En esta feria de mayo, Ana, mi mujer, va a estrenar traje de gitana. Hoy sábado, lo tiene previsto. Seguro que está guapísima. El traje de gitana, también llamado traje de flamenca, es uno de los típicos “elementos paisajísticos” de la feria. Tiene su origen en el vestido de faena, una especie de bata de percal con volantes, de las mujeres del campo y que empleaban las mujeres de los tratantes en las ferias de ganado (oficio muy extendido aquí entre los gitanos), origen de las fiestas actuales. Se pone de moda en Sevilla en la Exposición Iberoamericana de 1929, cuando las clases altas lo adoptan como vestimenta típica y tópica para asistir a las casetas. De ahí se extiende su uso, llagando a considerársele el prototipo de traje regional andaluz de la mujer, lo mismo que el traje corto de los hombres, cuando en realidad la variedad de vestimentas típicas en Andalucía es tan grande como el número de territorios con identidades e historias diferentes. Pero, claro, el siglo XX supone la explosión de la moda como elemento cultural, y esta moda, al amparo de otras tendencias culturales, como el regionalismo en arquitectura, en pintura o escultura, también se generaliza, ensalzada por la idea romántica de la cultura andaluza, tan popular hasta en el extranjero.
Las fotos que ilustran el post, casi tan antiguas como esta irrupción en la moda del vestido regional, son de mi hermana Soledad, Sole, que posa en su niñez (nació el 22 de diciembre de 1933, ya podéis imaginar su antigüedad) con un mismo traje de gitana de lunares pero en distintos ademanes. En una simula bailar, como agachada, en la otra el toque de castañuelas, erguida, mirando a la cámara orgullosa, como su carácter y personalidad. En la primera una ligera melena se adorna con flores, lañas y un caracolillo en la frente. En la otra los mismos complementos en el pelo recogido atrás. Lleva pendientes de aros, pulseras y un collar típico. Los hombros y el escote acicalado con flecos. Una estampa típica de una niña de la época (y también de ésta) con ganas de fiesta, con ganas de vivir a fondo la vida que se le pone por delante. Vida que después consagró, no obstante, a labores religiosas al profesar en la Institución Teresiana, hasta su fallecimiento en 1992, cuando llevaba viviendo bastantes años en la República Argentina. Ironías de la vida. Sea cual sea el destino que nos espere, las ganas de diversión, emulando los comportamientos, atuendos y rituales lúdicos que nos rodean, es algo que nos caracterizará siempre como seres con hábitos culturales, como seres humanos. ¡Viva la fiesta!
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ResponderEliminarte invito a mi blog
Abrazos
Chevi,no sé si será un error, pero cómo vas a tener una hermana nacida en 1933?.
ResponderEliminarMe encantan tus referencias históricas acerca de nuestras ferias, ignoraba algunos datos que me ha gustado conocer. Un saludo y buena feria. Lida
¿Quién eres, Lida?. Me has comentado varios post y todavía no te reconozco. Usa el correo que aparece en el perfil de blogger si quieres seguir guardando tu identidad.
ResponderEliminarNo es un error lo de mi hermana. Esta era la mayor, luego tengo otro hermano con 73 años (nació en 1935) y una hermana con 63. Todos son hermanos de padre, aunque no de madre. Mi hermano mayor tiene ya nietos, incluso de mi sobrino mayor (tiene 37 años el "crío"). De la segunda mujer de mi padre somos dos hermanos más. En el post "Vindicación de mi padre" lo cuento como parte de su biografía. Y, en fin, yo también tenga ya cierta edad.
Un saludo.