El año pasado me hice eco de una “denuncia” en internet sobre una señal mal colocada en un jardín y de su arreglo posterior.
¿Os acordáis del post donde hablaba de un señal que, más que una norma de tráfico, era un resto arqueológico?. Pues hoy, durante nuestro paseo "contra el colesterol", he visto que la han quitado. Otra vez, parece, que este humilde blog ha conseguido que el ayuntamiento corrija deficiencias en el casco urbano (reconozco que alguna “influencia” puedo tener por mi cargo, aunque no mucha).
Ya los vecinos no tendrán motivo de queja sobre la señalización de su calle, como intuía en aquel post. La seguridad jurídica y vial han ganado. Pero reconozco que me he quedado con pena. Cada vez que pasaba por allí miraba a su emplazamiento y llegó a convertirse en un “amigo” más, que saludaba a nuestro paso por su acera. Hoy he sentido como si me hubiesen amputado una mano, al ver el hierro serrado que la sostenía a la blanca pared del bloque. No sé si se quejarán los “culturetas” por el presunto expolio arqueológico perpetrado. Yo entono el epitafio: descanse en paz. ¡Snif!
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