El presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, aprovechando que el Pisuerga (la crisis) pasa por Valladolid, ha salido a los medios con una declaración de las suyas. Si hace unos días nos obsequiaba con una “conversión” (ficticia) al izquierdismo radical (el paréntesis en la economía de mercado), ahora vuelve a la cantinela tradicional de la patronal, no del todo conseguida durante el gobierno de Aznar: el abaratamiento del despido. Como si el coste del despido en España fuese la causa de la crisis financiera que padecemos en el mundo desarrollado. Sin duda la reforma que hicieron, antes de la derrota electoral del PP, sirvió para que los empresarios tuviesen menos miedo al contratar trabajadores, unido a los incentivos a la contratación indefinida, pero eso fue gracias al extraordinario crecimiento económico, basado fundamentalmente en la pujanza de la construcción y la promoción inmobiliaria. No el coste en sí mismo. La situación ha cambiado, pero tampoco por ese coste, sino por el hundimiento del sector financiero en Estados Unidos, que ha provocado que se corte el grifo a la financiación del mercado interbancario, repercutiendo especialmente en esas empresas financieras e inmobiliarias también en España, como en toda Europa. Ello unido al aumento de precios de los alimentos a escala mundial y la imparable subida (hasta ahora) de los precios del petróleo, usado especulativamente como forma de inversión, no como fuente de energía necesaria para el proceso productivo. La causa de la crisis no está en el mercado laboral, sino en el financiero. Los culpables no son los trabajadores en general, sino los ejecutivos de las empresas que han pervertido las reglas de juego, engañando a otras empresas para enriquecerse fácilmente.
Ya escribí sobre la posible necesidad de una reforma laboral en España, con motivo de un curso sobre “Los nuevos desafíos de las relaciones laborales en España”. En este curso ya los agentes sociales explicaron su disposición a trabajar por un nuevo modelo que, respetando la existencia del Derecho del Trabajo y su carácter garantista, adaptara sus contenidos a la situación real de la economía en que vivimos. Se apuntó el concepto de flexiseguridad, por parte del secretario general de CCOO, frente a la propuesta del abaratamiento del despido que metió, como con calzador, el representante de la CEOE. Las conversaciones que mantienen estos agentes sociales en las mesas de diálogo abiertas, no contemplan esta medida. Y, al anunciarla Díaz Ferrán, se han reafirmado en su rechazo los dirigentes sindicales y el presidente del gobierno, pues no incide en el origen de la crisis, en sus causas. El diálogo social debe servir, además, para encontrar fórmulas que palien los efectos de la crisis en los trabajadores afectados, garantizando el empleo y la recolocación, en su caso.
Quizás sea entendible la postura del presidente de los empresarios, gracias a la crisis interna de la organización patronal, siendo, como está, cuestionado en el ejercicio de su presidencia, no solo por los cambios en la cúpula directiva (como el intento de echar al vicepresidente, persona de confianza de J. M. Cuevas, frustrado al irse antes él) sino por su propia labor empresarial, a través de informes filtrados hace tiempo en asuntos judiciales pendientes. Entendible, mas no aceptable. Si los causantes de la crisis son otros, los trabajadores no deben pagar los platos rotos. En todo caso, si quiere despidos baratos, que nos salgan gratis, sí mejor, que no nos cuesten a los contribuyentes, porque sean los despidos de los ejecutivos que con su avaricia, ambición desmedida y su corrupción han provocado este lío monumental que ha servido para poner en evidencia a los que pontificaban sobre el fin de la historia y auguraban el crecimiento permanente gracias a la ley de la selva global, llamada por ellos, libertad de mercado. Ese despido barato sí lo aceptaremos.
Ya escribí sobre la posible necesidad de una reforma laboral en España, con motivo de un curso sobre “Los nuevos desafíos de las relaciones laborales en España”. En este curso ya los agentes sociales explicaron su disposición a trabajar por un nuevo modelo que, respetando la existencia del Derecho del Trabajo y su carácter garantista, adaptara sus contenidos a la situación real de la economía en que vivimos. Se apuntó el concepto de flexiseguridad, por parte del secretario general de CCOO, frente a la propuesta del abaratamiento del despido que metió, como con calzador, el representante de la CEOE. Las conversaciones que mantienen estos agentes sociales en las mesas de diálogo abiertas, no contemplan esta medida. Y, al anunciarla Díaz Ferrán, se han reafirmado en su rechazo los dirigentes sindicales y el presidente del gobierno, pues no incide en el origen de la crisis, en sus causas. El diálogo social debe servir, además, para encontrar fórmulas que palien los efectos de la crisis en los trabajadores afectados, garantizando el empleo y la recolocación, en su caso.
Quizás sea entendible la postura del presidente de los empresarios, gracias a la crisis interna de la organización patronal, siendo, como está, cuestionado en el ejercicio de su presidencia, no solo por los cambios en la cúpula directiva (como el intento de echar al vicepresidente, persona de confianza de J. M. Cuevas, frustrado al irse antes él) sino por su propia labor empresarial, a través de informes filtrados hace tiempo en asuntos judiciales pendientes. Entendible, mas no aceptable. Si los causantes de la crisis son otros, los trabajadores no deben pagar los platos rotos. En todo caso, si quiere despidos baratos, que nos salgan gratis, sí mejor, que no nos cuesten a los contribuyentes, porque sean los despidos de los ejecutivos que con su avaricia, ambición desmedida y su corrupción han provocado este lío monumental que ha servido para poner en evidencia a los que pontificaban sobre el fin de la historia y auguraban el crecimiento permanente gracias a la ley de la selva global, llamada por ellos, libertad de mercado. Ese despido barato sí lo aceptaremos.
Amigo Schevi, los ejecutivos y alta direccion siempre están blindados y eso y el despido "barato" son cosas incompatibles, asi pues, es mas barato matar al perro que curar la rabia. Lo tenemos muy jodido y encima Fidalgo&Co. de caceria con la derecha rancia.
ResponderEliminarPues eso digo, así que no se abarata el despido, punto.
ResponderEliminarY a Fidalgo, me quedé con las ganas de hablar más tranquilamente en aquel curso (la noche anterior), ya que tenía preguntas que hacerle. Pero la cena estaba restringida. Como es amigo de una amiga, ya lo intentaré algún día. Algunas veces CCOO me sorprende por su "moderación".
Este nuevo jefe de la patronal es un crack. Ha encontrado el paréntesis del paréntesis.
ResponderEliminarO sea el corchete, que según el diccionario de la Real Academia es: Signo ortográfico doble ([ ]) usado para encerrar información complementaria o aclaratoria. Se emplea habitualmente cuando es necesario introducir alguna precisión en un enunciado que ya va entre paréntesis; p. ej., en Una de las últimas novelas de Galdós (algunos consideran su obra Fortunata y Jacinta [1886-87] la mejor novela española del siglo XIX) fue El caballero encantado (1909). También se utilizan, encerrando tres puntos suspensivos, para indicar que se ha omitido parte de un texto transcrito; p. ej., en No pudo ver mi sonrisa [...] por lo negra que estaba la noche.
ResponderEliminarVamos, que no hay nada nuevo bajo el sol. O como diría Julio Iglesias: la vida sigue igual.
A estos tipos los fantasmas de otros tiempos los persiguen demasiado, no? Yo creo que estos tipos, siguen creyendo en las ordas rojas, y todas esas cosas... Seguro que para él, si ven el Señor de los Anillos, los orcos son todos de izquierdas.
ResponderEliminarSaludos
Ellos mismos son unos fantasmas. Además de incultos y caciques. Saludos, hiperión.
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