Tras la inhibición del juez Garzón en los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid y Valencia por los aforados respectivos, surge una duda grave sobre este enjuiciamiento futuro del presidente del PP y de la Generalitat valenciana, según conocemos por informaciones de medios, entre otros del diario local valenciano Las Provincias. Veamos:
El presidente recordó que cuando llegó al cargo, De la Rúa ya estaba al frente del TSJ. La conexión fue inmediata. En la primera reunión que mantuvieron. Camps recordó que en este momento "diseñamos un camino conjunto al servicio de la Justicia y de los ciudadanos". El jefe del Consell agradeció la "compañía leal" de De la Rúa durante todo este tiempo.
Este tal De la Rúa, Juan Luis de la Rúa, es el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Valencia (el tribunal que debe juzgar a Francisco Camps) y de estas manifestaciones de ambos, presidente judicial y presidente de la Generalitat valenciana podemos deducir una clara amistad y coincidencia de intereses entre los dos que obligan a que el juzgador, el presidente del TSJV, se inhiba de la causa, de instruir sumario y juzgar al señor Camps, si le tocara llevarla. ¿NO está claro?. Como dijo el PP en su recusación al juez Garzón: “nuestro Tribunal Constitucional ha añadido “que debe garantizarse a las partes que no concurre ninguna duda razonable sobre la existencia de prejuicios o prevenciones en el órgano judicial…y que lo determinante y decisivo es que las razones para dudar de la imparcialidad judicial, por un lado, queden exteriorizadas y apoyadas en datos objetivos, y por otro, alcancen una consistencia tal que se hayan objetiva y legítimamente justificadas”.
No hay duda de la amistad y connivencias (“compañía leal”) entre los dos personajes, que curiosamente, aparecen en la foto publicada por el periódico de donde extraigo la noticia, acompañados por otro personaje de la órbita judicial, el vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Fernando de Rosa, claramente militante de la causa del Partido Popular. Si esta inhibición no se produce, estaríamos en uno de los casos de perversión institucional más escandalosos vividos en nuestra democracia.
Vamos, que está, más que claro cristalino, el por qué de tanta prisa para que Garzón se inhibiera en la causa, no fuese a dar tiempo a encontrar nuevos aforrados y tener que llevarla al Supremo en vez de al tribunal amigo.
ResponderEliminarY que nos tengan que recordar a la mínima la desafortunada frase de Guerra, Montesquieu ha muerto, cuando ves cosas como esta, es como para que a una le den arcadas.
Estamos apañaos.
Efectivamente, eso era lo que querían, que "les arregle" el caso alguien "de la casa". Como hicieron con el caso Naseiro.
ResponderEliminarYa nos estamos hartando de que siempre que se juzga a un socialista termine entre rejas, pero si se pilla a alguno del PP, algunas veces ni se les juzga. Esta desigualdad de trato es más que injusta. De tanto romper las reglas del juego democrático lo que dan ganas es de tirarse al monte. Ojalá salga ya algún diputado o senador y pase todo al Supremo.
Es curioso amigo, pero estos no dimiten ni aunque vayan vestidos de a rayas.
ResponderEliminarsaludos
Cierto, amigo Hiperión. Recuerdo el caso de un alcalde del PP, condenado por acoso sexual a una concejala, una tal Nevenka, que se negó a dimitir (con el apoyo de Ana Botella, por cierto) y sin embargo éstos piden dimisiones conque solo un periódico diga que tiene sospechas de algún socialista, sin necesidad de juicio siquiera. Doble vara de medir, corrupción de las reglas del juego se llama eso.
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