Cinco años después, la guerra de Iraq

Ayer vi en el programa La Noria, de Telecinco, un “debate” sobre la situación de Iraq, tras los cinco años de la foto de las Azores. El entrecomillado viene a cuento por haber consistido en el tradicional griterío en que se convierte cualquier intervención de dos o más personas a la vez en cualquier programa de esta cadena de televisión.

Participaron, para defender las bondades de la guerra de Iraq y su evolución posterior, el director de La Razón (y anterior jefe de prensa de Mariano Rajoy) Francisco Marhuenda (que defendió la guerra con el habitual “sin complejos” del anterior presidente del gobierno), Carlos Dávila (otro “sin complejos”, cuya frase, “Hablo de un abreculos que se llama Boris Izaguirre. Un personaje abyecto que en cualquier otro país del mundo estaría en estos momentos sencillamente en la clandestinidad”, pasará a la Historia del insulto y la difamación “liberal”) y la que fue presentada como “médico” Isabel Durán (en realidad, comentarista en los programas La Mañana y La Tarde de la COPE, La Espuela y El Gato al Agua de Radio Intereconomía, Libertad Digital y algunos programas de televisión). Supuestamente, en contra, aparecieron el sempiterno Jimmy Giménez-Arnau (no sé por qué), Jorge Verstrynge (que sigue sorprendiéndonos con sus “traspasos” desde la ultraderecha, a asesorar al comunista Paco Frutos, pasando por una etapa por el PSOE) y la periodista de la cadena SER y El País Karmentxu Marín.

Todo fue de lo más previsible, los gritos, constantes interrupciones de unos/as o otros/as, la defensa militante de cada opción a favor o en contra de la decisión de Aznar de ir a la guerra...Aunque hubo alguna cosa que me llamó la atención, aparte de las repetidas alusiones de Verstrynge a sus relaciones con el servicio de inteligencia israelí, el Mossad. Los del bando “derechista” repitieron dos ideas que intentan en estos tiempos que “calen”, ya que no consiguen desmentir que su admirado Aznar nos metiera en una guerra “ilegal”: la de que estamos en otra guerra, la de Afganistán, gracias a Zapatero (cosa que es mentira, ya que también nos metió el PP, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York).Y la de que la Guerra del Golfo fue también “ilegal”. Eso lo repitió hasta la saciedad la “presunta médico”, Isabel Durán, quien afirmó con picarona sonrisa “mirando al tendido” (sabiendo que mentía) que Felipe González nos metió en la guerra (según ellos no participamos en la de Iraq porque nuestra contribución fue en “ayuda humanitaria”) sin el amparo de la ONU. Digo que mentía, ya que todos los propagandistas de la derechona saben que la Guerra del Golfo se inició tras la invasión de Kuwait por Iraq, a instancias de sus admirados Estados Unidos, y contando con el amparo de catorce resoluciones el Consejo de Seguridad (desde la 660 de 2 de agosto de 1990, tras la invasión, hasta la 687, donde se establecerá un alto el fuego formal entre Irak y Kuwait y los demás Estados que ayudaron a Kuwait, pasando por la 678 de 29 de noviembre de 1990, que es la que dice textualmente:

2. Autoriza a todos los Estados miembros que cooperan con el Gobierno de Kuwait, si el 15 de enero de 1991 Irak no ha cumplido plenamente todas las resoluciones mencionadas conforme al párrafo 1 anterior, a utilizar todos los medios necesarios para hacer respetar y aplicar la resolución 660 (1990) del Consejo de Seguridad y todas las resoluciones pertinentes posteriores, así como para establecer la paz y la seguridad internacionales en la región;

3. Pide a todos los Estados que aporten el apoyo necesario a las medidas previstas en el párrafo 2 de la presente resolución;).

Curiosamente, éstos, que niegan el amparo de la ONU a la decisión del gobierno de Felipe González de intervenir en el conflicto del Golfo, utilizaron, sin embargo con escaso éxito, estas antiguas resoluciones para justificar la posterior invasión y la guerra de Iraq, tras la reunión de las Azores, sin respetar los plazos que había dado la ONU para la verificación de las denuncias de armas de destrucción masiva, cuya existencia sirvieron de excusa para el ataque y cuya falsedad ha quedado más que demostrada tras cinco años de guerra y ocupación. Como vemos, el cinismo y la desfachatez no tienen límites entre los seguidores del PP. Pero tampoco salieron bien parados los oponentes, pues ninguno (ni siquiera la periodista especialista del grupo PRISA) fue capaz de referir siquiera lo que ahora yo he argumentado con algo de detenimiento. En fin, tiempo perdido en una noche de sábado.