula de música del instituto para que lo comprobásemos escuchando el disco de Amancio Prada, donde la poesía erótica y amorosa sirve al autor para explicar de forma figurada la experiencia mística del contacto con su dios.
Este es un disco del que también se cumplen ahora los 40 años de su aparición. Y concretamente en abril de 1977, en Segovia, en la iglesia románica de San Juan de los Caballeros, tuvo su estreno en directo, acompañado el cantante (que tocaba la guitarra) por José Torres al violín y Eduardo Gattinoni al violoncello. Años más tarde pude comprarme el CD, para poder disfrutar de este maravilloso disco. Otro aniversario musical que, creo, merece ser destacado. Para ello os dejo con uno de los temas más alegres del disco: Gocémonos amado.